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Esos compadres de los artistas

Si hay un personaje interesante en el mundo del flamenco, digno de análisis, es la figura del compadre. Todos los artistas de lo jondo tienen un compadre y suele ser un personaje entrometido que a veces manda más que el propio artista.


Una vez dije que habría que hacer un libro sobre las sufridas mujeres de los artistas flamencos, sobre todo de las de antaño. El artículo tuvo mucha aceptación. Pero si hay un personaje interesante en el mundo del flamenco, digno de análisis, es la figura del compadre. Todos los artistas de lo jondo tienen un compadre y suele ser un personaje entrometido que a veces manda más que el propio artista.

Compadres los hay de dos tipos: con dinero o más tiesos que un bacalao. El de parné es el que va pagando todas las copas, y el tieso, el que le lleva el traje y no paga ni amarrado. Los dos tipos suelen ser personas que se permiten toda clase de licencias, como, por ejemplo, decirle al del sonido cómo tiene que trabajar. “Dale más rever, picha”, solía decir un conocido compadre de Chano Lobato, como si él supiera lo que era una mesa de sonido. Pero tenía su ángel, como no podía ser menos. Juan el Camas fue una noche a cantar a un festival de un pueblo de Sevilla, el Castillo de las Guardas, y llevaba la voz destrozada. Como lo obligó a ir Pulpón, el célebre representante, el Camas salió al escenario y le dijo al público: “Vengo mudo, pero fijarse bien en las letras que son muy bonitas”. Mientras, su compadre, otro buscavidas con arte como él, se encargaba de explicar a los asistentes los motivos de su inoportuna ronquera: “Es que anoche durmió con el culo al aire, ¿saben ustedes?”.

 

«Vendo parcela en Vejer de la Frontera, idónea para casa de campo, con árboles frutales y pozo propio. Interesados, contactar con Emilio Puertas, compadre del Chato de la Isla»

 

El número de compadres de un artista es siempre proporcional a su fama. ¿Cuántos tuvo el gran Chacón? Incontables. Uno de los más famosos fue el Tripa de Linares, aquel que protagonizó la anécdota contada por Mairena en sus memorias, en la que un día que cantaba bien Manuel Torres y que Chacón lo jaleaba como fuera de sí, le tiraba de la chaqueta porque creía que estaba dando la nota, al ser rivales. Y Chacón le dijo: “¡Vaya usté a la mierda, compare!”. Y no digamos Camarón, al que le salían hasta de debajo de las piedras. Que levante la mano quien no haya sido compadre del genio de la Isla. O comadre, que también ha habido y hay comadres célebres, que darían para otro buen libro.

Enrique Morente tuvo un compadre, el arquitecto Felipe Martín Chica, singular granadino de Zafarraya, que fue el único que podría escribir un libro sobre el maestro, porque lo acompañaba en todos los conciertos. Además cantaba igual que Enrique, era clavado. No he conocido a un compadre tan fiel como Felipe, capaz de dar la vida por su compae, como él lo llamaba. Y además era de los que pagaban copas, no de los que van de gañote, aunque esto no tenga la mayor importancia.

El Niño de Marchena tuvo también una legión de compadres y todos cantaban como él, o al menos lo intentaban. De hecho, en uno de sus discos de pizarra no es el maestro quien canta una taranta, sino uno de sus incontables compadres e imitadores. Marchena siempre dijo que no era él quien la cantaba, pero nadie lo creyó nunca, por su fama de bromista. Y el susodicho compadre también lo iba diciendo y nadie le echó cuenta tampoco, como era lógico. Y se murió con esa pena.

Por último, hay otro aspecto a destacar, creo que imprescindible, de los clásicos compadres de los artistas flamencos. Me refiero a aquellos que cuando muere el ídolo se hacen tarjetas de visita –se ha dado el caso– donde hacen constar su condición de compadre de tal o cual artista, lo que les suele abrir puertas. Un día vi un anuncio en un periódico que decía lo siguiente: “Vendo parcela en Vejer de la Frontera, idónea para casa de campo, con árboles frutales y pozo propio. Interesados, contactar con Emilio Puertas, compadre del Chato de la Isla”. No me digan que esto no merece un buen libro.

 

Imagen superior: Chato de la Isla (vídeo de Canal Sur)

 


Arahal, Sevilla, 1958. Crítico de flamenco, periodista y escritor. 40 años de investigación flamenca en El Correo de Andalucía. Autor de biografías de la Niña de los Peines, Carbonerillo, Manuel Escacena, Tomás Pavón, Fernando el de Triana, Manuel Gerena, Canario de Álora...

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