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Buen momento para el baile de Jerez

El Festival de Jerez, que se celebra anualmente a finales de febrero y principios de marzo, es el termómetro perfecto para conocer la salud del baile flamenco y la danza.


Si bien es cierto que el Festival de Jerez, que se celebra anualmente a finales de febrero y principios de marzo, es el termómetro perfecto para conocer la salud del baile flamenco y la danza a niveles mundiales, no es menos verdad que las redes sociales y los comentarios entre amigos pueden dejar en claro la realidad de lo que puede encontrarse en esta comarca gaditana que no deja de sumar a la historia de lo jondo numerosos intérpretes y de calidad, de esos que quedan en las líneas de oro. Del certamen referido al principio cabe destacar su atracción de público de cualquier país del mundo. En la pasada edición, año 2018, asistieron unos 34.500 participantes, procedentes de 45 países distintos, que se dice pronto. Una muestra que sube al escenario principal, Teatro Villamarta, a las figuras indiscutibles del baile local, así como también a otros espacios de renombre dentro de la programación. Joaquín Grilo, María del Mar Moreno, Andrés Peña, Antonio El Pipa, Leonor Leal, Mercedes Ruiz y Domingo Ortega son los nombres que suelen repetirse año tras años, merecidamente. Habría que señalar la presencia de Manuela Carpio, que tras su dedicación absoluta a la docencia ha abierto sus alas para deleitar a los que buscan el flamenco racial en su máxima expresión aumentando número de galas esta temporada. Estos son los nombres que más sobresalen de la nómina de bailaores/as de la tierra de Manuel Torre, aunque por suerte aún se cuenta con las colaboraciones de otras grandes maestras como Chiqui de Jerez, Ana María López, Juan Parra o la mismísima Angelita Gómez. Generaciones distintas, pero que siguen dando satisfacciones al respetable, que es de lo que se trata.

Y llega la nueva ola, la ferviente lozanía de los que quieren triunfar y coger el testigo de los anteriores. Este año se ha podido comprobar que existen buenos mimbres para la continuidad del baile, en artistas como Gema Moneo o Miguel Ángel Heredia, que han causado favorables sensaciones a los asiduos al Festival. La prensa ha llegado a nombrar a Moneo ‘Artista revelación’ de la edición XXII, casi empatada con Heredia. Y es importante resaltar este paso, ya que ambos beben de la escuela jerezana dejando entrever su amor por ese estilo de las viejas de Santiago o San Miguel, de esas que dejaron el sello para siempre, de Tía Juana la del Pipa, María Soleá, Luisa La Torrán, Ana Parrilla o algunas de la peña Tío José de Paula (Bastiana, Yoya, Currita, Churra, Majuma, Chicharrona, Salvaorita…). Pero la limpieza técnica cabe, y de sobra, en estos cuerpos gitanos que depuran en academias y con otros maestros los distintos estilos de la baraja. El resultado, inmejorable. Tal es la amplia nómina a mencionar en estas líneas que de seguro se olvidaría alguno, aunque sí han sido triunfos los de Juan Antonio Tejero e Irene Carrasco, en la edición de 2017, o el de Carmen Herrera en la de 2014, con el espectáculo Raíz y Pureza. También ha estado en últimas ediciones, como presentación, Beatriz Morales.

Entre los que deberían estar en la muestra, más tarde o más temprano se encuentran Ana María Blanco, Soraya Clavijo, Saray García, Jessica Brea, Rocío Marín o Fernando Jiménez. Es este último el claro ejemplo de lo que gusta en Jerez, de lo que más valoran los propios jerezanos. La naturalidad, lo difícil envuelto en facilidad, las muñecas cruzadas y en volandas de Diego de la Margara, sus pies en la losa, su cintura apenas móvil. O el propio Fernando Jiménez, que merece más de lo que tiene porque en sus genes están las asaduras del secreto. No tiene rival en una fiesta, que todo hay que decirlo. Son los típicos nombres que aparecen en otros formatos como Viernes Flamencos o circuito de peñas.

La clave de que haya tanto donde elegir puede deberse a que en una misma reunión espontánea y de las que más gustan a los flamencos se encuentran todas las generaciones representadas. Jerez es ese lugar en el que puede encontrarse una juerga en la que cantan alguno de los Zambos, Carpios o Méndez, y salir bailando, en distintos tiempos, Ana María López, Saray García o Pepe El Zorri, ese hombre mayor que tan buena planta tiene y que deja embobado al que mira. 82 años, no es para menos. ¡Ah! y aún puede aparecer Rocío Carrasco, triunfadora de la pasada edición de los Viernes Flamencos (ronda los ocho años) junto a Triana Jero, algo mayor, y acabar con el cuadro Rocío La Jerezana, para comérsela. La convivencia más real y auténtica provoca que no haya deficiencias conforme pasan los años y el baile de Jerez goce de una salud de hierro y advierta futuro, gran futuro.

 

 


Jerez, 1991. Flamenco y comunicación las 24 horas del día. Desde 2012 en prensa escrita, tertulias radiofónicas, programas de tv, presentación de festivales, revistas especializadas... En mi familia todos bailamos por bulerías, aunque yo soy el único periodista.

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