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Farruquito baila sin ojana en Jerez

El baile sale ganando con Farruquito, que consiguió un rotundo éxito en su paso por el Teatro Villamarta, Festival de Jerez. ¡Y cómo baila su hijo El Moreno! Algunos ya lo llaman “el príncipe”. Una noche en la que el flamenco sin ojana brilla con luz propia.


Jerez ha sido siempre una tierra que ha querido a Farruquito, desde niño. Él ha sabido corresponderle de forma generosa en cada aparición, como lo hizo en la noche del sábado 26 de febrero en el Teatro Villamarta. Es su teatro, siempre lo llena. Además, es curioso: es de los pocos bailaores que pasan por el Festival y que son capaces de sacar a los aficionados jerezanos de sus casas para sentarlos en las butacas. Y eso se nota incluso antes de entrar, porque ya hay una predisposición total. Aquí no hay ojana, como los flamencos llaman a la mentira o a la coba.

 

El sevillano defiende en Farruquito el equilibrio sensato y honesto de la improvisación y lo coreografiado, basando su inspiración en los momentos más relevantes de su ya jugosa carrera en los escenarios. Sin complicarse la vida en exceso, sobre todo en lo que viene siendo la dramaturgia contemporánea, Juan Manuel se dedica a bailar, que es lo que sabe y que, además, lo hace como muy pocos en la actualidad.

 

 

«Ese baile racial y gitano te cruje los huesos. Farruquito no ha perdido un ápice en velocidad, incluso ahora tiene ese segundo para el bálsamo y, al pararse, volvemos a tocar la tierra con los pies»

 

 

Ese baile racial y gitano te cruje los huesos. Farruquito no ha perdido un ápice en velocidad, incluso ahora tiene ese segundo para el bálsamo y, al pararse, volvemos a tocar la tierra con los pies. En este camino por sus recuerdos no puede faltar Mari Vizárraga, una voz partida por las noches y que sabe darle al bailaor lo que necesita en cada momento. Ese grito herido es el aliciente perfecto para que Juan se inspire en las noches de reunión y familia, de las que todos participan.

 

Una mesa sirve para hacer compás por soleá por bulerías, justo después de aparecer junto a su hijo El Moreno, bajo dos cenitales y vestidos elegantemente de negro y sombrero. Es solo un momento, un guiño, una soleá, una declaración de intenciones. Esto no acaba aquí, esto continúa. Ahí está la clave de todo, en cómo se lleva en la sangre y el alma esta Cultura, este modo de vida. ¿Cómo explicar el talento innato de este niño que se adueña del escenario como si de cosa sencilla se tratase? Hay cosas que no se entienden ni falta que hace.

 

 

 

 

La voz cantante de la noche parece ser la de un Ezequiel Montoya que, perdonen la ordinariez, estaba irreconocible por su pérdida de peso, que sin duda le ha favorecido. Su voz sigue siendo melosa y gustosa para tantos que no terminaban de jalearlo. Aunque bueno, eso de los piropos desde afuera no cesó en ningún momento. Farruquito contó con Pepe Torres y con Karime Amaya en esta noche de baile por derecho. El primero de ellos dejó su impronta varonil y singular por seguiriyas, volviendo a un escenario en el que ya puso su bandera días atrás junto a Manuela Carpio. La segunda, Karime, fue más sutil en las alegrías con bata de cola a las que se sumó un Farruquito de jubilosa sonrisa, configurando un paso a dos delicioso. Es la voz de la sanluqueña María Mezcle una suerte para todos.

 

 

«Antes de encarar el final por tarantos y llegar al clímax en el mítico zapateado subido en una mesa central, vuelve a aparecer su hijo El Moreno para de nuevo hacer caer el teatro con un desparpajo propio de las estrellas»

 

 

En el apartado musical, no cabe discusión. Manuel Valencia, jerezano, es quien manda en la guitarra con pulsaciones de vértigo e impecables. Juan Parrilla, otro jerezano, vuelve para recordar que es pionero en estas lides y nos hace disfrutar con su flauta. Discreto pero acertado estuvo Julián Heredia con el bajo, que rompía a veces con esa imagen de tablao clásico. También aplauso para Paco Vega, percusionista infalible.

 

Antes de encarar el final por tarantos y llegar al clímax en el mítico zapateado subido en una mesa central, vuelve a aparecer El Moreno para de nuevo caer el teatro con un desparpajo propio de las estrellas pero con un conocimiento con el que se gana el respeto en una noche en la que el flamenco sin ojana brilla con luz propia gracias a un colosal Farruquito.

 

 

Ficha artística

Farruquito – Farruquito
XXVI Festival de Jerez. Teatro Villamarta. 26 febrero 2022
Baile: Farruquito, Pepe Torres, Karime Amaya, El Moreno
Cante: Mari Vizárraga, Ezequiel Montoya y María Mezcle
Guitarra: Manuel Valencia
Percusión: Paco Vega
Flauta: Juan Parrilla
Bajo: Julián Heredia

 

 

Farruquito. XXVI Festival de Jerez. Teatro Villamarta. 26 febrero 2022. Foto: Javier Fergo – Festival de Jerez

 

El Moreno. ‘Farruquito’. XXVI Festival de Jerez. Teatro Villamarta. 26 febrero 2022. Foto: Javier Fergo – Festival de Jerez

 

Farruquito. XXVI Festival de Jerez. Teatro Villamarta. 26 febrero 2022. Foto: Javier Fergo – Festival de Jerez

 

Pepe Torre. ‘Farruquito’. XXVI Festival de Jerez. Teatro Villamarta. 26 febrero 2022. Foto: Javier Fergo – Festival de Jerez

 

Karime Amaya. ‘Farruquito’. XXVI Festival de Jerez. Teatro Villamarta. 26 febrero 2022. Foto: Javier Fergo – Festival de Jerez

 

Farruquito. XXVI Festival de Jerez. Teatro Villamarta. 26 febrero 2022. Foto: Javier Fergo – Festival de Jerez

 

 


Jerez, 1991. Flamenco y comunicación las 24 horas del día. Desde 2012 en prensa escrita, tertulias radiofónicas, programas de tv, presentación de festivales, revistas especializadas... En mi familia todos bailamos por bulerías, aunque yo soy el único periodista.

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