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Manolete (1945-2022): recuerdo y semblanza

Manuel Santiago Maya, Manolete. Ese minimalismo, esa presencia que llenaba el escenario, el flamenco en bandeja de Manolete el de Granada al que no volveremos a ver.


Fue impactante aquella noche. El patio de la Fuenlonguilla, año 2001, escenario habitual de la Reunión de Cante Jondo de La Puebla de Cazalla, lleno hasta la bandera imaginaria. Un público respetuoso y agradecido, como cada año en este histórico festival, uno de los más antiguos de Andalucía.

 

Cuando llega el momento del baile, se presenta Manuel Santiago Maya “Manolete”, y parece que una carga eléctrica hace saltar de sus sillas de plástico a cientos de aficionados japoneses de cuya presencia no me había percatado hasta ese momento. Fue como ver brotar flores espontánea y automáticamente de un jardín de aficionados. Manolete… sobriedad, dignidad y elegancia en sus clásicas alegrías. Los aficionados nipones querían quedarse en pie, pero las protestas del resto del público lograron que se sentaran.

 

La tensa serenidad del bailaor es un poema de arte grande que provoca los gritos continuos de “¡maestro!” que llenan la noche. Sólo en una ocasión había observado semejante expresión de admiración a ultranza por un intérprete de flamenco, que fue cuando Camarón cantó en el frontón de Madrid en los años 70, y el enorme aforo se llenó de familias enteras.

 

Volvamos a La Puebla… Acaba el baile de Manolete. Otra vez el público en pie como una pieza, los aplausos suenan a fuegos artificiales fuera de control y los admiradores de fuera no vuelven a tomar asiento a pesar del medio programa que aún queda. Como por resorte, los incondicionales de Manolete abandonan el recinto que queda medio vacío. Así era y sigue siendo la adoración, el encumbramiento absoluto de un gran bailaor granadino que nos ha dejado huérfanos hace pocos días.

 

 

«Manuel Santiago Maya, una importante pieza del baile flamenco ya no está. Un estilo de líneas cubistas que ha podido calarse en otros abanderados del género como los Farrucos, Antonio Canales o el Güito, entre otros»

 

 

Baile geométrico, pero nunca frío. Inspirado minimalismo. Es la identidad de esta cantera de baile que es Granada plasmada en Manolete, su rostro esculpido en granito y su erguida figura, la perfecta estampa de elegante patriarca, con la bendición de haber podido ser gran transmisor de sus conocimientos a toda una generación emergente.

 

Manuel Santiago Maya, una importante pieza del baile flamenco ya no está. Un estilo de líneas cubistas que ha podido calarse en otros abanderados del género como los Farrucos, Antonio Canales o el Güito, entre otros.

 

Me es imposible no pensar en estos momentos en su hermano, Juan Maya Marote, reflejo de Manolete en guitarra que nos dejó en el 2002, y que también había sido bailaor en sus comienzos. Veo a los dos juntos en la imagen que aquí encabeza, caminando garbosos en perfecta armonía jonda, llevándose mutuamente en volandas hacia la verdad flamenca.

 

El veterano bailaor granadino Antonio Santaella, maestro de tantos jóvenes, dijo estas palabras al conocer la triste noticia: “Manolete fue un perfecto junco, bailaba de todo con una facilidad, como si no le costara nada. Los pies, fuertes e impecables, y una línea natural dibujada por los dioses. Tres nombres identifican aquella época del baile: Mario Maya, El Güito y el de nuestro añorado Manolete”.

 

Ese minimalismo, esa presencia que llenaba el escenario, el flamenco en bandeja de Manolete el de Granada al que no volveremos a ver.

 

Imagen superior: Marote y Manolete. Foto: Cueva de la Rocío

 

 


Jerezana de adopción. Cantaora, guitarrista, bailaora y escritora. Flamenca por los cuatro costados. Sus artículos han sido publicados en numerosas revistas especializadas y es conferenciante bilingüe en Europa, Estados Unidos y Canadá.

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