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Fallece Jiro Hamada, impulsor del flamenco en Japón

El hispanista y musicólogo Jiro Hamada abandonó este mundo cuando empezaba la primavera y los cerezos abrían las flores. Él consideraba al flamenco como lo que en verdad es: una música del alma. Que Buda y los duendes del flamenco le acompañen. Sit tibi terra levis.


El pasado domingo 21 de marzo falleció Jiro Hamada en su Japón natal, donde vio la luz el 16 de enero de 1935. Hamada era catedrático de la Universidad de Artes de Tokio e hispanista, musicólogo, crítico musical y un gran entendido en música hispana en general y en flamenco en particular.

Mucho antes de que la Unesco declarara al flamenco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y antes incluso de que empresa japonesa alguna arribara a nuestro país ya había flamencos en Japón. Los flamencos siempre han sido unos verdaderos pioneros que han aportado un importante pellizco al PIB nacional mientras eran mirados por encima del hombro por la buena sociedad. La relación del país nipón con este arte comenzó hace casi un siglo. David López Canales, en su magnífico libro Un tablao en otro mundo (Alianza, 2020), que presentó recientemente en Expoflamenco, cuenta que en 1929 actuó allí Antonia Mercé La Argentina, donde interpretó algunos bailes flamencos con castañuelas y acompañamiento de piano. Ya en 1952 el tocaor Francisco Gil grabó dos discos en Japón. Pero no fue hasta 1955 cuando recala el primer cantaor de flamenco acompañado por guitarra, el gran Rafael Romero. El gitano de Andújar tuvo un papel muy destacado en la recién publicada Anthologie du Cante Flamenco, que editó en Francia Ducretet-Thomson y en España Hispavox, discográfica que inició su larga andadura con ese triple álbum. Es en los años 50 cuando Jiro Hamada se aficiona al flamenco. El gran conocimiento que adquirió del género y su denodada labor de difusión le llevó a ser presidente de la Asociación de Música Española KODAMA, desde 1985, y de la Asociación Nipona de Flamenco ANIF, desde 1990. Gracias a él a partir de los años 60 muchos artistas flamencos viajaron a Japón con contratos para trabajar en teatros, tablaos y academias donde pudieron aliviar sus precarias economías con los elevados sueldos que allí percibían.

 

«Emociona y a la vez abochorna saber que el señor Hamada ha hecho más por la promoción del flamenco y la prosperidad de los flamencos que tantos políticos a los que se les llena la boca con discursos engolados sobre lo identitario»

 

Cañeta, José Salazar, Jiro Hamada y su hija Wakana, en una playa de Japón en 1969. Archivo de la familia Hamada.

 

Hamada solía venir a España casi todos los años a ver a sus amigos. Con Rafael Romero y su tocaor habitual, Perico el del Lunar hijo, tenía una gran amistad. La última vez que el señor Hamada viajó a España fue en 2020, pero no pudo bajar al sur a causa de la pandemia. Tuve la ocasión de conocerlo en su penúltimo viaje a España, en marzo de 2018, cuando visitó a La Cañeta de Málaga y José Salazar en Marbella. Con este matrimonio de artistas también mantuvo una estrecha amistad durante más de 50 años. Todo surgió a raíz de la estancia, en mayo de 1968, de Salazar en Tokio, donde fue junto a Antonio Francisco Serra y su sobrino Andrés Batista, ambos guitarristas catalanes, y la bailaora Juana Ximenis, hija de Serra y discípula de Carmen Amaya.

 

Perico el del Lunar hijo y Jiro Hamada, Japón, 2018. Foto cedida por Wakana Hamada.

 

Referido a este primer viaje al país oriental me cuenta Salazar sobre Hamada: «Se me presentó sin conocerlo de na y me dice chapurreao: “Tú te llamas José Salazar Salazar, tienes treinta y un años, naciste en Extremadura y ganaste un premio en Córdoba en 1956 por soleá y por malagueñas”. Y yo “¡Dios mío de mi corazón, este gachó lo sabe to!”. Al pasar los días cogimos confianza y me pregunta: “¿Tú quieres grabar?”. Pero claro, ya no había tiempo. Entonces me encargó que les llevara a Niño Ricardo y Melchor de Marchena unos discos de música japonesa pa ver si alguno de ellos, o los dos, quisieran hacer un disco con esa música pero hecha con la guitarra flamenca. Cuando volví a España me llegué a verlos pero no les gustó la idea». Desde luego que la afición perdió el poder disfrutar de una verdadera fusión a manos de estos dos genios de la sonanta.

Ese mismo año Jiro Hamada contacta con el matrimonio Salazar y Cañeta para proponerles un contrato de un año. Las condiciones eran jugosas y ese trabajo suponía el poder comprar un piso. A finales de noviembre de 1968 ponen rumbo al lejano país y dejan en España a un hijo de tres meses y a una hija de nueve años. Cañeta todavía llora cuando se acuerda del desgarro que supuso esta separación. Con ellos iban tres parejas más de artistas, los guitarristas Pepe Habichuela y Anastasio Duque, junto a sus esposas, las bailaoras Amparo del Bengala y Encarnación la Duquesa, y el cantaor Chato Amaya y su mujer, La Tati, también bailaora. Allí el señor Hamada les propone a Salazar y Cañeta que graben para la Nippon Columbia. Ellos aceptan y, con las guitarras de Habichuela y Duque, registran tres discos, uno de ellos un larga duración (adjuntamos un par de números de estos discos casi imposibles de encontrar).

 

Portada de Gitanos en fiesta 1. Cantan José Salazar y La Cañeta de Málaga con las guitarras de Pepe Habichuela y Anastasio Duque. Columbia 45PX-2010-AX, año 1969.

 

Pepe Habichuela, José Salazar y Jiro Hamada, en los estudios de Nippon Columbia, 1969. Foto interior del disco.

 

Gracias al interés de Jiro Hamada, en abril de 1988 el veterano cantaor Rafael Romero grabaría dos cedés (con cantes en directo y en estudio) acompañado por Perico el del Lunar hijo. Resultaron ser los últimos registros del maestro iliturgitano. En el segundo CD aparece una pequeña entrevista de Hamada a Romero que adjuntamos al final, pues es un interesante testimonio sonoro poco conocido.

 

 

Entrevista de Jiro Hamada a Rafael Romero. Del disco The Art of Cante Flamenco Vol. II, Victor VDC 1316, año 1988.

 

Entre otros muchos artistas Hamada también auspició en Japón grabaciones de Rancapino (1998) y Rosario López (2009), discípula de Romero, ambos con la guitarra de Iwao Sakai, más conocido por Enrique Sakai. Pero Jiro Hamada no solo se ocupó del flamenco sino que además fue promotor de grabaciones de música japonesa, española y sudamericana.

Cuenta el cantaor Francisco Expósito Paco el Pecas en su detallada biografía sobre su maestro y paisano –Rafael Romero Romero en su centenario, 2010– que en enero de 1992, al cumplirse un año de la muerte del cantaor, Jiro Hamada, el tocaor Enrique Sakai y el escultor –y ocasional cantaor agujetero– Chiaki Horikoshi recorrieron más de diez mil kilómetros en avión para plantarse en Andújar y hablar con la corporación municipal con el fin de solicitar la colocación de un busto del cantaor gitano. El 4 de septiembre de 1992 vuelven con el bronce de Rafael Romero que sufragó la ANIF. Sí, la asociación que presidía Hamada. En 1996 Hamada repite viaje a Andújar con otros compatriotas a la inauguración de una plazoleta que llevaba el nombre del ilustre cantaor. Y en 2003 va al frente de una delegación de 23 personas de la Peña Flamenca de Tokio –entre ellas varios artistas flamencos– que va de nuevo a Andújar para recoger el más que merecido III Galardón Rafael Romero. Con él venía también su hija Wakana, gran estudiosa del flamenco.

 

«En Marbella, el señor Hamada, con suma discreción, me dijo en un aparte: No entiendo por qué a una artista tan genial como La Cañeta, que es puro compás y energía, no le han dado todavía el premio Compás del Cante»

 

Paco el Pecas, Ramón Soler, Cañeta, Jiro y Wakana Hamada, Loli Salazar (hija de Cañeta) y su marido José María Cárdenas. Marbella, marzo de 2018. Foto cedida por Francisco Expósito El Pecas.

 

En 2005 el presidente de la Junta de Andalucía Manuel Chaves viajó a Japón, donde fue distinguido por el señor Hamada por la labor de acercamiento entre la cultura japonesa y la española a través del flamenco. El acto tuvo lugar en el mítico tablao El Flamenco, el primero que abrió en el país del sol naciente, inaugurado en 1967 en Shinjuku, la zona más flamenca de Japón.

En 2014 la dirección del festival de La Unión contactó con Jiro Hamada para que se pudiese celebrar en Tokio la segunda fase clasificatoria para la LV edición del Festival del Cante de las Minas, que tendría lugar en 2015 en La Unión. En el teatro Nakano Zero Hall se presentaron varias decenas de artistas japoneses –de baile y guitarra– de gran nivel que pusieron de relieve que el trabajo de pioneros como el señor Hamada había fructificado.

El gran sentido de la lealtad que tenía Jiro Hamada se lo inculcó a su hija Wakana, como pudimos comprobar en 2013, cuando ella se desplazó desde Tokio a Málaga para la presentación del libro que Paco Roji y yo escribimos sobre sus tíos Cañeta y Salazar, que incluía un prólogo de su padre, todo un honor para nosotros. Repito: Wakana vino desde Tokio a Málaga exclusivamente a la presentación de un libro de flamenco. Además estaba convaleciente de una grave operación.

En el citado encuentro en Marbella de 2018, el señor Hamada, con suma discreción, me dijo en un aparte: «No entiendo por qué a una artista tan genial como La Cañeta, que es puro compás y energía, no le han dado todavía el premio Compás del Cante». Le tuve que contestar que esa pregunta me la había hecho mil veces y no encontraba respuesta. Sigo preguntando a gente importante de la crítica y difusión del flamenco y nanai.

 

Hamada entre Salazar y Cañeta, en casa del matrimonio. Marbella, marzo de 2018. Foto cedida por Wakana Hamada.

 

Emociona y a la vez abochorna saber que el señor Hamada ha hecho más por la promoción del flamenco y la prosperidad de los flamencos que tantos políticos a los que se les llena la boca con discursos engolados sobre lo identitario que luego se quedan en agua de borrajas. Sin duda es motivo de reflexión en estos momentos duros en los que los artistas flamencos se quitan el hambre a guantás, como recientemente ha denunciado en este portal Manuel Martín Martín en su contundente artículo Réquiem por el futuro.

 

«El gran sentido de la lealtad que tenía Jiro Hamada se lo inculcó a su hija Wakana, como pudimos comprobar en 2013, cuando ella se desplazó desde Tokio a Málaga para la presentación del libro que Paco Roji y yo escribimos sobre sus tíos Cañeta y Salazar»

 

Termino este obituario con unas palabras que el propio Jiro Hamada escribió para sus entrañables amigos Cañeta y Salazar: «Por ellos, he conocido y saboreado un delicioso sentido de amistad de los gitanos hacia la gente con la que tenían las comunicaciones de corazón. A Salazar y Cañeta les invitamos a mi casa un día, y les acompañamos a la playa para bañarnos y jugar juntos, otro día. Ellos mostraron un cariño particular a nuestra hija, que tenía entonces solo cuatro años. La acariciaron muy tiernamente, tal vez porque ellos habían dejado en España dos hijos, una hija de nueve años y un hijo de tres meses. Para trabajar en el país extranjero sería una tristeza inevitable y para llenar un poco ese vacío, trataron con un especial cariño a mi hija. Mi hija por supuesto que no sabía ni una palabra española, le llamó al cantaor Salazar-ojisan (Tío Salazar) y a la festera Cañeta-obasan (Tía Cañeta). Se ha dejado una foto memorable y graciosa en que Salazar le enseña a mi hija la manera de braceo en la playa».

El señor Hamada abandonó este mundo cuando empezaba la primavera y los cerezos abrían sus flores. Él consideraba al flamenco como lo que en verdad es: una música del alma. Que Buda y los duendes del flamenco le acompañen. Sit tibi terra levis.

Imagen superior: Jiro Hamada, José Salazar, Cañeta, Pepe Habichuela y Amparo del Bengala, en los estudios de Nippon Columbia, 1969. Foto cedida por Salazar y Cañeta.

 

 

Bulerías Tengo una prima hermana. Canta José Salazar con las guitarras de Pepe Habichuela y Anastasio Duque. Del disco Gitanos en fiesta 1, Columbia 45PX-2010-AX, año 1969. (Fue la serie de bulerías con mayor duración grabada hasta ese entonces).

 

Fandangos Dos pisos tiene mi casa. Canta La Cañeta de Málaga con las guitarras de Pepe Habichuela y Anastasio Duque. Del disco Gitanos en fiesta 1, Columbia 45PX-2010-AX, año 1969.

 

Jiro Hamada, con el maestro Rodrigo, familiares y amigos, 1995. Foto cedida por Wakana Hamada.

 

Jiro Hamada, con la Compañía de la Asociación de la Zarzuela de Japón, 2019. Foto cedida por Wakana Hamada.

 


Ramón Soler Díaz (Málaga, 1966) es profesor de Matemáticas e investigador de Flamenco. Con estos antecedentes penales lo mismo se sale por la tangente que te sale por peteneras, por eso ha publicado varios libros sobre flamenco y lírica tradicional.

7 COMMENTS
  • Francisco en Paris 28 marzo, 2021

    Muy bonito recuerdo a un enamorado de nuestro arte. Gracias por contarnos la historia

    • Ramón Soler 2 abril, 2021

      Muchas gracias por su comentario.

  • Juan Gallego Reyes 29 marzo, 2021

    Buen, y mejor documentado, artículo Ramón.
    Me ha traído recuerdos de mi estancia en Málaga donde tuve la oportunidad de estar en fiesta -en mas d una ocasión- con R. Romero.
    Aún resuena en mi interior su cante por tientos……..tan personales.

    Un abrazo, y espero nuevos escritos de tu siempre, y repito, bien documentada pluma.

    J.Gallego

    • Ramón Soler 2 abril, 2021

      Querido amigo Juan, ojalá podamos vernos en Algeciras, Alcalá de los Gazules, Málaga o donde sea escuchando buen cante, como solemos hacer. Gracias por tu comentario. Un fuerte abrazo

  • Francisco Valverde Fernandez 1 abril, 2021

    Precioso artículo, gracias

    • Ramón Soler 2 abril, 2021

      Muchas gracias. El mundo del flamenco le debe un gran homenaje al señor Hamada.
      Saludos

  • Grego 3 abril, 2021

    Siempre me he preguntado el porque de la afición
    de los nipones a este bendito arte flamenco.Leyendo este articulo se un poco mas.Gracias.

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