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José Luis Greco, hijo de una leyenda

José Luis Greco ha toreado brillantemente su propia condición de superdotado de la música y la interpretación, y la fama heredada de su padre, José Greco, cuyo nombre todavía es sinónimo de flamenco.


El bailaor/bailarín de flamenco y danza española más internacional, más conocido de la historia del género, ha sido sin duda Costanzo Greco. Nacido en Italia en 1918, y criado en Nueva York en los años treinta, lo conocerás como José Greco, solista en las compañías de Argentinita o Pilar López antes de convertirse en máxima figura y girar por el mundo entero con compañía propia.

 

Coincidí con su hijo José Luis (Nueva York, 1953) a finales de los años 60 en la compañía del padre. Un joven pero pulido intérprete de baile flamenco y danza española, adolescente aventajado con una brillante carrera que le quedaba por realizar. Hijo de bailarines –su madre fue Nila Amparo–, desarrolló su talento de bailaor/bailarín durante una década, desde los 13 años hasta los 23 en la compañía de su ilustre padre. De eso hace más de 50 años, pero todavía recuerdo cómo fue tratado con mucho respeto a su relativamente temprana edad. Su hermana pequeña, Alessandra, también bailaba en la compañía, y seguiría en el oficio hasta 1991, según afirmaba ella hace unos meses en un emotivo reencuentro de los tres en Jerez de la Frontera por primera vez en más de medio siglo.

 

José Luis Greco ha toreado brillantemente su propia condición de superdotado de la música y la interpretación, y la fama heredada de su padre, cuyo nombre todavía es sinónimo de flamenco. Su currículo te deja sin aliento de la abundancia y variedad de proyectos ambiciosos. El Greco hijo es mundialmente reconocido por su polifacética capacidad.

 

– José Luis, enhorabuena por tu magnífica carrera, tu éxito abrumador y tu capacidad creativa que parece no tener límites. Tocas piano y guitarra, eres actor, has aparecido en Broadway con Henry Fonda y Olivia de Havilland, has orquestado el concierto para sitar y orquesta de Ravi Shankar, has colaborado con el Ballet Nacional de España y la Compañía Nacional de Danza, ópera, ballet clásico, sinfín de proyectos, además de máster y doctorado en música. Y no sigo porque sería más fácil mencionar lo que NO has hecho en el mundo de la música y la interpretación. Un portento de versatilidad, como dice un crítico de ti. ¿Cómo se lleva lo de ser hijo de una leyenda? A lo mejor fue la mecha que encendió el fuego de tu propia creatividad.

– En primer lugar, Estela, gracias por pintar mi vida con colores tan resplandecientes. Pero la verdad es que, por muy apasionada que suene, vivir la vida que he vivido día a día nunca me ha parecido tan extraordinario. Pero volviendo a tu pregunta, recuerdo que de joven ser hijo de famoso tuvo dos efectos en mí. Por una parte me hacía sentirme algo especial, pero por otra no quería que nadie pensara que yo me consideraba especial simplemente por el hecho de ser hijo de famoso. Una contradicción, lo confieso, pero así somos los seres humanos, ¿no? Es probable que no solo la creatividad de mis padres me inspirara, sino también el hecho de que estaba constantemente rodeado de personas del mundo de la cultura. Sin embargo, siempre quise marcar mi propio camino y cuando la gente me preguntaba si iba a seguir los pasos de mi padre, yo respondía con un tajante ¡NO!

 

– A estas alturas, ¿qué papel ocupa el flamenco y la danza en tu vida?

– Del flamenco y la danza española de todo tipo, aunque ya no me relaciono directamente con ello. Lo que sí sigue muy vivo dentro de mí es la música. Creo que en la música que compongo está presente, igual que puede estar presente el jazz o el rock –que también son parte de mi trayectoria–, pero más bien de forma sutil. En cuanto a la danza en mi vida ahora, diría que soy un espectador curioso, con buen criterio.

[Habla Alessandra] Para mí, el flamenco siempre fue la mejor manera de expresar mis sentimientos más profundos.

 

– Estás en el jurado del Certamen de Coreografía de Danza Española y Flamenco que se celebra en Madrid anualmente desde 1992. Esto te permite contemplar la natural evolución del género. ¿Qué observaciones puedes ofrecer al respecto? ¿Eres del flamenco clásico o contemporáneo?

– Estuve en el jurado solo tres veces, y aunque pude expresar mi opinión y votar sobre la danza, mi cometido fundamental era juzgar la música original, que también se da un premio para eso. No obstante, acudo a la final del certamen siempre cuando puedo y sí, eso me da la oportunidad de ver la evolución del género, ya que la mayoría de los concursantes son jóvenes con ideas nuevas. Hasta hace poco me consideraba más del flamenco clásico, pero últimamente he visto algunas cosas de ‘vanguardia’ que me han parecido geniales. Es en el cante que sigo prefiriendo lo clásico y esos cantaores ahora que siguen cantando en el estilo tradicional.

 

 

«Todas mis experiencias como bailarín, actor, instrumentista de varios lenguajes musicales, igual que toda la cultura que he devorado leyendo, el cine, las artes escénicas y plásticas, todo eso sigue vivo, presente y en pleno desarrollo en mi trabajo de composición»

 

 

José Luis Greco en Catskills, 1969. Al fondo, José Greco. Foto: archivo particular

 

 

– ¿Tu padre fue importante en tu desarrollo? ¿Te dio clases él mismo alguna vez?

– Si mi padre tuvo una influencia sobre mi desarrollo, fue de forma inconsciente, tanto por su parte como la mía. Jamás me dio clases. De pequeños, mi hermana Alessandra y yo dábamos clases con un maestro afincado en Nueva York que conocíamos como Valero. Luego, al entrar en la compañía de nuestro padre, nuestra ‘enseñanza’ era a partir de aprender las coreografías.

 

– ¿A qué figuras del baile, cante o guitarra recuerdas de los años que estuviste en la compañía? ¿Coincidiste con Paco de Lucía y su hermano Pepe? Recuerdo que había intérpretes muy buenos en el elenco. ¿Alguno de la compañía ha sido influyente en tu desarrollo artístico?

– No coincidí con Paco de Lucía. Él tocó con mi padre poco antes de que yo entrara en la compañía. El guitarrista del que mejor me acuerdo –estuvo en la mayoría de las giras que hice– era Ricardo Modrego, que sí había tocado con Paco de Lucía. Incluso grabaron un disco juntos antes de que Paco se hiciera famoso. Pero los mejores bailarines y bailaores estuvieron en la compañía antes de mi época.

 

– Tres décadas en USA, seis años tocando con grupos de rock y jazz, diez años en Ámsterdam, otros treinta en Madrid, siempre creando obras y aceptando encargos. ¿Con qué perfil te sientes identificado?

– Desde hace treinta y pico años me considero exclusivamente como compositor. Mi época de intérprete la he dejado atrás. Hubo un momento en el que sentí la necesidad de dirigir todas mis energías en una sola dirección. De todos modos, todas mis experiencias como bailarín, actor, instrumentista de varios lenguajes musicales, igual que toda la cultura que he devorado leyendo, el cine, las artes escénicas y plásticas, todo eso sigue vivo, presente y en pleno desarrollo en mi trabajo de composición.

 

– ¿Qué te apartó del baile y la danza y te colocó en otro carril?

 – ¡Ja, ja, ja! Tengo que confesar que jamás he sido una persona que le ha gustado la actividad física ardua. Y obviamente es precisamente eso lo que exige una carrera de bailarín. Al margen de ese dato, creo que tanto inconsciente como conscientemente, siempre quise marcar un territorio distinto al de mi padre. Una forma de rebeldía. Y hablando de rebeldía, la segunda mitad de los 60, la época en que empecé a tomar la música en serio, fue la era de la contracultura, los ‘hippies’ y las protestas contra la guerra en Vietnam. Todo eso asumió una tremenda importancia en mi vida, y era la música, no la danza, lo que mejor expresaba los deseos, las creencias y esperanzas de ese momento. 

 

– ¿Qué consejo o consejos ofrecerías a los jóvenes bailaores?

 – No soy muy dado a dar consejos. Pero si se me pusiera entre la espada y la pared, les diría a los jóvenes aspirantes al baile lo mismo que les diría a jóvenes de cualquier disciplina artística:

1) Tienes que creer que no hay nadie mejor que tú.

2) O tienes lo necesario para triunfar o no, eso el tiempo lo dirá.

3) Tendrás que estar preparado a sacrificar muchas cosas que las personas que tienen oficios ‘normales’ no tienen que sacrificar.

4) Y por último, has de saber que tu camino exige un esfuerzo sobrehumano, física y anímicamente.

 

Imagen superior: José Luis Greco, Estela Zatania y Alessandra Greco en Jerez, 2023. Foto: E. Zatania

 

 

José Luis Greco, de turné en 1969 con 16 años. Foto: archivo particular

 

José Luis Greco, Estela Zatania y Alessandra Greco. Programa 1970.

 

 


Jerezana de adopción. Cantaora, guitarrista, bailaora y escritora. Flamenca por los cuatro costados. Sus artículos han sido publicados en numerosas revistas especializadas y es conferenciante bilingüe en Europa, Estados Unidos y Canadá.

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