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Carmen de la Jara: «Ya puedo decir que soy hija predilecta de mi Cádiz de mi alma»

La cantaora gaditana acaba de recibir esta gran distinción por parte del Ayuntamiento de Cádiz. «Estoy como en una nube. Siempre he sido una fanática de Cádiz, no lo puedo remediar», dice.


Hay ciertos instantes en la vida que uno conserva para siempre entre los frágiles estantes de la memoria. Como el día en que Carmen de la Jara –Carmen Sánchez de la Jara, Cádiz, 1955–, vestida de marfil, entró por la puerta del templo del cante de la Taberna Flamenca El Marqués de Cádiz. Desde dentro, su figura parecía enmarcada en una fotografía antigua, donde el amarillo solo podía figurar el recuerdo indeleble de quien crees haber conocido en una vida anterior.

Carmen de la Jara es la última defensora de los cantes de Cádiz por derecho. Junto a María Vargas, y desaparecida Mariana Cornejo, es de las pocas depositarias de las esencias y las enseñanzas de la Perla de Cádiz, Pericón o Aurelio Sellés. Posee una extensa discografía, entre la que sobresale una antología que es toda una obra maestra del flamenco: Tesoros del Cante Antiguo Gaditano (2009), por la que fue merecedora, junto al gran investigador Antonio Barberán, del Premio Nacional de la Cátedra de Flamencología de Jerez. Gaditana, no solo por los costados, sino de los pies a la cabeza, siempre ha llevado el nombre de Cádiz en la portada de sus discos. El Ayuntamiento de su ciudad acaba de nombrarla Hija Predilecta de Cádiz.

 

– Carmen, imagino que los sentimientos no le dejan aún tomar conciencia de lo que significa este reconocimiento.
– La verdad es que no sé qué decir. Aún no me lo creo, estoy como en una nube. Con todos los artistas que hay por delante de mí en Cádiz… El mismo Juanito Villar, que es un monumento en vida, con ese arte que tiene. Yo no sé por qué no le dan nunca nada. Aquí quedan ya muy pocos de los antiguos, algunos muy viejitos que están en las residencias, como Chiquito de Cádiz. O Paco del Solano, al que hace un tiempo le hicimos un gran homenaje. Yo creo que a este hombre no le han dado nunca una distinción como esta. Si viviera Mariana Cornejo… A ella se lo habrían dado también a la par mía. Porque todos saben que hemos llevado una carrera conjunta, y siempre nos han distinguido a las dos a la vez. Estoy abrumada.

– Bueno, pero estará usted feliz, ¿no?
– Claro, cómo no iba a estarlo. Bendito sea, por lo menos me puedo morir diciendo que soy… Manolo, ¿cómo se llama lo que me han dado? Hija Predilecta. Hija Predilecta de mi Cádiz de mi alma. Date cuenta que todos mis discos llevan el nombre de Cádiz en la portada. Siempre he sido una fanática de Cádiz. No lo puedo remediar. Lógicamente cada uno tira para lo suyo, porque el que no es agradecido no es bien nacido.

 

«Estos días, cuando salgo a hacer la compra, tardo una eternidad en llegar a la plaza de abastos de tanto como me paran. Carmen, enhorabuena. Carmen, me alegro mucho por ti. Carmen, qué guapa estás, jaja»

 

– ¿De quién se acuerda en estos momentos?
– Me acuerdo de todas mis cosas que me han pasado, porque como son cuarenta años ya… De mis inicios, en los que mi marido me apoyó, y me sigue apoyando, muchísimo. De mi madre y de mi padre, que se han quedado con mis hijos cuando eran pequeños para yo poder irme a cantar. Mis hijos, que también han colaborado siempre, y que están orgullosos de su madre. De toda mi familia, y de lo querida que me he sentido siempre por todos. Me he acordado de por qué me han dado este galardón. Siempre tengo presente que yo soy de Cádiz. Así lo digo yo en uno de mis primeros discos, y amo a Cádiz sobre todo. Me acuerdo de que yo me he criado en esa Caleta, de todos los veranitos con mi madre y con mis amigas del colegio Virgen de la Palma. Ahí he disfrutado de lo lindo y me lo he pasado bomba. Que me siento muy gaditana. No puedo vivir en otro sitio que no sea Cádiz.

 

Carmen de la Jara, durante su entrevista con Luis Pérez en la taberna Flamenca El Marqués de Cádiz. Foto: Juan Luna

 

– ¿Cree que su carrera como artista se habría valorado de otra manera si hubiera renunciado a quedarse en Cádiz?
– Creo que sí, porque quizás hubiera tenido mejor suerte en cuanto a actuaciones. Aunque yo he viajado muchísimo. Repitiendo siempre en las mismas ciudades europeas. Toda España, prácticamente. De Andalucía me conozco todos los pueblos. Marruecos, América… Yo no me puedo quejar. También me ha gustado mucho grabar discos, y he hecho muchos. Estoy contenta con lo que me ha tocado. Es verdad que podría haber llegado más lejos si hubiera tenido mejores representantes. Pero para andar con representantes, tú sabes, hay que tener mucha libertad, y yo soy madre de tres niños. También me he cargado de nietos muy pronto. Yo he decidido estar más con mi familia y no irme tanto por ahí. Pero es verdad que, cuando lo pude hacer, lo hice y lo disfruté.

– ¿Y mereció la pena?
– Por supuesto. Porque yo he sido feliz así. He actuado muchísimo en mi ciudad, a donde me han llamado siempre he ido para colaborar en homenajes, rastrillos y todo tipo de actos benéficos. También he cantado muchas saetas, me han llamado muchas cofradías de Córdoba, Jaén, Málaga, etc. Hasta de Sevilla. Lo que yo he disfrutado cantando saetas por esas calles de Sevilla no se puede explicar. No me arrepiento de nada.

 

«Aquí lo que gusta de verdad es una fiesta. Aquí no se puede venir a cantar por seguirillas y llevarte una hora. Aquí gustan los cantaores que tienen ángel, chispa, y que acompañan el cante con su baile»

 

– ¿Diría usted que Cádiz es una madre poco amorosa con sus hijos?
– Conmigo desde luego que no, porque a mí me ha dado siempre mucho cariño. Aparte de que yo pueda tener mi público, que son incondicionales, muchísimas personas me paran por la calle para mostrarme su afecto. Estos días, por ejemplo, cuando salgo a hacer la compra, tardo una eternidad en llegar a la plaza de abastos de tanto como me paran. Carmen, enhorabuena. Carmen, me alegro mucho por ti. Carmen, qué guapa estás, jaja. Y aparte siempre me han colmado de distinciones. Soy Medalla de Oro de la Ciudad de Cádiz desde hace mucho.

– Por una vez los políticos se han puesto de acuerdo, gracias a Carmen de la Jara.
– Jajaja. Mira, los del Ayuntamiento me tienen muy en cuenta. Siempre que hay cualquier cosa me llaman. Y me invitan, de todos los partidos, para que les dé mi voto, creo. Me han dicho que en esta ocasión me ha propuesto el Partido Socialista, y que todos han estado de acuerdo. Por unanimidad. También en otra ocasión, cuando la Medalla de Oro, fue el Partido Popular el que me propuso. Qué ángel.

– ¿Está el flamenco gaditano en paz con Carmen de la Jara?
– Te digo una cosa. Aquí en Cádiz, quitando a los grandes maestros como Juanito Villar o Rancapino, no se le dice a nadie ‘qué bien cantas, o qué bien canta Fulanito o mira que baila bien Menganita’. Por otro lado, aquí el flamenco es muy gitano. En Cádiz gusta mucho el cante gitano. Y a mí también me encanta, por supuesto. Quizá los aficionados tengan preferencia por el cante gitano, igual que ocurre en otros sitios. Mas yo tengo el respeto de todo el mundo. Les puedo gustar más a unas personas que a otras. Pero no puedo quejarme de nada. Yo tengo mi cante, tengo mi forma, y tengo gente a la que les gusto muchísimo.

 

«Con todos los artistas que hay por delante de mí en Cádiz… El mismo Juanito Villar, que es un monumento en vida, con ese arte que tiene. Yo no sé por qué no le dan nunca nada. Aquí quedan ya muy pocos de los antiguos»

 

– Y los jóvenes flamencos, ¿saben quién es Carmen de la Jara?
– Hay una cantera de jóvenes que cantan todos muy bien. Vienen a buscarme a casa, a preguntar: Carmen, esto cómo es. Y a mí me llena de satisfacción, porque yo soy aficionada por encima de todo, y no quiero que el cante jondo se pierda. Conmigo son muy cariñosos. Creo que desde que salió el disco de Tesoros del Cante Antiguo Gaditano, de ese tiempo a esta parte, tengo muchos seguidores que me reconocen el esfuerzo por querer conservar tantos estilos. Aunque yo siempre canto lo mismo, los cantes básicos más gaditanos. Lo único es que los jóvenes no quieren saber nada de eso. Están con la música aflamencada y las fusiones, y de ahí no los sacas. Además, la gran mayoría están cantando para el baile. Es lógico, porque actualmente hay una camada de bailaores y bailaoras que quita el sentido. Están Pilar Ogalla, María Moreno, Edu Guerrero, El Junco, Juan Ogalla, Rosario Toledo, y muchos otros.

– Y a los no tan jóvenes, ¿les gusta el cante jondo?
– Mira, Luis. Gineto se recuerda por su baile, no por su cante. A su hermano, Pablito de Cádiz, igual, por su ángel y por su baile, más que por su cante. Lo que gusta en Cádiz es un artista que cante y que baile, eso es lo que les chifla. Aquí lo que gusta de verdad es una fiesta. Aquí no se puede venir a cantar por seguirillas y llevarte una hora. Yo lo he visto y lo he vivido. En el Teatro Pemán, mismamente, la gente se levantaba y se iba al bar. Ahora bien. Llegaba la hora de la bulería de un cantaor festero, o una cantaora festera: de ahí no se mueve nadie. Porque lo que nos gusta es divertirnos, pasárnoslo bien con el flamenco. Si viviera el pobre de Aurelio, qué dolor… Aquí se escuchaba antes el cante bueno, pero los cantaores de Cádiz siempre han sido graciosos, no me incluyo a mí, que tengo mi carácter y mi forma de ser. Aquí gustan los cantaores que tienen ángel, chispa, y que acompañan el cante con su baile. Cosa difícil, pues para eso hacen falta cualidades y mucho aprendizaje.

Fotos de Carmen de la Jara: Juan Luna

 

 

 


Filólogo madrileño. Media vida en Sevilla. Centinela de las palabras. Lo jondo le acelera peligrosamente el corazón.

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