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Manuel Gerena, el flamenco más rebelde

El veterano cantaor arrancó en el Teatro Lope de Vega de Sevilla su gira ‘Un Rebelde con causa’, durante la que grabará en directo su próximo disco.


Un rebelde con causa. Ese es el título que Manuel Gerena ha elegido para su próximo disco, que será grabado en directo a lo largo de una gira que lo llevará por más de veinte ciudades de la geografía española. El arranque de esa gira tuvo lugar el 19 de febrero en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, un enclave que vuelve una y otra vez a la carrera artística de Manuel, como un fantasma que no termina nunca de irse. El antiguo Teatro de la Exposición Iberoamericana de 1929 se ha convertido en esa molesta espinita que se queda de okupa entre las muelas.

Hay que remontarse al 17 de enero de 1976. No ha pasado ni un mes desde la muerte del dictador. Manuel Fernández Gerena (La Puebla de Cazalla, Sevilla, 1945) es un conocido activista del ilegalizado Partido Comunista. Es la época de la canción protesta, de los cantautores. Manuel ha elegido el flamenco como vehículo de expresión. Tras años de ostracismo, le han autorizado por fin seis recitales en el teatro más importante de Sevilla. Cuando el cantaor y sus músicos tratan de entrar para probar el sonido, las puertas del coliseo se le cierran. Un motorista le hace entrega de un telegrama gubernamental: su concierto queda prohibido. El rebelde con causa toma un megáfono y canta unos martinetes desde la escalinata del teatro. La policía armada arremete con violencia y disuelve a los cientos de espectadores improvisados. Manuel, detenido.

 

«Esta vez sí. Esta vez sembró la bombonera de tarantos, fandangos, tonás, seguiriyas, bamberas… Y de unas magníficas cebollas en forma de Nanas de Miguel Hernández»

 

Cuarenta años después, el 10 de noviembre de 2016, Manuel Gerena volvió al Lope de Vega, con motivo del estreno de una película-documental sobre su vida y obra: La voz en lucha, dirigida por Miguel Ángel Carmona y sobre un guion de Jorge Molina. El cantaor había afirmado en más de una ocasión: «Tengo una cuenta pendiente, y sé cómo saldarla». Todo se llenó de sentido cuando, finalizada la emisión de la película, el morisco salió a escena con su camisa roja y pudo cantar por fin aquellos martinetes prohibidos.

Pero aquello evidentemente tuvo que saberle a poco. Había otra oportunidad. El 28 de febrero de 2018, Día de Andalucía, Manuel Gerena volvió al teatro de sus luces y sombras. Esta vez para rendir homenaje al poeta Miguel Hernández, con motivo del 75º aniversario de su muerte. Con un gripazo de mil paracetamoles, y tras sacar con esfuerzo el taranto, el martinete y los fandangos, Manuel se queda sin voz en mitad de las Nanas de la cebolla. Aquello salió adelante gracias a los compañeros que habían acudido a arroparlo.

Por eso el último de los cantaores-protesta, muertos Menese y Morente, y retirado El Cabrero, tenía que volver al Teatro Lope de Vega para iniciar la grabación de su disco en directo. A sus setenta y cinco años confiesa que no se puede retirar porque no tiene un duro. Y no tiene más remedio que tirar para adelante. Pero siempre con estilo, con esa rebeldía de su juventud que lo llevó a dar más de tres mil conciertos en clandestinidad y en democracia. Esta vez, sí. Esta vez sembró la bombonera de tarantos, fandangos, tonás, seguiriyas, bamberas… Y de unas magníficas cebollas en forma de Nanas de Miguel Hernández. Ahora la espinita está arrancada, maestro.

 

 


Filólogo madrileño. Media vida en Sevilla. Centinela de las palabras. Lo jondo le acelera peligrosamente el corazón.

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