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Ministerio de Cultura Antiflamenca

Mientras algún artista jondo forma el taco a diario en cualquier ciudad del mundo mundial, aquí nos dan los detalles sobre el último peo que se ha tirado el líder de Héroes del Silencio paseando palmito por la Quinta Avenida.


El Ministerio de Cultura, desde que tengo memoria al menos, es antiflamenco. No es que no le guste, lo detesta, o al menos eso parece. ¿Y RTVE, la televisión pública española? Tres cuartos de lo mismo. Como ya existe Canal Sur deben pensar que la cosa está cubierta, como si el canal andaluz le dedicara al flamenco lo que el género merece. RNE al menos tiene el programa del querido y admirado José María Velázquez-Gaztelu Nuestro flamenco, martes y jueves en Radio Clásica, con casi dos mil programas hasta la fecha, en Radio 3 Duendeando de Teo Sánchez, sábados y domingos. Que traducido resulta que en las dos cadenas musicales de la radio pública, 24 horas 7 días por semana, el flamenco ocupa un 6,72 por ciento, a lo que hay que sumar que Radio 5 y Radio Exterior emiten Tiempo flamenco de Manuel Moraga y Contraste flamenco de Manuel Pedraz, y Radio 4 el Planeta Omega de Pere Pons para Cataluña. Y con esto, queridos niños, se acaba el flamenco en la principal empresa pública de comunicación en España. No hago el cálculo de lo que ocupa el pop y el rock por no sonrojarnos. Y en la televisión es ya pa llorar.

 

«Flamenco para tus ojos, 26 programas donde tuve el placer de colaborar, se emitió en La 2 a las cuatro de la madrugada, no vaya a ser que lo viera alguien y le acabara gustando el flamenco, ¡quita quita!»

 

Produce vergüenza que la más brillante serie sobre flamenco, Rito y Geografía del Cante, fuese producida, realizada y emitida entre el 21 octubre de 1971 y el 29 de octubre de 1973, cien programas durante dos años, en los estertores del franquismo. De Fernando Quiñones fue la serie Flamenco, emitida entre 1974-78 y Ayer y hoy del Flamenco, 1980-81, y con Romualdo Molina Arte y artistas flamencos, 1989-92. Es decir, desde 1992 no ha habido un programa flamenco de categoría en la Radio Televisión Espantosa (Rosa Mª Mateo dixit), exceptuando las incursiones en otros programas musicales y, a ser posible, aderezadas convenientemente con batería o guitarras eléctricas. Ya se sabe que a los responsables de la cultura en España el nylon de la sonanta les produce urticaria, son más de cuerdas de acero. En una ocasión le preguntaron a Paco de Lucía si La leyenda del tiempo era el mejor disco de Camarón –fíjense el tacto del periodista, el décimo disco del genio de la Isla era el primero en el que no estaba Paco– y el coloso de Algeciras respondió: no, es el único que tiene batería. Hilando fino el Gran Jefe.

Hubo un programa en 2011 llamado Espíritu flamenco, que presentaba José Mercé. Duró dos semanas, creo. De producción privada Flamenco para tus ojos, 26 programas donde tuve el placer de colaborar, se emitió en La 2 a las cuatro de la madrugada, no vaya a ser que lo vea alguien y le acabe gustando el flamenco, ¡quita quita!, debieron pensar. Poco más.

 

«Desde 1992 no ha habido un programa flamenco de categoría en Radio Televisión Espantosa (RTVE), exceptuando las incursiones en otros programas musicales y, a ser posible, aderezadas convenientemente con batería o guitarras eléctricas»

 

Cuando llegué a Buenos Aires con la Compañía Antonio Gades –teníamos ensayo ese mismo día en el Teatro Colón–, en el hotel puse la televisión y había un programa de tango. Me pegué una ducha, cogí la guitarra y para el teatro. A las seis horas regresé y seguía el tango en la tele. Me puse a indagar y no, no era un programa, era un canal de tango. Recuerdo el cabreo y envidia insana que me produjo aquello. Fue en 1995, hace un cuarto de siglo.

Pero eso sí, que no falte el apoyo del ministerio, y especialmente de RTVE, a la Movida Madrileña, ración semanal de Alaska, Hombres G, Gabinete y otras genialidades patrias. Pop, rock, música brasileña y afgana si se tercia. Por ejemplo, si emiten un programa dedicado a los años ochenta no esperemos ver a Camarón, Paco de Lucía o El Lebrijano –en aquella década estaban en la cumbre de sus respectivas carreras–, aunque seguro nos llevaremos triple ración de Miguel Bosé, Mecano y otras lindezas que, como todo el mundo sabe, son perfectamente comparables con los citados flamencos en cuanto a calidad artística. Mientras algún artista jondo forma el taco a diario en cualquier ciudad del mundo mundial, aquí nos dan los detalles sobre el último peo que se ha tirado el líder de Héroes del Silencio paseando palmito por la Quinta Avenida. Y así llevamos medio siglo.

En una ocasión un amigo me comentó que en tiempos de Ana Palacio como ministra de Asuntos Exteriores había una orden en el consulado de Nueva York de no programar nada que tuviera que ver con los toros y con el flamenco. Lo de los toros lo puedo entender, ya que para un extranjero no es fácil de asimilar, ¡pero el flamenco!

 

«Cuando se presentó un joven bailaor a un programa de jóvenes talentos, uno del jurado le espetó: no todo es flamenco, tienes que indagar en otros géneros. Hace poco una política catalana decía que el flamenco era música franquista. En 2021 decir esto debería conllevar multa»

 

Os ahorro el comentario sobre Viena y cómo trata su música más apreciada en el mundo la televisión nacional, ÖRF, porque ya podéis haceros la idea. Eso sí, en la TVG las gaitas están día sí día también, en ETB los aurreskus, en Cataluña las Coblas, no se vaya a perder lo nuestro. El flamenco debe ser bielorruso.

Conocí a Morente en 1990, cuando estaba mal visto que te gustara Enrique. Sí, hubo una época en que hablar del genio del Albaicín era casi pecado. Había sectores en los que nombrarle era tabú y te ponían ipso facto en la lista de los que no tienen ni idea. Después, cuando grabó el Omega, con todas esas guitarras distorsionadas y rock del bueno, surgieron de repente seguidores del cantaor granadino por doquier, de pronto a todo el mundo le gustaba Enrique, pero olvidan que Despegando se grabó en 1977, dos años antes que la Leyenda.

Podría seguir, pero no quiero aburriros. Solo un par más. Cuando se presentó un jovencísimo bailaor a un programa de jóvenes talentos de los que abundan en la tele y, tras la brillante actuación del chaval, uno del jurado le espetó: no todo es flamenco, tienes que indagar en otros géneros. No lo pueden evitar. Hace unas semanas una política catalana decía que el flamenco era música franquista. En 2021 decir esto debería conllevar multa.  

He oído que algunos flamencos se han reunido con el ministro de Cultura. No sé qué habrá salido de esas reuniones. Ojalá que hayan decidido de una vez por todas hacer del flamenco una cuestión de estado. Me temo lo peor. Que Dios nos coja confesados.

 

 


Musicólogo de Vigo (Galicia). Investigador y profesor. Amante de la música. Enamorado del flamenco. Y apasionado de La Viña gaditana.

1 COMMENT
  • Francisco en Paris 28 febrero, 2021

    Gran artículo de unos de los más expertos. El tono debe ser ese, incluso más fuerte y si no que le den la gestión del flamenco al ministerio de Cultura japonés en Tokyo… será que no han pasado fatiguitas de la muerte nuestros amigos del país del sol naciente…

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