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‘Única’: el baile de Cádiz está vivo

Las bailaoras María Fernández, Inma López y Carmen Bejarano protagonizan ‘Única’, un espectáculo de aliento feminista con momentos muy interesantes. Ciclo Cádiz es Flamenco, Centro Flamenco de la Merced, Cádiz.


Como últimamente no andamos sobrados de buenas noticias, empecemos por una: el baile de Cádiz está vivo. Lo está en el escenario (y no solo encarnado en primeras figuras como María Moreno o Edu Guerrero) y también entre el público. En el centro de La Merced de la capital gaditana, con motivo del estreno del espectáculo Única, se dio cita un público abundante y, lo que es más importante, de todas las edades. Y si hay cantera sobre las tablas y también en el patio de butacas, hay futuro.

 

Sin embargo, la propuesta de la bailaora María Fernández, presentada como un canto de liberación femenina y sororidad, no empieza bien. Vaya por delante: no solo no tengo nada contra los discursos feministas, sino que los defiendo firmemente. Pero el que sonó al inicio del montaje con voz en off tenía un inconveniente tono de catequesis, y cuando la doctrina no se disuelve en el arte (el de las palabras o el de los cuerpos) se vuelve indigesto.

 

Además, el gran peligro doctrinal es acabar en el trazo grueso, y de ahí a la falacia hay solo un paso: decir, por ejemplo, que las flamencas de antaño, cuando se casaban, quedaban limitadas al ámbito doméstico o de las fiestas familiares es falsear la historia del baile, como si no hubiéramos tenido bailaoras casadas dando la vuelta al mundo en sus turnés. Por supuesto, hay motivos para denunciar el machismo en el flamenco y en todos los órdenes de la sociedad, desde el acoso a la brecha salarial. Pero reproducir un discurso simplificado no ayuda a la causa.

 

Hecha esta engorrosa pero necesaria aclaración, toca hablar de lo fundamental, que es el espectáculo propiamente dicho. Y ahí encontramos a tres bailaoras jóvenes, afianzadas en la tradición pero también atraídas por los nuevos lenguajes, como corresponde al tiempo en que viven. Les arropan la arcense Ana Gómez, torrente vocal hasta el punto de poner en dificultades al sonidista, y la jerezana Alba Espert, espléndida a la sonanta.

 

 

«Acabó con la bailaora quitándose el sujetador, pero ocultando pudorosamente su pecho. Como diría una cantante de moda, ignoro a quién dan miedo las tetas: pero al público, que ya lo ha visto todo, desde luego que no»

 

 

A Inma López le tocó lo más difícil, romper el hielo con una petenera enlazada con la zambra caracolera. Oliendo como huele ya a Feria, María Fernández y Carmen Bejarano bailaron a renglón seguido unas sevillanas rocieras. Trasmitiendo más convicción cuando estaban las tres sobre el escenario, hicieron una soleá que acabó en paso a dos por bulerías, para dejar finalmente sola en escena a Bejarano.

 

La portuense brindó el momento de sensualidad de la noche en contraste con el sesgo dramático de sus compañeras. Se desnudó y se volvió a vestir sin dejar de girar al son de la canción Caricias de Sal de Las Migas, haciendo gala de un impecable sentido del ritmo y una notable frescura. Solo le faltó rematar de un modo más rotundo, algo de lo que adolecieron también sus tangos de Triana, pero dejó muy buen regusto.

 

También lo hizo Fernández apareciendo entre el público con el martinete, para cargar luego con la bata de cola como si fuera una cruz, y ya en escena mecerse como un palio. Tenía la imagen algo de sacrílego, es decir, de interesante, y acabó con la bailaora quitándose el sujetador, pero ocultando pudorosamente su pecho. Como diría una cantante de moda, ignoro a quién dan miedo las tetas: pero al público, que ya lo ha visto todo, desde luego que no.

 

En su solo, Espert pudo lucirse acaso sin la presión de corresponder a la fuerza de Ana Gómez. La bajañí tocada por mujeres, cuya raíz se hunde también en la noche de los tiempos, sí que supone un desafío y una clara asignatura pendiente, y estoy convencido de que del arte de Espert y tantas otras compañeras vendrán vientos muy salutíferos para la guitarra jonda. También me resulta llamativo que en un montaje como Únicas haya varias piezas musicales enlatadas, teniendo a una intérprete solvente como la jerezana. Los aficionados siempre preferiremos sonido en vivo.

 

Llegamos así al final de la propuesta, por alegrías y bulerías de Cádiz a tres con vistoso juego de mantones. La catarsis final, con guiño a esa feminista avant la lettre llamada Lola Flores y su Tú lo que quieres es que me coma el tigre, puso el colofón a un espectáculo que, como se ha señalado, tiene sus posibles mejoras, pero que cumple con el propósito de presentar a una nueva generación de bailaoras de la Bahía. Pero cuidado: como en el deporte, subir de división comporta nuevas exigencias, nuevas ambiciones, nuevos riesgos. De momento, quedémonos con la buena noticia: ¡hay vida!           

 

Fotos: Modesto Cadizartbook

 

Ficha artística

Únicas. Ciclo Cádiz es Flamenco.
Centro Flamenco de la Merced, Cádiz, 28 de abril.
Dirección: María Fernández
Baile: María Fernández, Carmen Bejarano e Inma López
Cante: Ana Gómez
Guitarra: Alba Espert 

 

 

           


Un pie en Cádiz y otro en Sevilla. Un cuarto de siglo de periodismo cultural, y contando. Por amor al arte, al fin del mundo.

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