¿Qué reclama un aficionado a un cantaor o una cantaora joven? ¿Energía? Eso se le supone a la edad como el valor a los toreros. ¿Afición, conocimiento? Siempre es conveniente, pero no hay carencias en ese campo que no se curen con el tiempo y el estudio. ¿Carisma? ¿Frescura? ¿Creatividad? Todos estos atributos son deseables, pero creo que, cuando vamos a oír a una nueva voz, lo primero que deseamos es que sea, en algún sentido, diferente. Que imponga su personalidad. Ya saben, aquello de Valderrama y la necesidad de tener un sello, aunque sea de correos.

 

Reyes Carrasco lo tiene. Desde el mismo momento de alzarse el telón, uno siente que ha venido al mundo para hacer lo que está haciendo. Y ni siquiera ha abierto la boca aún: vestida de blanco, se abanica distraídamente mientras el guitarrista se dispone a arrancar las primeras notas. Por dentro debe de ser un manojo de nervios, pero no los exterioriza porque, a sus 17 años, lleva toda su vida preparándose para el extraño oficio de ser cantaora de flamenco.

 

Luego está su voz, hermosamente mate, con su característico matiz nasal, que en los primeros cantes parece engañosamente encapsulada pero que en seguida empieza a desplegar colores, sonoridades insospechadas, amén de una potencia que sale muy bien dosificada de su cuerpo menudo. Comenzó por alegrías para pasar a la guajira de Pepe Marchena, uno de sus referentes fundamentales. Pero la noche iba a estar consagrada al ídolo de la palaciega, a su faro absoluto al que estaba dedicado todo el repertorio: la Niña de los Peines.

 

 

«Pastora en mi memoria. La de Reyes Carrasco es una memoria heredada, como la de todos los que no vivimos el tiempo de la Niña de los Peines. Pero es también una memoria creativa. La misma que merecería la aprobación de la mismísima Pastora»        

 

 

 

 

De la bulería por soleá a la seguiriya y las sevillanas, la cartagenera, la taranta o los tangos, Reyes Carrasco fue desgranando todo un muestrario de cantes de Pastora Pavón o dedicados a ella que ponían de manifiesto su devoción del mejor modo posible: mostrando el respeto sin servilismo, rindiendo homenaje pero sabiendo que entre la copia y la caricatura hay a veces muy pocos pasos. En resumen, sabiendo perfectamente qué hacer y qué evitar.

 

En todo momento estuvo muy bien respaldada por el compás de Manuel Bellido y Manuel Barba, así como las palmas y los coros de María José Carrasco y, de un modo sobresaliente, por la bajañí de Niño Seve. Una guitarra un tanto protagonista a ratos la del cordobés, con arrebatos de poderío al borde del exceso en contraste con la mesura de la cantaora, pero en líneas generales espléndida de compás, rica y enjundiosa.

 

No he mencionado el título del espectáculo: Pastora en mi memoria. Interesante detalle, ¿qué memoria puede tener una chica de 17 años? Cabe recordar que Reyes Carrasco es hija de María José Carrasco –quien obtuviera la Lámpara Minera de La Unión– y en su árbol genealógico destacan nombres como Juaniquín o Curro Malena. No obstante, muchos andaluces pudieron descubrirla hace años, cuando apenas levantaba dos palmas del suelo, en el programa Menuda noche de Juan y Medio, donde debutó el mismo día que cumplía tres años.

 

Confieso que esos programas en los que exhiben a los tiernos infantes haciendo monerías me inspiran cierto rechazo, pero en esta ocasión debo reconocer que fueron los primeros en dar con una veta de oro. La memoria de Reyes Carrasco no puede ser, por edad, de un largo alcance, y probablemente no haya tenido ni siquiera tiempo de bucear en la extensa, casi insondable obra de su maestra. La suya es, naturalmente, una memoria heredada, como es en cierto modo la de todos los que no vivimos el tiempo de la Niña de los Peines. Pero es también, y esto es lo más importante, una memoria creativa. La misma que, me atrevo a conjeturar, merecería la aprobación de la mismísima Pastora.        

 

 

Ficha artística

Reyes Carrasco – Pastora en mi memoria
Ciclo Andalucía Flamenco
Teatro Central, Sevilla
6 de octubre de 2023
Cante: Reyes Carrasco
Guitarra: Niño Seve
Coros: María José Carrasco
Palmas: Manuel Bellido y Manuel Barba