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Sergio de Lope: a favor de los vientos

El cordobés Sergio de Lope y su banda demostraron en el Teatro Lope de Vega de Sevilla el buen momento que atraviesa el saxofón y la flauta flamencos, con una gran Ana Morales como bailaora invitada.


Si hace poco celebrábamos en este portal el gran momento que vive el piano flamenco, hoy toca hacerlo con los vientos, especialmente la flauta y el saxofón. No hace falta remontarse al maestro Pedro Iturralde para reconocer la aportación a la música jonda que ha venido realizando estos instrumentos, clave en múltiples hermanamientos con el jazz. Desde el toque glorioso de Jorge Pardo o la precoz madurez de un Antonio Mesa a promesas doradas como Antonio Lizana o Diego Villegas, hay ya tradición y, lo que es más importante, horizonte. Y en ese porvenir hay que contar con Sergio de Lope desde que se diera a conocer, hace ya seis años, con un disco notable como A night in Utrera.

Un año ha demorado a cuenta de la covid-19 la visita de este cordobés de Priego de Córdoba a Sevilla, aunque la cita por fin pudo hacerse realidad ayer en el teatro Lope de Vega. Y el público, mermado por las restricciones de aforo, los condicionamientos horarios –era mediodía– y demás incomodidades pandémicas, acabó en pie y aplaudiendo entregado a la presentación de la segunda entrega discográfica de De Lope, titulada Ser de luz.

 

«Una reinterpretación de palos tradicionales en los que vamos pasando de las atmósferas sosegantes a momentos de gran intensidad y densidad instrumental, incluso abrumadores»

 

En las credenciales flamencas de Sergio de Lope destaca el primer premio del Filón Minero en el 57 Festival Internacional de Cante de las Minas, además de venir acompañado por Matías López, Mati, quien conquistó la Lámpara Minera de La Unión en 2019. Sin embargo, bastó que se abriera el telón y arrancaran las primeras notas para entender que la propuesta del grupo iba a discurrir por la senda de la heterodoxia, aunque sin perder nunca de vista el faro de la jondura.

Desde la nana inicial insinuaba la banda la tónica que seguiría en la próxima hora larga, a saber: una reinterpretación de palos tradicionales en los que vamos pasando, a veces dentro de la misma composición, de las atmósferas sosegantes a momentos de gran intensidad y densidad instrumental, incluso abrumadores.

Hay quien defiende la flauta como el instrumento más cantaor, por su respiración y su timbre. El toque de Sergio de Lope no va, sin embargo, por esos derroteros, asumiendo un notable peso en los temas y mostrándose a menudo enérgica, casi rockera, o sin el casi: en más de una ocasión pensé en el Ian Anderson de Jethro Tull o en el José Carlos Molina de los españoles Ñu.

En efecto, la propuesta conjuga la tradición flamenca con el espíritu del rock progresivo, la psicodelia y el jazz. Por el repertorio del cordobés y los suyos desfilan la Niña de los Peines de la mano de Enrique Morente, tangos y fandangos a alta temperatura, se hacen oír unos tanguillos de Cádiz metidos en tonalidades y ritmos audaces, el garrotín, el espíritu de Pepe Marchena por guajiras o la Tarara, para terminar en la bulería De chiquita, primer sencillo de Ser de luz.  

 

«Las fusiones ganan cuanto más fundadas están en el conocimiento y la reflexión, porque el riesgo de no enriquecer, y hasta de desnaturalizar el original, es elevado»

 

No dudo que todas estas adaptaciones tengan su profunda razón de ser, pero este espectador no siempre supo reconocerlas. Más allá de la solvencia de la banda –completada por el guitarrista David Caro, Dani Arjona a la guitarra eléctrica, el percusionista Javier Rabadán y el bajista Juanfe Pérez, que hizo un solo sobresaliente– y de la rotundidad del conjunto, las fusiones ganan cuanto más fundadas están en el conocimiento y la reflexión, porque el riesgo de no enriquecer, y hasta de desnaturalizar el original, es elevado.

Con todo, el espectáculo de Sergio de Lope es serio y convincente, la suma de unos talentos jóvenes, disciplinados y sobrados de ganas, abiertos a los recursos tecnológicos –efectos de voz, sonidos sampleados, loopers– pero que no olvidan poner alma y corazón en lo que interpretan. La guinda la colocó Ana Morales, una de las bailaoras más en forma del panorama actual, perfecta elección para el grupo por lo que tiene de vigor y sensualidad, clasicismo y atrevimiento. 

Fotos: Masukomi Comunicación

 

Ficha artística

Flautas y saxos: Sergio de Lope. Cante: Matías López. Guitarra: David Caro. Bajo eléctrico: Juanfe Pérez. Guitarra eléctrica: Dani Arjona. Percusión: Javier Rabadán. Baile: Ana Morales. Lugar: Teatro Lope de Vega. Fecha: Sábado, 27 de marzo.

 

 


Un pie en Cádiz y otro en Sevilla. Un cuarto de siglo de periodismo cultural, y contando. Por amor al arte, al fin del mundo.

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