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Ana Morales: en busca de superwoman

La bailaora Ana Morales estrena en el Teatro de la Maestranza su nuevo espectáculo, ‘Peculiar’, en el que se rodea de algunos ilustres cómplices como Tomás de Perrate, Rycardo Moreno o Ana Crisman. Los mimbres son los mejores, pero el resultado final pide más intención del conjunto.


A los amantes de los cómics nos encanta ese momento en que se produce una reunión de superhéroes. Cada uno comparece con sus habilidades especiales, con sus poderes y también con sus puntos débiles, y entre todos componen una fuerza capaz de enfrentarse con garantías al enemigo. Algo así se antoja un espectáculo como Peculiar, la nueva propuesta de la barcelonesa afincada en Sevilla Ana Morales, en la que se rodea de una serie de cómplices que, como indica el título, poseen características que los hacen singulares, si no únicos.

 

Ahí tenemos a Tomás de Perrate, un cantaor atrevido y muy revalorizado en esta Bienal, con nada menos que seis apariciones en distintos espectáculos; a Ana Crisman, la única arpista jonda del universo; a Rycardo Moreno, un guitarrista enormemente imaginativo; a Miguel Marín Árbol, sobrino nieto nada menos que de Pastora Pavón y creador polifacético; a El Choro, bailaor en alza; Julia Acosta, bailaora de talentos múltiples; y cómo no, a la propia Ana Morales, que es en sí misma una superwoman, poseedora de una energía arrolladora. Sumémosles otros conjurados fuera del escenario como Guillermo Weickert o Raül Refree, y entenderemos que el equipo, al menos sobre el papel, impone.

 

 

«En la Bienal, la encarnación del mal es la silla de enea, el traje de lunares, la flor en el pelo, la guitarra de palo sin más, los palos seculares con sus añejas letra y música»

 

 

El enemigo a batir, por si no lo han adivinado, no es otro que lo convencional, lo de siempre. Es el supervillano contra el que se vienen rebelando muchísimos artistas en los últimos tiempos, y más en esta Bienal. En el caso del flamenco, la encarnación del mal es la silla de enea, el traje de lunares, la flor en el pelo, la guitarra de palo sin más, los palos seculares con sus añejas letra y música. Los creadores de hoy, que han crecido entre esos elementos, hacen lo imposible por alejarse de ellos. En Peculiar, esa guerra se libra desde el primer momento, ya sea con el panel cenital de focos verdes, con replanteamientos más o menos originales para los cantes o videocreaciones de gran formato.   

 

Al compás de los tambores, Morales exhibe por taranto su envidiable forma física, ya sea con giros veloces, con potentes zapateados o con esas sentadillas que son su sello. Pero muy pronto se pone en un segundo plano y deja el espectáculo en manos de Perrate, espléndido cantando como en los recitados, y tan protagonista que, por un momento, parece que el montaje es suyo y los demás son solo invitados especiales.

 

Con un ritmo algo moroso, se suceden las escenas descritas en el programa como rituales, pero a las que resulta difícil encontrar hilazón, y menos aún una intención clara. La feminidad como un mantra (“mujeres, mujeres, mujeres…”) parece traída por los pelos. Al menos consuela la convicción de Morales (“el que se queme, que asople”, asevera mirando al patio de butacas) y los momentos de flamencura más genuina, como las sevillanas corraleras, la soleá con acompañamiento de arpa y el baile con bata de cola, sencillamente impresionante.

 

 

«¡Impresionante! es una expresión que repetimos los espectadores en muchos momentos de esta Bienal. Pero la impresión no sirve para arrancarnos un ole, quizá porque no sabemos dónde colocarlo en medio de tanta sofisticación»

 

 

‘¡Impresionante!’ es, de hecho, una expresión que sin duda repetimos los espectadores en muchos momentos de esta Bienal. Pero la impresión no sirve para arrancarnos un ole, quizá porque no sabemos dónde colocarlo en medio de tanta sofisticación. Esa falta de pellizco, de conexión con el corazón del respetable y no solo con su cerebro es una de las dos grandes flaquezas de Peculiar. La otra es que, salvo quizá Perrate y Acosta, todos los superhéroes de esta historieta dan menos de lo que uno querría ver y oír. A este cronista le faltó al menos más Crisman, más Rycardo (uno siempre quiere más Rycardo) y desde luego más Ana. Es otra característica común a muchos espectáculos que estamos viendo estos días: demasiados ferraris guardados en el garaje.   

 

De la misma forma que los aficionados repetimos ‘¡Impresionante!’, los creadores últimamente hablan de búsqueda de manera recurrente: búsqueda de nuevos caminos, de nuevos lenguajes, de nuevas formas. Mientras tanto el enemigo, el supervillano de siempre, vuelve a escapar con vida. Y el público aplaude en pie, como siempre.      

 

Fotos: Archivo fotográfico Bienal – Claudia Ruiz Caro

 

Ficha artística 

Peculiar – Ana Morales
XXII Bienal de Sevilla
Teatro de la Maestranza. 16 septiembre 2022.
Baile: Ana Morales – Antonio Molina “El Choro” – Julia Acosta
Interpretación, voz, espacio sonoro, dirección musical: Miguel Marín Pavón
Arpa: Ana Crismán
Voz: Tomás De Perrate
Guitarra: Rycardo Moreno

 

 

Ana Morales. ‘Peculiar’. Teatro de la Maestranza. Bienal de Flamenco de Sevilla. 16 sep 2022. Foto: Archivo Bienal – Claudia Ruiz Caro

 

Ana Morales. ‘Peculiar’. Teatro de la Maestranza. Bienal de Flamenco de Sevilla. 16 sep 2022. Foto: Archivo Bienal – Claudia Ruiz Caro

 

Ana Morales. ‘Peculiar’. Teatro de la Maestranza. Bienal de Flamenco de Sevilla. 16 sep 2022. Foto: Archivo Bienal – Claudia Ruiz Caro

 

Ana Morales. ‘Peculiar’. Teatro de la Maestranza. Bienal de Flamenco de Sevilla. 16 sep 2022. Foto: Archivo Bienal – Claudia Ruiz Caro

 

Ana Morales. ‘Peculiar’. Teatro de la Maestranza. Bienal de Flamenco de Sevilla. 16 sep 2022. Foto: Archivo Bienal – Claudia Ruiz Caro

 


Un pie en Cádiz y otro en Sevilla. Un cuarto de siglo de periodismo cultural, y contando. Por amor al arte, al fin del mundo.

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