Pepe Cenizo disertó sobre Antonio Mairena. Fue en un rinconcito cabal de la Ronda de Capuchinos. Allí hay una peña, Aires Flamencos. Miguel Camacho se empeñó hace meses en resucitar la afición. Lo más granado del flamenco de Sevilla se dio cita fiel a su convocatoria. Congregó más de cien personas en la sala. Se quedó gente fuera escuchando el fidedigno retrato que esbozó Cenizo sobre el maestro de Los Alcores. Era la segunda sesión del ciclo que rinde honores al ilustre cantaor. La Yiya le tributó su cante aferrada a los metales de la escuela. Es la flamante ganadora del premio que lleva su nombre.

 

La malagueña de Manuel Torre sirvió para calentar su tragaero. Se templó comedida y sin prisa, regodeándose en las mecidas de la melodía. Llegó pronto la soleá para arrojarnos las fatiguitas que está pasando, mirándose en los ecos de Talega. Y revolvió las esquinas de Alcalá acordándose de Antonio Mairena y Joaquín el de la Paula, para luego najarse a Lebrija con Joaniquí y regresar a Triana fajándose con valentía en la de La Andonda. Algo historiada, abusó de florituras, cuando ella no necesita adornos. Su menos es más. Estuvo gustosa en los tangos. Pero brilló sobremanera en la seguiriya. Porque el cante de verdad hiere. La Yiya escarbó en la oscuridad del lamento para empujarlo a su garganta ensangrentá de dolor. Asestó puñalaítas en ca uno de los tercios de El Marrurro. Y echó las asaúras en el macho de María Borrico sin guardarse nada, entregándose entera. Luego prosiguió a compás por cantiñas, con preludio poco acertado de vidalita. Aunque dominó los tiempos llegó exhausta. Cerró bien por bulerías.

 

La acompañó con empaque y flamencura Antonio Carrión, que sabe recogerla y esperarla con la sonanta. Y darle el sitio a cada uno de sus melismas. Sirviendo, como siempre, tocando con pulsación recia. Y a caricias. A lo que pedía el cante. 

 

No hizo falta más para seguir manteniendo viva la candela de los yiyeros, esos que acuden al calor de sus quejíos como los cachorros a su madre. Pero no fue su mejor actuación. O es que ya le pedimos mucho, porque nos tiene malacostumbraos a sus arañones de jondura. Que también los hubo. No se excusó ante el respetable, pero sabemos que venía con calentura y la garganta inflamá. Como también sabemos que los artistas no son máquinas. Sería aburrido. La Yiya reincidió en la enjundia, gustó. Y por encima de estas cositas que les cuento, endiñó unos cuantos pellizcos. Eso importa.

 

 

Ficha artística

Recital de cante de La Yiya y conferencia de Pepe Cenizo
Honores a Don Antonio Mairena
Peña Flamenca Aires Flamencos, Sevilla
16 de septiembre de 2023
Cante: La Yiya
Guitarra: Antonio Carrión
Conferenciante: Pepe Cenizo