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Juanito Villar se asoma al balcón del Ayuntamiento de Pamplona con sus cantes de siempre

La Fundación Flamenco On Fire entregó en la jornada del jueves sus galardones, que en esta primera edición han recaído en José María Velázquez Gaztelu, Corral de la Morería y Pepe Lamarca


La jornada en el Flamenco On Fire comienza en el Hotel Tres Reyes, cuando sale el sol y el desayuno es capaz de unir a artistas, organización y prensa alrededor de un café. Juanito Villar bajó ya vestido de su habitación junto a su guitarrista Nono Reyes, joven que sabe bien llevarlo a pesar de la diferencia de edad. Con una camisa negra, bordada, y semblante serio, el histórico del cante de Cádiz se preparaba para su actuación matinal desde el balcón del Ayuntamiento de Pamplona. Dieron las doce las campanas y el del barrio La Viña se asomó para anunciarse por soleá, siguiendo con sus tangos habituales para rematar su comparecencia por bulerías, las de toda la vida. Muchísimo público en la plaza mirando hacia arriba, con ganas de encontrarse con una de las figuras indispensables del movimiento ochentero del flamenco que ya pasa a ser un icono.

 

Acabada esta actuación con la que se abría el jueves, había que callejear para seguir con la música de alturas. En esta ocasión, desde el balcón del hotel La Perla, Javier Ruz ponía sonido con su guitarra a los previos de la entrega de premios que este año ha instaurado la Fundación Flamenco On Fire.

 

Antes de subir al Nuevo Casino, a eso de la una de la tarde, tentempié en uno de los bares de la plaza con compañeros como Lobatón, Gamboa o Gaztelu, éste último uno de los tres premiados por el festival. A la una y media de la tarde se citaba parte de la historia del flamenco en Madrid de las últimas décadas. Se abrazó el comunicador y poeta arcense con el fotógrafo Pepe Lamarca, emocionados, al igual que con Blanca del Rey en representación del Corral de la Morería, entidad premiada también.

 

Luis Ybarra, periodista de ABC, fue el maestro de ceremonias e introdujo con una breve semblanza el acto de entrega a cada galardonado. Pepe Lamarca expresó su gratitud comentando que “he intentado en toda mi carrera que en mis fotos salieran los artistas guapos, como salen en mi corazón”, mientras que Gaztelu, tras un “vivan los gitanos”, solamente pronunció un “muchas gracias”.  Juan Manuel del Rey, hijo de Blanca y director del Corral de la Morería, sí se extendió en su discurso de agradecimiento recordando anécdotas tanto personales como profesionales de las que han surgido desde el mismo tablao. De las últimas, cuando estuvo Justin Bieber, “y tuvieron que venir los antidisturbios de la cantidad de madres con sus hijas que se agolparon en la puerta sin dejarlo salir”. Carlos de Jacoba, guitarrista y cantaor granadino, fue el encargado de ilustrar el acto protocolario. Muy personal y con gusto, el artista destacó por su buen hacer interpretando, entre otros estilos, una magnífica soleá.

 

 

«Juanito Villar, con una camisa negra, bordada, y semblante serio, el histórico del cante de Cádiz se preparaba para su actuación matinal desde el balcón del Ayuntamiento de Pamplona. Dieron las doce las campanas y el del barrio La Viña se asomó para anunciarse por soleá, siguiendo con sus tangos habituales para rematar su comparecencia por bulerías, las de toda la vida. Muchísimo público en la plaza mirando hacia arriba»

 

 

Pasamos luego a tomar un aperitivo en el mismo Casino, compartiendo con premiados e invitados un rato de charla. Pepe Habichuela, maestro de la guitarra, piropeaba a Carlos de Jacoba mientras se brindaba con vino de la tierra.

 

La tarde comenzó en la proyección de El Legado, de Manolo Sanlúcar, en el Civivox Condestable. Seguidamente, casi sin respirar, conciertazo de Rafael Riqueni en el Palacio de Ezpeleta, con luz natural, un patio lleno y un músico en estado de gracia que sabe emocionar por su mirada íntima a la par que generosa. Repasó los títulos de su último disco, Herencia (publicado en 2021), en una muestra sobrenatural de lo que significa la sensibilidad en un ser como el de este guitarrista y compositor sevillano que parece caminar siempre en el precipicio de la emoción. Público en pie para despedirlo.

 

Refrescaba la noche pero el paseo fue cómodo. En Baluarte, el auditorio para las grandes citas o conciertos, además de que para acceder hay que pagar a diferencia de la gran mayoría de actuaciones mencionadas anteriormente, la ¿cantaora? cordobesa María José Llergo se presentaba con su estilo tan posmoderno. No es necesario comentar los pormenores de una artista joven que no cumple con los códigos que cualquier aficionado entendería como aceptable entre los flamencos. Cantó de rodillas, en cuclillas y no deja de parecerse a otros rostros que todos conocemos ya y que han roto moldes en el panorama musical español y mundial como Rosalía. Puesta en escena, frases rimbombantes, actitud cercana y humilde, agradecida con sus músicos y el público, trasfondo en el mensaje, distancia con la tradición…

 

Justo antes de la pandemia publica Sanación, un disco lleno de melodías imposibles en convivencia con otras inquietudes musicales cercanas al eclecticismo de la electrónica y teclados. Seguro que va a triunfar a tenor de los aplausos, aunque yo sigo siendo más adepto a Juanito Villar y a su camisa negra.

 

Imagen superior: Premiados por la Fundación Flamenco On Fire. Foto: Juan Garrido

 

 

Pepe Lamarca y Arturo Fernández, director del Festival Flamenco On Fire. Festival Flamenco On Fire 2022. Foto: Juan Garrido

 

Pepe Habichuela y Carlos de Jacoba. Festival Flamenco On Fire 2022. Foto: Juan Garrido

 

Nono Reyes y Juanito Villar. Festival Flamenco On Fire 2022. Foto: Juan Garrido

 

José María Velázquez Gaztelu, Blanca del Rey y Pepe Lamarca. Festival Flamenco On Fire 2022. Foto: Juan Garrido

 

Actuación de Juan Villar. Festival Flamenco On Fire 2022. Foto: Flamenco On Fire

 

Actuación de María José Llergo. Festival Flamenco On Fire 2022. Foto: Flamenco On Fire

 

 


Jerez, 1991. Flamenco y comunicación las 24 horas del día. Desde 2012 en prensa escrita, tertulias radiofónicas, programas de tv, presentación de festivales, revistas especializadas... En mi familia todos bailamos por bulerías, aunque yo soy el único periodista.

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