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Moguer se deleita en lo jondo con el baile de La Moneta

La Peña de Cante Jondo de Moguer (Huelva) recibió a la bailaora granadina Fuensanta La Moneta. La ocasión se hacía merecedora para visitar un rincón tan flamenco. Y así fue.


Lejos de las excelencias de ballets y espectáculos donde hasta los últimos acordes y desplantes están medidos, la granadina Fuensanta La Moneta nos presentaba una actuación al más puro estilo de bailarle al cante. Compartía escenario con Jeromo Segura, Josué Segura y la guitarra del veterano Rafael Rodríguez Hidalgo El Cabeza.

 

Abrió la noche el cantaor onubense por cantiñas. Jeromo demostraba, una vez más, que la escuela del cante de atrás es el mejor diploma para manejarse en el oficio del cante. Compás, ritmo y armonía en el que nos deleitó con los estilos gaditanos. Y casi sin darnos cuenta, o sí, la guitarra de Rafael Rodríguez llevando el cante en volandas. ¡¡Madre mía, qué forma de tocar!!

 

Y de las entrañas de la Peña, entre sones soleareros, como una sombra a la llamada del cante apareció ella. Fuensanta. La Moneta. Sin aspavientos. Con la humildad y casi majestad de quien no necesita más que sentir y masticar el buen cante, la buena sonanta y caminar hacia el escenario para comenzar a completar un cuadro que sin ella estaba incompleto. El baile de Fuensanta tiene la estética de quien no se deja dentro ni un doblón de su cofre artístico. La soleá sonó a soleá y su baile fue baile por soleá sin sabor a otra cosa. Nos mantuvo atentos, disfrutando de toque y cante. Como para no. Rafael no paraba de lanzarle dardos llenos de música y flamencura. Jeromo puso su cante y su compás, al igual que Josué, en beneficio de la expresión de una bailaora que supo entroncar a la perfección el baile de antes y el de hoy. Cuando un baile por soleá, como antes decía, sabe a soleá, ¿qué más puedo decir?

 

 

«Ahí fue cuando vi a La Moneta convertida en la Torre de la Vela y de fondo en forma de cante La Granada de Moguer. Quietud en la figura, deleitándose de buen cante y toque. Brazos arriba y cara de flamenca hasta las entrañas»

 

 

Y mientras devolvíamos nuestros corazones a sus pulsos normales, y Moneta se cambiaba para el cierre, Rafael El Cabeza nos entregaba un poquito de ese doble corazón que tiene y que él le llama guitarra. Sonó la zambra y volvimos a palpitar. No hubo nota ni acorde sin sentires, sin magia, sin sabor flamenco. Rafael lleva la música pegada al alma, y mi parecer es que su alma se desdobla para hacer sentir. Para transportar a un mundo flamenco, a veces, casi olvidado por tanto virtuosismo, cuando la verdadera virtud está en tocar como El Cabeza, llegando al alma desde lo jondo con sabor a cante jondo, aunque lo que suene sean seis cuerdas. Decía el maestro Enrique Orozco que tocar bien era tocar sin molestar. Pues Rafael conjuga a la perfección ese parecer. Es más, su toque aporta, su toque engrandece. Su toque es flamenco sin colorantes. ¡¡Ojú, qué zambra se marcó!! Hasta nos hizo olvidar la impertinencia de quienes no saben respetar lugares y momentos, y creen que en pleno primer cuarto de siglo XXI se puede aún soportar que un artista desde el escenario tenga que llamar la atención al público que no calla en medio de una actuación. Qué pena más grande.

 

Y para remate, la siguiriya. A ver cómo les cuento yo lo que explicarse no puede. Imagínense la Torre de la Iglesia de La Granada, aquella que llaman la Giralda de Moguer. Por otro lado, la Torre de la Vela de la ciudad nazarí. Entre medio de ambas, dos ríos: Tinto a su paso por Moguer y Darro bajo el Albayzín. O al revés, si son capaces de soñarlo. Ambos caudales, que manan de la guitarra de Rafael Rodríguez, se unen en un cante por siguiriya en la voz de Jeromo Segura. Salida por Liviana –a la orilla de un río, yo me voy solo…– y allí va ella, Fuensanta La Moneta, como si nos debiera la vida. No hay medias tintas, su tez morena se unen a la improvisada coreografía, porque lo bello de toda la actuación es que no hubo nada preparado. Todo fue manando sin la más mínima premeditación. Y cuando Jeromo peleó con el cante acercándose a la Triana de Cagancho –doblen las campanas, doblen / que del mayor dolor/ que se ha muerto mi mare de mi corazón–, ahí fue cuando vi a Moneta convertida en la Torre de la Vela y de fondo en forma de cante La Granada de Moguer. Quietud en la figura, deleitándose de buen cante y toque. Brazos arriba y cara de flamenca hasta las entrañas. Con eso me quedo. Con eso y con la grandeza de tres artistas peculiares y con mucho oficio, además de un chaval de dieciocho años –Josué Segura– que aportó su compás entre tanta veteranía. Y digo peculiares porque ofrecer un espectáculo donde el cante, la guitarra y el baile se fundamenten en la jondura más flamenca, haciendo vibrar y poniendo bases para un imposible olvido, hoy por hoy es peculiar y destacable.

 

Imagen superior: Emilio Castilla

 

 

Ficha artística

Fuensanta La Moneta
Peña de Cante Jondo de Moguer
26 enero 2024
Baile: Fuensanta La Moneta
Cante y compás: Jeromo Segura
Compás: Josué Segura
Toque: Rafael Rodríguez Hidalgo El Cabeza

 

 

Fuensanta La Moneta, en la Peña de Cante Jondo de Moguer, Huelva. Foto: Jesús Naranjo

Fuensanta La Moneta, en la Peña de Cante Jondo de Moguer, Huelva. Foto: Jesús Naranjo


Huelva, 1974. Nací al Flamenco en una mesa de cabales de la Peña Flamenca de Huelva. Desde entonces, este Arte es mi oxígeno. Cuando me expreso, lo hago desde el corazón y mirando al paisanaje, como si cantara por Huelva.

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