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El abuelo regresa del exilio

Se han atrevido a llevar a Martirio, que es una Serneta de este tiempo. ¿Sabías que La Serneta de Jerez usaba peinetas? No, no lo sabía. Pero Martirio no es flamenca, ¿no? Depende de cómo lo mires. Tendrá que mejorar el cambio de María Borrico y la cabal de Junquera, pero por lo demás puede pasar por flamenca en Pamplona.


– Abuelo, la de personas que te han echado de menos estos meses. ¿Dónde te habías metido? No puedes desaparecer así por las buenas, porque bajamos el nivel.

-Pensaba no volver más a España, porque está todo muy mal. No me refiero solo al flamenco, como comprenderás, aunque aquí es lo que nos interesa.

– No habrás estado en Pamplona…

– Nooooo. Pues mira, es un festival que tiene su puntito. Se han atrevido a llevar a Martirio, que es una Serneta de este tiempo. ¿Sabías que La Serneta de Jerez usaba peinetas?

– No, no lo sabía. Pero Martirio no es flamenca, ¿no?

– Depende de cómo lo mires. Tendrá que mejorar el cambio de María Borrico y la cabal de Junquera, pero, por lo demás, puede pasar por flamenca en Pamplona. En Jerez a lo mejor no, porque allí son más de Tía Juana la del Pipa.

– Creo que estás de coña, abuelo, que me estás vacilando. Pero bueno, tú sabrás. ¿También ves bien lo del flamenco en los balcones?

– Hombre, eso ya no. ¡A dónde vamos a llegar! Yo los hubiera vestido de toreros. A los que han cantado o tocado la guitarra en los balcones de Pamplona, quiero decir. Eso sí que sería algo muy español. Los flamencos han actuado en todas partes, hasta en La Bodeguilla, con eso está dicho todo. Al fin y al cabo, lo de cantar en los balcones no es nuevo: se cantan saetas desde hace más de un siglo. Que por cierto, el Arzobispado de Sevilla lo prohibió en los años veinte del pasado siglo, en favor de la saeta espontánea que se podía escuchar en la calle al pie de alguna procesión y sin que mediara estipendio alguno

– Pero solo saetas, ¿no?

– Pues mira, la Niña de los Peines celebraba siempre sus cumpleaños en su casa con familiares, amigos y artistas. Cuando vivía en la calle Peral, en la Alameda, antes de hacerlo en Calatrava, unos vecinos se juntaron en su puerta para felicitarla y ella salió y les cantó unos tangos con la guitarra de Pepe Martínez. O sea, que lo de Pamplona no es una novedad, aunque lo vayan a seguir explotando.

– Sé que estuviste en el Festival de Cante Jondo Antonio Mairena. ¿Qué tal?

– Sí, estuve. Más gente que en la guerra. Era un cartel bonito y equilibrado, así que tenía tirón. Creo que este histórico festival va a levantar cabeza y eso será bueno, porque lleva el nombre de Antonio Mairena, que para mí ha sido de los mejores de su tiempo. Deben acortarlo, que no dure tanto, pero por lo demás Mairena del Alcor tiene mucho que decir todavía en el flamenco.

– ¿No estuviste en el concurso?

-No, me lo prohibió el médico hace tiempo. Nada de concursos. Hace falta un nuevo modelo de concurso de cante, porque esto ha cambiado mucho. El actual modelo ya no vale. Bueno, sí, vale para ganar dinero. Si en vez de dinero dieran un diploma o una colección de libros de flamenco no iría nadie.

– Por cierto, abuelo. Ya tenemos otra vez a Ortiz Nuevo al frente de la Bienal de Flamenco.

– Eso parece. Y espero que haga bien las cosas. La Bienal necesita un empujón y un cambio de mentalidad. No podemos decir que esté muerta porque se siguen llenando los teatros, pero entró en una rutina insoportable. Ortiz Nuevo debería refundarla, señalar un nuevo camino y luego irse a descansar, que se lo ha ganado. Aunque no creo que eso lo vaya a hacer en uno o dos años.

– Abuelo, ¿algún proyecto inmediato?

-Quiero escribir mis memorias de aficionado. Confieso que he sentido, este será el título del libro.

– Miedo me das, abuelo. Seguro que serán unas memorias polémicas.

– No, no lo serán. Eso sí, llamo al pan, pan, y al vino, vino. No puedo defraudar a mis fieles.

– Gracias, abuelo.

– ¿Por qué?

– Por regresar a la actualidad del flamenco.

– Nunca me voy del todo, ya lo sabes.

 


Arahal, Sevilla, 1958. Crítico de flamenco, periodista y escritor. 40 años de investigación flamenca en El Correo de Andalucía. Autor de biografías de la Niña de los Peines, Carbonerillo, Manuel Escacena, Tomás Pavón, Fernando el de Triana, Manuel Gerena, Canario de Álora...

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