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Asintomáticos del duende

¿Se puede fingir el duende? Por supuesto. El cante, por ejemplo, está lleno de cantaores asintomáticos que imitan a cantaores con el duende natural: Camarón, Agujetas, Mairena o Caracol. El mimetismo ha existido siempre, desde que existe la discografía.

El cantaor Rancapino Chico

En medicina, una afección se considera asintomática si el paciente es un portador de una enfermedad o infección pero no experimentan síntomas. Una condición puede ser asintomática si no presenta los síntomas notables con los que normalmente se la asocia. Esto valdría perfectamente para el flamenco. Hay asintomáticos del duende. O sea, que no presentan los síntomas. Existen dos clases de duende, el natural y el fingido, habiendo más de los segundos que de los primeros.

¿Se puede fingir el duende? Por supuesto. El cante, por ejemplo, está lleno de cantaores asintomáticos que imitan a cantaores con el duende natural: Camarón, Agujetas, Mairena o Caracol. El mimetismo ha existido siempre, desde que existe la discografía. Escuchen los discos de pizarra, desde los primeros hasta los últimos, en los cincuenta. Chacón, Manuel Torres y Pastora son la base de casi todo, y eran tres voces distintas y con personalidad.

 

«Rancapino Chico se lleva bien con el duende y es el menos asintomático de todos. Tiene los síntomas del pellizco y la emoción. El virus del duende se le metió en el pecho y nos parte el alma de gusto»

 

Un cantaor no nace con un sonido determinado en la voz, sino que cuando empieza a cantar busca el que le gusta o el que mejor le va. Pongamos un ejemplo claro. Si escuchan los primeros discos de Antonio Mairena verán que busca a Manuel Torres y la Niña de los Peines, aunque no los imita del todo. Si ponen un vinilo del maestro de los Alcores y avivan la velocidad, saldrá Pastora. Era su primera referencia, sin duda. Pero de una manera asintomática, sin síntomas notables de emoción. Pura técnica, para que me entiendan.

Busquemos ejemplos más cercanos. Por ejemplo, Antonio Reyes y Rancapino Chico, que se parecen mucho. Recuerdo que cuando comenzó a salir Antonio Reyes buscaba mucho el modelo de Caracol y Mairena, para poco a poco ampliar el espectro y quedarse en sonidos más de este tiempo: Chiquetete, Panseco, Camarón… Estos tres eran distintos, con un sonido claro cada uno, pero el cantaor chiclanero los hace pasar por el tamiz de su garganta y consigue un resultado excelente, sin haber logrado aún un sonido totalmente propio.

Rancapino Chico busca el sonido, mejorado, de su padre, algo lógico porque es su primera referencia, la que tenía más cerca, en casa, cuando comenzó a querer cantar. Se lleva bien con el duende y es el menos asintomático de todos. Tiene claramente los síntomas del pellizco y la emoción. El virus del duende se le metió en el pecho y nos parte el alma de gusto.

 


Arahal, Sevilla, 1958. Crítico de flamenco, periodista y escritor. 40 años de investigación flamenca en El Correo de Andalucía. Autor de biografías de la Niña de los Peines, Carbonerillo, Manuel Escacena, Tomás Pavón, Fernando el de Triana, Manuel Gerena, Canario de Álora...

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