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Mayte Martín sosiega la Bienal

La cantaora barcelonesa borda su recital en el recuperado teatro Lope de Vega de Sevilla echando mano de sus conocimientos enciclopédicos, junto a unos músicos sobresalientes. «Que no tarde Mayte Martín otros ocho años en volver a la Bienal: no quedan muchas como ella».


Inicialmente se había anunciado su recital bajo el título Flamenco íntimo, pero a última hora se apeó el título de los programas de mano y se corrió la voz de que esta vez en Sevilla haría algo único, tal vez un concierto ex profeso para la Bienal. Seguramente sea Mayte Martín de las pocas cantaoras que pueden prescindir de un repertorio cerrado, porque su inspiración siempre la lleva a buenos puertos y, en última instancia, todo lo hace bien.

 

Llevaba ocho años sin aparecer por el festival de festivales, y se ve que le tenía ganas al público hispalense. Sin embargo, su semblante nada más salir a las tablas del Lope de Vega –recuperado por fin tras los desperfectos que lo han mantenido cerrado las últimas semanas– era lo opuesto a la precipitación. Sabía que tenía dos horas por delante y que al espectador se le trabaja despacio, a fuego lento, de modo que fue desgranando sus cantes como si el tiempo, y hasta la lluvia que caía fuera, se hubieran detenido.

 

Empezó, como la última vez en el Teatro Central, recordando a La Niña de la Puebla y su villancico de los campanilleros, para enlazar con la petenera Dónde vas, bella judía? y seguir cantando por zambra. Las guitarras de Paco Cruzado y de Ángel Flores, frente a frente, sonaban como una sola en su meticulosa perfección, mientras que David Domínguez ponía colores y campanas precisas desde su set de percusión.

 

Los músicos se retiraron y fueron reemplazados por el jerezano José Gálvez. Menudo acompañamiento de antología el que hizo el del Barrio de Santiago a Martín, poniéndole una alfombra roja a sus cantes pero decorándola con toda suerte de fantasías. Juntos abordaron la taranta y la malagueña, se regodearon en el fandango de Lucena y en la seguiriya, recordando entre otros a Antonio Cagancho, a Tomás Pavón, al Viejo de la Isla y a Mairena, haciendo alarde de su conocida afición. La cantaora, no se dice nada nuevo con esto, es una enciclopedia ambulante, y el público aprende y disfruta de sus conocimientos compartidos.  

 

 

«¡Flamenco!, gritó alguien entre el público, como si hubiera encontrado algo perdido, y tal vez sea así. Vivimos en medio de tanta prisa y de tanta confusión, tan empachados de música con solo hacer clic, tan saturados de estímulos, que quizá se nos olvida dónde está el viejo cante jondo»

 

 

“¡Flamenco!”, gritó alguien entre el público con tono de ¡Eureka!, como si hubiera encontrado algo perdido, y tal vez sea así. Vivimos en medio de tanta prisa y de tanta confusión, tan empachados de música con solo hacer clic, tan saturados de estímulos, que quizá se nos olvida dónde está el viejo cante jondo. Mayte Martín lo sabe porque, por mucho que haya coqueteado con otras músicas, nunca ha soltado el hilo.

 

Vino a sosegar la Bienal no solo porque la mayor parte de su actuación tuviera un tempo ansiolítico, sino porque su desnudez inspira calma y verdad. Es una cantaora que no se desgañita, que no se acelera. El efectismo no está en su código, no quiere tumbarnos por KO. Lo vimos en las bulerías juguetonas en las que metió el romance María de las Mercedes que popularizó doña Concha Piquer, o de nuevo con sus dos guitarristas primeros, en unas cantiñas suaves como una brisa de verano.     

 

Aunque más parca en palabras que nunca, ha logrado también hacer humor con su circunspección. “Venir a Sevilla es… es como tener una cita para la que no sabes qué ponerte”, confesó. “Has acertado”, le gritaron desde un palco, y ella se encogió de hombros afirmando que no era difícil, porque siempre se pone lo mismo.

 

El resto del recital fueron propinas de oro: la Milonga del solitario de Atahualpa Yupanqui, el más flamenco de los cantores de la América Morena, unas sevillanas en homenaje a Manuel Pareja Obregón, la preciosa S.O.S, la Doña Rosita de Lorca del brazo de Enrique Morente

 

Nos hacía falta, sin duda, esta bajada de pulsaciones, esta llamada a la lentitud y a la serenidad, aunque sea al final del maratón de emociones que es siempre una Bienal. Que no tarde Mayte otros ocho años en volver: no quedan muchas como ella.             

 

 

Ficha artística

Mayte Martín
XII Bienal de Sevilla
Teatro Lope de Vega
29 de septiembre de 2022
Mayte Martín: cante
José Gálvez, guitarra
Paco Cruzado, guitarra
Ángel Flores, guitarra
Miguel Ángel Cordero, contrabajista    
David Domínguez, percusión

 

 

Mayte Martín. XXII Bienal de Sevilla. Teatro Lope de Vega. 29 sep 2022. Foto: Archivo fotográfico Bienal – Claudia Ruiz Caro

 


Un pie en Cádiz y otro en Sevilla. Un cuarto de siglo de periodismo cultural, y contando. Por amor al arte, al fin del mundo.

2 COMMENTS
  • Alba Estrella Gutiérrez 1 octubre, 2022

    desde Buenos Aires toda mi honda admiración Mayte Martin Gracias

  • Alba Estrella Gutiérrez 1 octubre, 2022

    Excelente mi admiración desde Buenos Aires

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