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La mujer flamenca, en Torres Macarena

¿Ha estado discriminada la mujer en el flamenco alguna vez, en alguna de sus etapas? ¿Lo está en la actualidad? ¿Lo tiene más difícil la mujer que el hombre, por el hecho de serlo?


El debate de mañana sábado en Torres Macarena, la peña flamenca sevillana, girará en torno al papel de la mujer en el flamenco, un tema que se ha puesto de moda, aunque esperemos que no se quede solo en eso. ¿Ha estado discriminada la mujer en el flamenco alguna vez, en alguna de sus etapas? ¿Lo está en la actualidad? ¿Lo tiene más difícil la mujer que el hombre, por el hecho de serlo? Son preguntas que deberían tener una respuesta y de esto se trata, de encontrar la respuesta.

A mí es un asunto que nunca me ha ocupado mucho tiempo porque jamás percibí que la mujer flamenca estuviera discriminada respecto al hombre. Es verdad que, como empecé en las peñas flamencas, recuerdo que en algunas no había socias, solo socios, y aquello no lo entendía bien. Iban las mujeres acompañadas de sus maridos, y si alguna iba sola, lo cierto es que era mirada con recelo incluso por las demás mujeres. Eso cambió pronto y hoy no solo son socias, sino que presiden algunas de estas peñas.

Cuando el flamenco empezó a subirse a los escenarios, la mujer ya estaba ahí. Solo hay que leer los periódicos o los libros. En la célebre fiesta de Sevilla que relató Estébanez CalderónUn baile en Triana (1842), estaban La Perla y María de las Nieves, con Juan de Dios, El Planeta, El Jerezano y El Fillo. El escritor no destaca el hecho de que aquellas mujeres participaran de la fiesta, supongo que porque era ya algo normal. ¿También en las familias gitanas? También.

A mediados del siglo XIX, y esto lo he destacado ya otras veces, un tal Peicker organizaba fiestas en Triana para turistas, y en esas fiestas participaban no solo boleras castellanas, sino bailarinas gitanas. Y cuando la fiesta tenía lugar en algún salón o academia de Sevilla o en fiestas particulares, siempre iban unas gitanas de Triana para animar la fiesta. Cobrando, claro está. Eran las flamencas, seguramente mujeres, hermanas o hijas de cantaores de Triana como Manuel Cagancho, Juan el Pelao o Curro Puya.

María Borrico, La Sarneta, La Andonda, La Cuenca, Concha la Carbonera o La Rubia de Málaga eran mujeres que trabajaban en los cafés cantantes o en el teatro. Eran además creadoras de estilos de seguiriyas o soleares, luego no solo se buscaban la vida, sino que aportaban músicas o letras al repertorio flamenco. Las hubo también empresarias, como Tomasa Junquera, la hermana del también empresario jerezano, y cantaor, Juan Junquera. ¿Una mujer gitana de empresaria de cafés cantantes, y en Jerez? Pues así es, aunque por lo visto el que prostituyó el cante gitano fue Silverio.

La mujer jugó un importante papel en la gestación del arte flamenco, y en la actualidad es un papel absolutamente protagonista puesto que ocupa cargos de relevancia en las instituciones públicas o privadas. Las mujeres dirigen peñas, revistas y programas de radio. También festivales importantes o tablaos. Hay doctoras en Flamenco, y escritoras especializadas, así como críticas. Por tanto, no parece lógico que haya ahora tanta polémica sobre el papel de la mujer en el flamenco, precisamente cuando ocupa una posición importante, sin duda por sus propios méritos.

De todo esto vamos a hablar mañana en Torres Macarena, como el pasado sábado lo hicimos sobre la Bienal. Seguro que será una tertulia interesante, a la que por supuesto están invitados.

 


Arahal, Sevilla, 1958. Crítico de flamenco, periodista y escritor. 40 años de investigación flamenca en El Correo de Andalucía. Autor de biografías de la Niña de los Peines, Carbonerillo, Manuel Escacena, Tomás Pavón, Fernando el de Triana, Manuel Gerena, Canario de Álora...

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