Su propio nombre lo dice. Festival de Cante Grande. Y no decepcionó. La penúltima cita estival tuvo que abandonar su tradicional Parque de la Constitución a causa de la previsión meteorológica. Cambio de planes con un solo día de antelación. Caseta municipal del Recinto Ferial. Cambia el sonido, cambia el aforo, cambia la escena. Un trabajo hercúleo que hay que reconocerle a la organización, encabezada por la Peña Flamenca El Rincón del Pilar y el propio Ayuntamiento de El Viso del Alcor. Bueno, pues no cayó ni una gota.

Cuatro cantaores, una de baile y un fin de fiesta metido con calzador. La moda de contratar a una muchedumbre que apenas cabe en el escenario. Bulerías, vengan bulerías. De cuándo y de cómo, como se dice por estas tierras, se han cantado bulerías en Los Alcores. Pues póngame usted cuarto y mitad, que no he tenido bastante con las magníficas que nos han regalado Antonio Reyes y Jesús Méndez. Que sí, que el elenco es de categoría: José Suárez Torombo, Mari Peña, Antonio Moya, Guillermo Manzano, Joaquina Amaya… Pero que yo me voy, que se ha colado por la lona trasera un grupo de impresentables, cubata y cigarro en mano, y casi nos arruina la actuación de Antonio Reyes con sus oles y rebuznos a destiempo.

 

«Méndez es uno de los mejores cantaores de este siglo. Lo tiene todo: elegancia, jechuras, donaire. Una voz gitana y gorda, escalofriante. Te hiere con mala leche»

 

Y eso que empezó bien, muy bien, la cosa. Un recuerdo para Inmaculada Martín, la cantaora visueña fallecida hace pocas semanas a la edad de treinta y cuatro años. Pocas veces faltaba a su cita anual con sus paisanos. Rubito Hijo lleva su aljaba de cante grande llenita de flechas negras. La malagueña de la Peñaranda, ahí la lleváis, acompañada de un soberbio fandango de Frasquito Yerbabuena, al toque abandolao de Antonio Cáceres. Has visto cómo suena esa guitarra, primo. Es una Francisco Barba, en cedro y ciprés. Por cierto, desde esta noche el festival se va a llamar también de toque grande. Mucha complicidad, y buenas sensaciones. Tientos tangos y fandangos. Me quedo con la seguiriya. Y yo también. Mira con qué cara de felicidad da la vuelta al ruedo.

Quién viene ahora. Jesús Méndez, uno de los mejores cantaores de este siglo. Lo tiene todo: elegancia, jechuras, donaire. Una voz gitana y gorda, escalofriante. Te hiere con mala leche en los bajos y medios, a la par que se estira para tocar el cielo del pentagrama. Un jerezano que suena a Cádiz por alegrías. Qué más quieres. Que me transporte a Jerez por soleá bailable. Ya lo tienes. La sonanta de Miguel Salado es patrimonio de la Humanidad, aunque tú la quisieras para ti solo, recostarte en ella y tocar la gloria con sus manos. Cuando Jesús llega a los fandangos y prescinde de la megafonía, los oles vuelan desde la vecina Mairena del Alcor, desde el mismísimo mausoleo de don Antonio.

Una ovación como una tormenta seca resuena bajo la chapa de la caseta municipal. Porque sale a escena don Segundo Falcón, que devuelve un abrazo emocionado a sus paisanos. Anda que viene cojo de guitarras. Manolo Franco y Paco Jarana. Ya te digo, festival de toque grande. Qué más trae. Pues un cajón, a las manos de Antonio Coronel. Y qué más. Pues dos pares de palmas que también hacen coros. Segundo Falcón es un maestro consumado en el cante de atrás. Pero ha elegido tratar el cante de alante con el mismo formato, lo cual a veces chirría demasiado. No se entiende el exceso de base rítmica en un cante por alegrías donde no hay baile ni se le espera. Me quedo con la magnífica tanda de soleares alfareras. Ahí sí paró el reloj de la antigua Capillita del Carmen. Llamó a la puerta del Niño Segundo y preguntó por Antonio el Arenero. Y se encerraron por dentro hasta las claras del día.

 

«Antonio Reyes trajo su famoso bálsamo de curar corazones. Es una mezcla de aguamiel y jamón de bellota. Por soleá, la pureza del cante se te agarra a la garganta»

 

Prepararon la escena para el baile de Antonio Canales. Volvió el cuadro completo de Segundo Falcón, con él a la cabeza. La sorpresa de la noche viene con él, se llama Inmaculada Rivero. Cantó por seguiriyas como una grande, grande. Aparece don Antonio, el gran maestro trianero. Trae su carrera impecable, y todo el respeto debido, dentro de sus rojas botas. Y bajo su camisa negra y su pañuelo rosa de lunares blancos, qué trae. Una falta de forma física que no se puede tolerar en un bailaor profesional. Y ya no es solo una cuestión de estética, que también, pues el baile es, entre muchas cosas, plasticidad. Esta noche has luchado contra el baile, como luchan los cantaores viejos contra el cante cuando quieren y no pueden. Sin embargo, tú no eres viejo. Y tu baile emociona como el de pocos, pero tienes que cuidarte, que nos puedes hacer tocar la gloria con tu baile gitano muchos años más.

Antonio Reyes trajo bajo el brazo su famoso bálsamo de curar corazones. Es una mezcla de aguamiel y jamón de bellota, que trae en un lebrillo fabricado en Chiclana de la Frontera, Cádiz. Al estilo del lomo en manteca, o de la manteca colorá con zurrapa de lomo, si no la conoces tienes que probarla. Antonio toma la pata y la coloca en el jamonero de Jesús Salado, que va sacando lonchas de entre sus dedos en forma de antiguas falsetas. Por soleá, la pureza del cante se te agarra a la garganta. Una de Alcalá, una de la Andonda y otra del Mellizo. Dame de beber esos tangos, en los que te mueves como gamba en el agua. La miel de su cante brota como el nacimiento del río grande. Por bulerías y fandangos, correcto. Cambia el repertorio, niño. Te quedas al fin de fiesta. No sé.

Fotos: Andrés Jim

 

FICHA ARTÍSTICA:

Espectáculo: 39º Festival de Cante Grande de El Viso del Alcor
Lugar y fecha: Recinto Ferial, El Viso del Alcor, Sevilla. 14/9/2019

Al cante: Rubito Hijo, Jesús Méndez, Segundo Falcón y Antonio Reyes
Al toque: Antonio Cáceres, Miguel Salado, Manolo Franco y Paco Jarana
Palmas: Joaquín González, Luis Dorado, Diego Montoya, Manuel Salado, Inmaculada Rivero y Juan Cantarote
Percusión: Antonio Coronel
Artista invitado (baile): Antonio Canales
Presentadora: Sara Arguijo