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Manuel Salmonete, El Lele y El Chusco: flamencos a pie de calle

Flamencos capaces de sobrevivir con una letrita por bulerías, tanto en lo económico como en lo anímico. Manuel Salmonete, El Lele y El Chusco: tres flamencos que siempre están, que no se confinan. El flamenco, en sus tres dimensiones.


Todo aquel que llegue a Jerez puede encontrarse en cualquier época del año una programación flamenca digna de una gran capital bien sea en sus peñas, en el Teatro Villamarta o en cualquier tabanco o tablao de la ciudad. También se toparán de lleno con distintas expresiones relacionadas con el flamenco si llegan en Semana Santa, con las numerosas saetas por seguiriyas que nacen desde cualquier balcón o acera, en la Feria del Caballo, en la que suenan más bulerías que sevillanas sin lugar a dudas, en las zambombas, donde los villancicos suenan a compás, o en la etapa estival con sus populares Viernes Flamencos o Fiesta de la Bulería.

 

Enero es un poco más triste. Tras los Reyes Magos se nota el parón hasta que se acerca el Festival de Jerez, ya en la segunda quincena de febrero. Pues hasta en enero están sonando por las calles bulerías, fandangos o malagueñas gracias a tres artistas bohemios, vamos a llamarlos así, que no cesan en su voluntad de sobrevivir espiritualmente y, en algún caso, económicamente a los designios cotidianos.

 

Todo aquel que desembarca en Jerez en el mes más frío del año termina por encontrarse con Manuel Salmonete, El Lele o El Chusco, a quienes ni el frío, ni el calor, ni la Covid-19 hacen temblar. Son tres perfiles que no dejan de formar parte del flamenco de esta tierra que, como siempre se dice, sigue latiendo a compás a pesar de cambios sociales o modas culturales.

 

 

«Todo aquel que desembarca en Jerez en el mes más frío del año termina por encontrarse con Manuel Salmonete, El Lele o El Chusco, a quienes ni el frío, ni el calor, ni la Covid-19 hacen temblar; auténticas joyas del endemismo»

 

 

Para la gran mayoría de jerezanos pasan desapercibidos o, incluso, resultan reiterativos, pues a veces aparecen cuando menos lo esperas mientras tapeas o mantienes una conversación amigable. Para los que están de paso, son auténticas joyas del endemismo. Eso le ocurrió a Kirstine Hastrup, danesa que se enamoró de Jerez y su Cultura gracias a Manuel Jiménez, uno de los hermanos de Joaquín Salmonete o Elu de Jerez. Manuel fue quien puso sonido a las aburridas tardes y noches de enero cuando Kirstine y su familia viajaron en busca del arte jondo jerezano. Salmonete canta fandangos, algunas bulerías, siempre acompañado de su bicicleta y, sobre todo, de algún elemento de percusión que le ayude a hacer compás con sus nudillos. El eco es inconfundible, pues en esta saga de cantaores del barrio de San Miguel mantienen todos el mismo sello a pesar de la erosión de los años y las circunstancias personales de cada uno. Cómo no sería el flechazo que desde entonces –año 2017– Hastrup mantiene una estrecha relación con Jerez, incluso ha sido nombrada Embajadora del Flamenco por la creación del Festival Kriatura –dedicado a los niños– y por la labor divulgativa que sigue desarrollando en su tierra natal. Es más, este pasado mes de agosto Manuel llegó a viajar a Dinamarca para actuar en una apuesta contundente por la integración a través de la Cultura flamenca. Su última hazaña, cantarle al Rey Baltasar en la Plaza del Arenal.

 

 

Lele y Manuel Salmonete, con Kirstine Hastrup. Archivo personal Kirstine

 

 

Algo parecido le ocurrió a Jafelin Helten, fundadora de Expoflamenco, pero con su hermano Joaquín Salmonete. Éste, cantaor experimentado y de renombre en su época, conoció a la venezolana afincada en Vancouver en el bar España, en la calle Pedro Alonso del barrio de San Miguel. Dice Jafe que “llegué a Jerez con mucha hambre, nos metimos en ese bar tras un largo viaje y nos encontramos a un hombre cantando por carcelera. Se me quitó el hambre”. Añade una reflexión más que interesante para reforzar la importancia de estos “flamencos bohemios” en los tiempos que corren, ya que, como asegura, “son igual de humanos que el resto, quizás con más libertad y son más fieles a las raíces” que los que se suben a los escenarios.

 

El Lele, otro que cada día se despierta con esas fatigas. Francisco, nombre de pila, es hijo de gitano de Santiago que fue palmero en sus mejores tiempos. Se canta y se baila, unas veces mejor que otras, a cambio de algunas monedas. Se siente orgulloso de mantener el remoquete familiar porque defiende que su padre “era un gran artista de Jerez que acompañó a Luis de la Pica, entre otros”. Su especialidad, los palillos y un taconeo singular. Otro que también ha sentido el calor de Kirstine llevándolo de la mano en esta edición del Festival Kriatura.

 

 

«Tres flamencos a pie de calle, de esos a los que no hay que preguntar nada, los que no se someten a crítica ni a sueldos, esos que a veces son aplaudidos y otros ignorados…»

 

 

Y el cierre de terna, Francisco López El Chusco. Es quizás el que más improvisa, pues se deja llevar por el momento y canta cuando le apetece sin pedir nada a cambio. Suele parar también por el centro, en el Tabanco El Pasaje o en La Reja, en ese punto de encuentro en el que en una ocasión le cantó a Estrella Morente para que la granadina se arrancara bailando por bulerías. Su letra de “fuego por dentro…” es un clásico de cualquier noche jerezana. Con su guitarra en mano, se sienta donde se encuentra libre y lo mismo toca por soleá que por malagueña, estilo en el que por cierto tiene especial regusto. En los días en los que Soleá Morente y Miguel Poveda grabaron el capítulo dedicado a Jerez de Caminos del Flamenco, que se estrena el martes 11 de enero en La 2 de TVE, El Chusco fue el que amenizó un ratito de arte en el patio del Damajuana, otro punto de reunión para beber y charlar. Lógicamente, ese ratito no saldrá en la pequeña pantalla.

 

Tres flamencos a pie de calle, de esos a los que no hay que preguntar nada, los que no se someten a crítica ni a sueldos, esos que a veces son aplaudidos y otros ignorados… Flamencos capaces de sobrevivir con una letrita por bulerías, tanto en lo económico como en lo anímico. Tres flamencos que siempre están, que no se confinan, a los que cuando algunos tienen dos copas de más les apetece grabar para redes sociales y dárselas de cool, underground o callejero, pero que cuando es lunes a primera hora les vuelven la cara. El flamenco, en sus tres dimensiones.

 

Imagen superior: Manuel Salmonete y El Lele. Foto: Juan Garrido

 

 

Lele y Salmonete, con El Torombo. Festival Kriatura – Flamenco de Jerez

 

El cantaor El Lele. Foto: Juan Garrido

 

El cantaor Manuel Salmonete. Foto: Juan Garrido

 

 


Jerez, 1991. Flamenco y comunicación las 24 horas del día. Desde 2012 en prensa escrita, tertulias radiofónicas, programas de tv, presentación de festivales, revistas especializadas... En mi familia todos bailamos por bulerías, aunque yo soy el único periodista.

1 COMMENT
  • Juan Antonio Gavilán "El Ciego Grande", de La Línea 11 enero, 2022

    Con Francisco López “El Chusco”, con Manuel el hermano de Tomasito y otro muchacho mas, que no se su nombre, en el Tabanco Mi Morena, detrás del Tabanco El Pasaje, echamos 3 horitas magníficas, mi mujer, mi hermana, mi cuñao y yo. ¡Fué grandioso! Gracias a los 3 y a todos los que allí estuvimos, que pasamos un rato inolvidable. ¡Como me gustaría cogerle el soniquete por bulerías que tienen, con la guitarra, pero será imposible, yo no nací en Jerez y voy por allí solo de vez en cuando.

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