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Israel Fernández, donde lo pongan

El cantaor toledano Israel Fernández, acompañado de su fiel Diego del Morao a la guitarra, demuestra en el Cartuja Center de Sevilla por qué es el ídolo de la nueva generación de aficionados. Su recorrido por el ‘Universo Flamenco’ se sustenta sobre la capacidad y el conocimiento.


Los aficionados jóvenes, pongamos entre los 20 y los 40 años, ya tienen su ídolo. Se llama Israel Fernández, es natural de Corral de Almaguer, Toledo, y a sus 33 años se ha ganado esa corona no cantando rumbas ni rock aflamencado –con el debido respeto a los cultivadores de esos géneros– sino por Pastora y Tomás, entre otros. Es decir, que sin tomar ningún atajo comercial ha logrado meterse en el bolsillo a toda una generación.

 

Tenía que haber estado en la Bienal de 2020, pero todo llega. Israel Fernández se plantó por fin en el festival de festivales, en un Cartuja Center casi lleno –cosa insólita–, lo que suponen más de 700 localidades. Y aunque no cabe duda de que recientes golpes de efecto como la foto con Mick Jagger o el recital que brindó a la esposa de Joe Biden en la cumbre de la OTAN le reportaron una buena publicidad, los espectadores acudieron al reclamo del cante por derecho.

 

Su entrada en escena, con veinte minutos de retraso sobre lo previsto, es de lo más sencilla. Cuatro amigos hacen compás en una mesa cuando irrumpe Israel y se arranca por bulerías a palo seco: claras, robustas, llegando cómodamente a todas las notas agudas y jugando con letras como Los cuatro muleros en uno de sus muchos alardes de compás. Su imagen no pasa desapercibida, la melena poblada, la perilla de mosquetero, cierto aire hippy en los pantalones y el chaleco bordado que más tarde mudará por el traje de chaqueta. 

 

Remata y da la bienvenida a su guitarrista, Diego del Morao, que vive un gran momento desde que gira con el toledano. Juntos, hacen de todo –ya el título del espectáculo, Universo Flamenco, insinúa un recorrido por la galaxia jonda– y todo lo hacen bien: una versión de la Soleá del cariño de su disco Amor, los tientos-tangos, la granaína de El mandamiento, la voz de Fernández, llena de hermosas resonancias, se engarza a la perfección con la guitarra sonanta siempre burbujeante de Dieguito, que se queda solo para hacerse un solo por bulerías con denominación de origen Jerez-Xeres-Sherry y sello de la casa.

 

 

«Israel Fernández vuelve a poner de manifiesto que estamos ante un músico curioso, estudioso, aficionado y con un ojo siempre puesto en el formidable retrovisor de la tradición, ese catálogo insondable que no cabe en ninguna plataforma de streaming»

 

 

Eso sí, a pesar de tener ya más tablas que el arca de Noé, el cantaor apenas interactúa con el público en los primeros compases del espectáculo. Casi media hora tardó en dar las buenas noches y prometer que cantaría “desde el respeto, la humildad y el cariño, para todos ustedes”. Tampoco destaca el montaje por tener una escenografía muy esmerada, con apenas unos paneles sobre los que se proyectan imágenes más bien insulsas. Nada de ello parece importar, sin embargo, al respetable, que ha venido más a llenarse de miel los oídos que a valorar diseños escénicos.

 

Una bonita sorpresa, la copla de Rafael Farina Vino Amargo interpretada por el propio Fernández al piano –“No soy pianista pero lo voy a hacer con todo mi corazón, perdonadme”–, vuelve a poner de manifiesto que estamos ante un músico curioso, estudioso, aficionado y con un ojo siempre puesto en el formidable retrovisor de la tradición, ese catálogo insondable que no cabe en ninguna plataforma de streaming. Le siguieron unos Cantes de Levante y a partir de ahí el recital creció considerablemente, primero con la adición fuera de carta de unas deliciosas guajiras, y sobre todo con unas estremecedoras seguiriyas que debieron de hacer temblar hasta las chimeneas del Monasterio de la Cartuja, para cerrar el círculo por bulerías y fandangos.

 

Durante la actuación, uno se preguntaba si el Teatro Lope de Vega, emplazamiento inicial de esta cita, habría dado otro aire al concierto, más cálido quizá, con la energía más concentrada. Muy probablemente sí. Pero Israel Fernández posee tan óptimos atributos que lo borda siempre, lo pongan donde lo pongan.     

 

 

Ficha artística

Universo Flamenco – Israel Fernández
XXII Bienal de Sevilla.
Cartuja Center, 17 de septiembre de 2022
Cante: Israel Fernández
Guitarra: Diego del Morao
Percusión: Ané Carrasco
Palmas: Marcos Carpio, Pirulo y Juan Grande
Piano: Israel Fernández

     

 

Israel Fernández y Diego del Morao. ‘Universo flamenco’. Cartuja Center. XXII Bienal de Flamenco de Sevilla. 17 sep 2022. Foto: Archivo fotográfico Bienal – Claudia Ruiz Caro

 

Israel Fernández. ‘Universo flamenco’. Cartuja Center. XXII Bienal de Flamenco de Sevilla. 17 sep 2022. Foto: Archivo fotográfico Bienal – Claudia Ruiz Caro

 

Israel Fernández. ‘Universo flamenco’. Cartuja Center. XXII Bienal de Flamenco de Sevilla. 17 sep 2022. Foto: Archivo fotográfico Bienal – Claudia Ruiz Caro

 

Israel Fernández, al piano. ‘Universo flamenco’. Cartuja Center. XXII Bienal de Flamenco de Sevilla. 17 sep 2022. Foto: Archivo fotográfico Bienal – Claudia Ruiz Caro

 

Diego del Morao. ‘Universo flamenco’. Cartuja Center. XXII Bienal de Flamenco de Sevilla. 17 sep 2022. Foto: Archivo fotográfico Bienal – Claudia Ruiz Caro

 

 


Un pie en Cádiz y otro en Sevilla. Un cuarto de siglo de periodismo cultural, y contando. Por amor al arte, al fin del mundo.

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