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Riqueni, superviviente de sí mismo

El guitarrista trianero presentó en el Teatro de la Maestranza la ‘Suite Sevilla’, acompañado la Real Orquesta Sinfónica de la ciudad. Una nueva cita triunfal para un músico humilde y luchador.


Como plaza fuerte del flamenco, Sevilla necesita tener en todo momento su guitarrista, su cantaor, su bailaor o bailaora. Otras ciudades pueden permitirse tener sus épocas mejores y peores, sus hitos gloriosos y sus momentos de sequía, pero la afición hispalense siempre exige abanderados a la altura de su historia y de su tradición. Y siempre los encuentra.

Hace mucho que Sevilla eligió a Rafael Riqueni como su hombre a la guitarra. Y el músico de la trianera calle Fabié ha correspondido a esa encomienda, tocándole como nadie quizás, cantando a sus rincones con la devoción con que los enamorados cantan a las dueñas de sus entretelas. El hecho de que, además, el de Riqueni sea un perfil agónico, en el sentido de músico en lucha –con sus demonios interiores, con los reveses de la salud o de la suerte– no han hecho sino reforzar ese romance con sus paisanos. No solo se trata de un talento excepcional, sino también de un heroico superviviente de sí mismo.

Así fue recibido el Riqueni que subió al escenario del sevillano Teatro de la Maestranza. Vestido con un llamativo traje granate, con esa sonrisa tímida que es su sello, el guitarrista se disponía a brindar en concierto la Suite Sevilla, la monumental obra que compuso hace ya casi treinta años, y que grabó junto al guitarrista clásico José María Gallardo del Rey, y que también defendió en directo en alguna ocasión con María Esther Guzmán. Esta vez Riqueni sería el único guitarrista, lo que requería cierta adaptación sobre la propuesta original, y estaría arropado por la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla bajo la dirección de Manuel Busto.

 

«Rafael Riqueni sabe reformular su toque, y el viaje musical al corazón de Sevilla surte efecto, invoca a la emoción, nos apacigua, nos evade»

 

La Suite Sevilla está estructurada en cuatro cuadernos –El Real, Mi paseo, Ensueño y Realidad– de tres piezas cada uno, y tiene como modelo insoslayable la Suite ibérica de Albéniz. Resulta muy difícil examinar la obra desde un prisma exclusivamente flamenco; pero resulta imposible hacerlo prescindiendo de los parámetros de lo jondo.

Afín al llamado nacionalismo musical, versión andaluza de aquella decimonónica resistencia al romanticismo alemán, sigue siendo una obra llena de ambición y de belleza, tan compleja y variada en sus pasajes que casi no da tregua. En alguno de ellos quisiera el espectador detenerse un poco más, como quien se sienta en una plaza a disfrutar de la sombra y el rumor de la fuente, pero en seguida es transportado a otro lugar, a otro espacio sonoro.

 

 

Busto, espléndido con la batuta, ha debido hacer un notable esfuerzo para reorganizar el material de la Suite, con solo seis cuerdas solistas y sin voz. El resultado es a ratos abrumador, para el respetable pero sobre todo para Riqueni, que en algunas piezas parece buscar su momento en medio de la impetuosa orquesta. No se puede ignorar, además, que el trianero no es el que era hace tres décadas, en lo que se refiere a facultades. A pesar de ello, sabe reformular su toque, y el viaje musical al corazón de Sevilla surte efecto, invoca a la emoción, nos apacigua, nos evade. 

 

«Su perfil agónico, en el sentido de músico en lucha, ha reforzado ese romance con sus paisanos. No solo es un talento excepcional, sino también un heroico superviviente de sí mismo»

                

Sin embargo, tras la esperada ovación, se esperaba que Riqueni brindara un colofón a solas con su guitarra. Y al aficionado le supo a gloria, claro. Al músico también: tras la ardua travesía, el refugio de una granaína en la que sus manos volaron a su aire. Y con toda la gracia y con toda la humildad se volvió hacia el maestro Manuel Busto, como pidiéndole permiso para seguir: “Un poquito…”. Y sonó el trémolo de Cogiendo rosas para sellar la tarde, antes de que los horarios de la pandemia nos mandaran a todos corriendo a casa.

Desde aquella difícil Bienal de 2016 en la que Riqueni no pudo actuar por tener que rendir extemporáneas cuentas con la justicia, el músico no ha parado de encadenar actuaciones triunfales en la ciudad que lo vio nacer. Por recordar las últimas, su papel junto a la bailaora Rocío Molina en Inicio (Uno), su clausura de la pasada Bienal junto a la cantaora Estrella Morente, y ahora la Suite Sevilla en formato sinfónico. La secular Serva la Bari tiene a su guitarrista, lo cuida y lo celebra. Y él corresponde en un romance que ya parece indestructible.

Fotos: Guillermo Mendo – Teatro de la Maestranza   

 

Ficha artística

Suite Sevilla. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Rafael Riqueni. Guitarra y composición: Rafael Riqueni. Orquestación y dirección musical: Manuel Busto. Dirección artística: Paco Bech. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Sábado, 24 de abril de 2021.

 

 


Un pie en Cádiz y otro en Sevilla. Un cuarto de siglo de periodismo cultural, y contando. Por amor al arte, al fin del mundo.

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