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La reapertura de las academias flamencas

Tras el parón causado por la crisis sanitaria a causa de la Covid-19, el mundo flamenco comienza a respirar con la aparición de espectáculos y aperturas de peñas y academias.


La Covid-19 o el coronavirus, como prefieran llamarle, no entiende de bulerías o fandangos. Tampoco de cante, baile o toque, y mucho menos cuando le hablan de palos. Lo que sí entiende es de cierres y confinamientos. Debido a la crisis sanitaria causada por este virus, desde marzo el mundo quedó paralizado. El mundo de la cultura ha sido uno de los sectores más desfavorecidos y con él, los artistas, tablaos, peñas y teatros.

Tanto es así que el sector se ha movilizado para pedir ayuda al Gobierno de España a través de la asociación Unión Flamenca, con Eva Yerbabuena, Arcángel, Marina Heredia, Dortantes y algunos más liderando el movimiento. Por otro lado, según la nueva Asociación Nacional de Tablaos Flamencos de España, estos espacios cerrarán sus puertas definitivamente si no hay urgentemente un Plan Nacional de Ayuda al Flamenco.

¿Qué pasa con las academias?

La formación, en su mayoría, ha virado el rumbo hacia entornos online para intentar mantener las aulas abiertas. La proliferación de clases a distancia ha sido esperanzadora, teniendo a la guitarra, el baile, las palmas y el cante como un reclamo importante.

«Recuerdo que cuando empecé a dar clases por Skype, que es por donde las doy, mucha gente me decía que estaba loco, que eso no podía ser, que no era lo mismo. Pero mira, al final se ha convertido en algo habitual», explica Miguel Salado, guitarrista jerezano que empezó a dar clases a distancia en 2011.

«El cliente está cambiando. Si normalmente tengo gente nacional e internacional, en este confinamiento estoy notando una mayor demanda a nivel internacional, aunque también mucha gente de la provincia, de Murcia y de Madrid», asegura Salado en declaraciones recogidas por Diario de Jerez.

 

«Quería ver sobre todo cuál era la resistencia, sobre todo de los alumnos más grandes, pero usar la mascarilla hace muy complicada la clase porque acabas asfixiada», explica la bailaora Estefanía Cuevas

 

«Ahora bien, no es lo mismo dar clases a seis o siete que yo daba habitualmente, que hacerlo a la escuela entera, porque a todos los alumnos que tengo, muchos de Jerez y de la provincia, se los doy por Internet. Desde que empezó el confinamiento me pego por lo menos doce horas de clases. Llego todos los días a mi academia a las nueve de la mañana y salgo a las nueve de la noche, tengo que comer aquí y todo», comenta el también guitarrista José Ignacio Franco.

En Jerez incluso han puesto en marcha una web dedicada al flamenco bajo el dominio flamencodejerez.org. En ella destaca la iniciativa Flamenco desde Casa, en la que se ofrece, debido al confinamiento y a la nula actividad escénica, una serie de encuentros grabados desde los hogares de artistas locales del cante, el baile y el toque.

La reapertura de escuelas

Poco a poco empieza a verse la luz y en Cordopolis han elaborado un reportaje en el que se habla sobre la reapertura de muchas academias flamencas en Córdoba durante los meses de junio y julio con reducción de alumnos en clases y el uso de mascarillas como protagonistas.

«Quería ver sobre todo cuál era la resistencia, sobre todo de los alumnos más grandes, pero usar la mascarilla hace muy complicada la clase porque acabas asfixiada», explica la bailaora Estefanía Cuevas sobre la primera toma de contacto de su academia. Su escuela abrirá oficialmente el 29 de junio, pero ya ha querido ir viendo cómo serían las clases en la llamada «nueva normalidad», firma Alejandra Luque en su artículo.

En la academia de Estefanía Cuevas, las clases se han reducido a cuatro alumnos, que deben seguir estrictos protocolos de limpieza y seguridad. Al vestuario solo podrán acceder de dos en dos. Además, las clases serán de una hora en lugar de dos, y entre clases habrá un descanso de diez minutos para que una máquina limpie el aire.

Otro caso es el de la academia de Yolanda Osuna, que sí ha vuelto a la actividad y sin mascarillas, ya que ha dividido el espacio en cuadrados de dos metros de seguridad. También ha colocado geles hidroalcohólicos por el estudio y mide la temperatura a su alumnado. También ha tenido que reducir las clases, de quince a ocho personas.

Finalmente, la academia de Encarna López –nombrada sede de la Escuela de Flamenco de Andalucía– abre sus puertas a principios de julio, pues todavía se encuentra adaptando el espacio a las nuevas medidas de seguridad. Tiene pensado dividir la escuela en parcelas individuales de dos metros, cuenta con un termómetro para sus alumnos y una alfombra especial para desinfectar los zapatos en la entrada.

 

Foto superior: imagen de archivo de la escuela de Flamenco Encarna López, Córdoba.

 


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