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Farruquito: humano, demasiado humano

El bailaor sevillano lleva al ciclo Flamencad del gaditano Baluarte de Candelaria su espectáculo ‘Íntimo’, una propuesta sencilla en la que él es protagonista absoluto, dueño y señor de las tablas. El sello de una familia bailaora que levanta al público hasta que, de pronto, aparece el duende…


A menudo, el flamenco tiene sed de mitos. No basta con que haya grandes creadores, gente capaz de hacer cosas increíbles sobre el escenario. Necesitamos más: fuerzas de la naturaleza, poderes sobrehumanos, genios. Tal vez esta, la palabra más abusada de nuestro arte, la que, como el amor de la chipionera, cualquier día se nos rompe, de tanto usarlo.

 

Quienes escribimos sobre lo jondo a veces tenemos parte de culpa en ello. Nos dejamos embelesar por la música de nuestra propia tinta y cargamos la pluma con una poética desaforada. También nosotros tenemos sed de mitos, hambre de leyenda. Y algunos artistas nos los ponen más fácil que otros. Por ejemplo, Farruquito.

 

Tal vez sea el único bailaor capaz de llenar hoy, hasta el fondo, el patio del gaditano Baluarte de Candelaria, como lo hizo en la noche del jueves, y acabar poniendo a todo el respetable en pie y reuniéndolo en un aplauso unánime. El elemento mediático, que naturalmente pesa, se alía con el talento natural del sevillano para crear la magia.

 

 

«El arte de Juan Manuel Fernández Montoya no solo es un destilado de su sangre, por más que sea indeleble el sello de esta magna dinastía bailaora, sino también el resultado de un trabajo personal muy concienzudo, especialmente en la improvisación sobre el compás»

 

 

Sin embargo, puesto que se ha escrito tanto y tan bien del Farruquito divino, me gustaría escribir aquí un poco del humano. Propongo enfriar un poco la mirada y, sin dejar de disfrutar del espectáculo, reparar en que el arte de Juan Manuel Fernández Montoya no solo es un destilado de su sangre, por más que sea indeleble el sello de esta magna dinastía bailaora, sino también el resultado de un trabajo personal muy concienzudo, especialmente en la improvisación sobre el compás.

 

La velocidad de sus pies, el juego inagotable con los acentos, todo está dirigido al asombro del público, que ve una llama sobre el escenario donde hay un hombre. Un artista que, a sus 40 años, ha alcanzado una madurez plena, ha mantenido su apellido en lo más alto y ha logrado conservar su baile de raíz en un panorama quizá sobresaturado de vanguardismo y contemporaneidad. Sin embargo, también vemos al bailaor que se las sabe todas desde niño, el que conoce perfectamente cómo tiene que rematar o incluso baila con los ojos como dos faros, como aprendió también de su abuelo. O colocarse al filo del escenario y abrir simplemente las manos como el camino más corto para recoger aplausos.

 

 

Farruquito. Íntimo. Ciclo Flamencad. Baluarte de la Candelaria, Cádiz. 10 agosto 2023. Foto: Modesto Cadizartbook

 

 

No lo digo como un reproche: me complace, insisto, reconocer en medio de su aura esa humana picardía, esos mecanismos adquiridos y depurados que no son producto de la inspiración celestial. La propuesta en sí, Íntimo, es de una enorme sencillez, una sucesión de palos de una hora redonda de duración en la que puede lucirse todo el elenco, desde los tangos de Remedios Amaya interpretados –por momentos con cierta estridencia– por Mari Vizárraga, a la caña que arranca con los nudillos de Juan sobre la mesa.

 

 

«La velocidad de sus pies, el juego inagotable con los acentos, todo está dirigido al asombro del público, que ve una llama sobre el escenario donde hay un hombre. (…) Ha logrado conservar su baile de raíz en un panorama quizá sobresaturado de vanguardismo y contemporaneidad»

 

 

Me gustó ver a Manuel Valencia, a quien durante mucho tiempo se le ha querido forzar como guitarrista de concierto, defendiendo con la dignidad y el señorío acostumbrados el acompañamiento al cante y al baile. Voces y percusión cumplieron también con pulcritud su cometido. Y entonces surgió el chispazo genial, el arrebato de duende o como quieran ustedes llamarlo, con un baile por cantiñas sencillamente antológico, como si Juan se sacudiera a conciencia después de revolcarse por todas las salinas desde la Isla a Chiclana. El artista humano, que había hecho ya su trabajo, invocó al misterio y éste, que no siempre oye la llamada, esta vez compareció.

 

Solo faltaba el detalle final, Farruquito tocando la guitarra para que su grupo se diera una pataíta e invitar a sus niños: las mellizas Manuela y Triana y Juan El Moreno, que había pasado toda la noche en la escalera del escenario, sin perder detalle de las evoluciones de su padre. Porque, humana o divina, la saga –y queremos fervorosamente que así sea– debe continuar.   

 

 

Ficha artística

Farruquito – Íntimo
Ciclo Flamencad
Baluarte de Candelaria de Cádiz
10 de agosto de 2023
Baile: Juan Manuel Fernández Montoya ‘Farruquito’
Guitarra: Manuel Valencia
Percusión: Paco Vega
Cantaores/as: Mari Vizárraga, Ezaquiel Montoya ‘Chanito’ e Ismael de la Rosa ‘Bola’

 

 

Farruquito y Mari Vizárraga. Íntimo. Ciclo Flamencad. Baluarte de la Candelaria, Cádiz. 10 agosto 2023. Foto: Modesto Cadizartbook

 

Farruquito. Íntimo. Ciclo Flamencad. Baluarte de la Candelaria, Cádiz. 10 agosto 2023. Foto: Modesto Cadizartbook

 


Un pie en Cádiz y otro en Sevilla. Un cuarto de siglo de periodismo cultural, y contando. Por amor al arte, al fin del mundo.

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