Hay espectáculos a los que uno va lleno de orgullo y las expectativas altas porque se atisba cierta esperanza en cuanto a la oportunidad que se da a los jóvenes para hacerse un hueco en el mundo del flamenco. En este caso, lo vemos a través de la celebración del festival Suma Flamenca Joven en Madrid.

 

Los protagonistas de la noche son David de Arahal, Teresa Hernández y Gabriel Matías. Un trío que representa las tres disciplinas que conforman el flamenco: toque, cante y baile, respectivamente.

 

Lo primero que aparece ante el público es un proscenio coronado por el foco blanco que va a dar paso al toque delicado y circunspecto del guitarrista de la noche. David es joven pero con una fructífera trayectoria artística. No sabemos si es la casualidad de que la actuación sea en la Sala Verde de los Teatros del Canal, coincidente con el Mar Verde que compendia uno de sus trabajos discográficos, pero es el triunfador de la velada. David comienza con un toque por soleá. Una soleá con matices diferentes e innovadores que enlaza con pequeños trémolos que ejecutan la melodía. En las reformas propias de la juventud se advierten pinceladas del toque de Manolo Sanlúcar, Rafael Riqueni o Tomatito. Lo mismo pasa en las posteriores interpretaciones. Por un lado, La Tarara de Federico García Lorca con algunos arreglos. Por otro, una rondeña revestida de una escala de grises que domina el escenario. Es entonces cuando Arahal saca a relucir su técnica, trabajo, empeño y amor a la guitarra.  El silencio en la sala es tan sepulcral que podemos escuchar los dedos del artista resbalar por las cuerdas del instrumento. Su toque es mágico y conmovedor.

 

 

«El silencio en la sala es tan sepulcral que podemos escuchar los dedos de David de Arahal resbalar por las cuerdas del instrumento. Su toque es mágico y conmovedor»

 

 

A continuación, la cantaora Teresa Hernández sale a las tablas acompañada de Mercedes Luján a la guitarra. En principio, no debería ser un tema a resaltar, pero cuando sale la guitarrista al escenario se escucha a la gente removerse en las butacas. Se advierte cierta expectación. Los aficionados tienen ganas de escuchar a Mercedes. Luján es considerada la mejor guitarrista del panorama actual, y no es para menos. Demuestra maestría y seguridad en el escenario y una gran profesionalidad en el acompañamiento al cante. Lo más importante es que sabe dejar a Teresa su papel protagonista en todo momento. Estas dos jóvenes abren el espectáculo con la malagueña de la Trini, pero es el fandango de Frasquito Yerbabuena el que culmina el primer cante. La seguiriya y las cantiñas son los palos que prolongan la actuación. Aunque Teresa tiene una voz única, rasgada y muy flamenca, en algunas ocasiones se hace demasiado vigente la linealidad vocal con la que afronta cada cante. Dentro de las cantiñas, Hernández interpreta unas alegrías de Córdoba que hacen a los asistentes emocionarse y arrancarse a decir ole.

 

Por último, damos paso a la elegancia contenida en el baile de Gabriel Matías. Son Roberto Lorente y Eleazar Correduela los que le acompañan al cante. Alejandro Moreno, a la guitarra. El bailaor brasileño aparece en el escenario con un vestuario muy acertado. Un traje corto con una chaquetilla roja de terciopelo para ponerle movimiento a una farruca que interpreta mano a mano con su guitarrista. El cuerpo de Gabriel se podría definir como etéreo en cada movimiento. Tiene una colocación perfecta y unos brazos que sabe aprovechar. Seguramente porque el joven brasileño sea uno de esos bailaores que conocen bien cada uno de sus defectos y sus virtudes. Se ha estudiado bien y sabe cuáles son aquellos puntos que debe explotar para dejar al público impactado. Tampoco hay nada que objetar en cuanto a su técnica de pies. Gabriel posee un zapateado claro, con matices y mucha velocidad, pero no abusa de él. Es indudable que las líneas de su cuerpo, las piruetas, las vueltas de pecho y las quintas de brazos son una cualidad realmente definitoria en este bailaor. Después de las actuaciones anteriores, que estaban repletas de palos que quizá no han tirado para arriba en exceso de la emoción del público, sí he echado de menos un baile por alegrías para cambiar por un momento la atmósfera sobre la que giraba toda la gala. En cuanto a él hay que decir que hacía tiempo que no veíamos a nadie bailar con tanta elegancia de cintura para arriba, como se suele decir. Sin abusar de los zapateados y de los ruidos molestos y estridentes de aquellos que piensan que cuanto más fuerte zapateen más nos van a gustar. Las poses de torero podrían recordar en muchos momentos a las de Antonio Gades. Por último, es una soleá por bulerías la que pone el broche al baile y a una velada más de Suma Flamenca Joven.

 

 

«Hacía tiempo que no veía a nadie bailar con tanta elegancia de cintura para arriba como a Gabriel Matías. Sin abusar de los zapateados y de los ruidos molestos y estridentes de aquellos que piensan que cuanto más fuerte zapateen más nos van a gustar»

 

 

Ha sido una noche especial, llena de esperanza y con vistas a un nuevo futuro flamenco. Un flamenco en el que hay grandes artistas que aún tienen mucho que aportar y que decir. Puede ser que la monotonía se haya adueñado del espectáculo en algunas ocasiones y que el público se haya quedado con ganas de la explosión propia de aquellas actuaciones que te hacen transitar por el limbo durante casi todo el recital. Pero ahí está la magia del espectáculo en general y el flamenco en particular. El duende siempre está dispuesto a poner de su parte, pero las circunstancias y la chispa no siempre tienen ganas de salir al proscenio.

 

 

Ficha artística

Suma Flamenca Joven 2022
Sala Verde. Teatros del Canal, Madrid
23 de septiembre de 2022
Concierto de guitarra
Guitarra: David Arahal
Cante
Cante: Teresa Hernández
Guitarra: Mercedes Luján
Baile
Baile: Gabriel Matías
Guitarra: Alejandro Moreno
Cante y palmas: Roberto Lorente y Eleazar Cerreduela