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Marote, un genio olvidado

Flamencófilos míos, os juro que me es imposible comprender por qué un magnífico guitarrista como Juan Santiago Maya 'Marote' se ha quedado en el olvido. El de las hombreras tamaño industrial, el pelo a lo Elvis y el pulgar mortífero.


Juan Santiago Maya ‘Marote’ nació en Granada en 1936, y nos abandonó hace 21 años a la edad de 66, el 18 de septiembre del 2002. Flamencófilos míos, os juro que me es imposible comprender por qué tan magnífico guitarrista se ha quedado en el olvido. El de las hombreras tamaño industrial, el pelo a lo Elvis y el pulgar mortífero. El que aportó una nueva forma de rasguear que permitía mantener un potente colchón armónico sin costura. Pulsación granadina a más no poder, una auténtica revolución en el acompañamiento del baile y también del cante.

 

Recuerdo cómo en Madrid los guitarristas que frecuentaban el sótano del original Amor de Dios se enseñaban mutuamente la ejecución de ese novedoso rasgueado que en aquel entonces se llamaba “de Marote”, pero que con el tiempo he oído llamarse “el rasgueado gitano” o “el abanico” (que invita a confusión con la rumba catalana).

 

Marote, hermano del añorado Manolete (Granada, 1945-2022), elegante figura del baile, también empezó como bailaor. Hasta que un día llegó un grupo de turistas pidiendo la zambra (el espectáculo tradicional de Sacromonte), estando ausente el guitarrista habitual. Juan tocó para una actuación rápidamente improvisada y el encargado le dijo después que a partir de entonces sería el guitarrista del grupo. Aún no había cumplido los 14 años.

 

 

«Marote era un guitarrista que aportó mucho al mundo de la guitarra, y sobre todo ese rasgueado que todos los guitarristas copiamos de él» (Paco de Lucía)

 

 

Juan Maya ‘Marote’. Foto: Dominic Caro

 

 

Justamente antes del reinado del Gran Jefe Paco (de Lucía), como lo llama mi querido compañero Faustino Núñez, y durante un par de años, Marote, recomendado por Sabicas a Carmen Amaya, fue el ídolo absoluto de los jóvenes guitarristas.  Pero de pronto el de Algeciras parpadeó, nuestra sensibilidad flamenca descubrió un nuevo mundo flamenco y cualquier otro olía a mustio. Genios jóvenes como Paco del Gastor, Paco de Antequera, Manolo Domínguez o Marote, entre otros, hacían lo imposible para enganchar sendas tartanas al nuevo caballo para renovar desde el mismísimo meollo del arte jondo sin perder la identidad flamenca. Resultó ser una difícil curva de aprendizaje que no se dominaba fácilmente.

 

Quedó truncado el fulminante reinado de Juan Maya, al que encontré en Madrid pocos años después buscando trabajo tocando para clases de baile, el que había trabajado con artistas grandes como Antonio Gades, Bambino, Chocolate, Paquera, Rafael Farina, Manuela Vargas, Dolores de Córdoba, María Rosa y el Ballet Nacional de España, entre muchos otros, en sinfín de festivales y turnés, o el Pabellón de España de la feria mundial de Montreal. Allí había coincidido con él a finales de los años sesenta. Aún recuerdo estar sentada en la oscuridad del auditorio, y las vibraciones de las cuerdas de su guitarra cortaban el aire con precisión de cirujano.

 

La discografía de Marote es variada, desde las “zambras” de Sacromonte hasta la obra de arte grabada en 1970 con la discográfica Hispavox, El cante de Fernanda y Bernarda de Utrera, discutiblemente el mejor trabajo de las admiradas hermanas, y que incluye cante por soleá de Fernanda, Mi mal no tiene cura, que deja perfecta constancia de la genialidad de la cantaora, y un toque de guitarra flamenquísimo y dinámico, a la vez que respetuoso con las sutilezas del cante.

 

Me llegó la noticia del fallecimiento de Juan estando en plena Bienal de Sevilla en septiembre del 2002, y fui al cibercafé delante de la Catedral para difundirla. El susodicho Gran Jefe Paco, cuando le pedí unas palabras acerca de Marote, dijo: “Era un guitarrista que aportó mucho al mundo de la guitarra, y sobre todo ese rasgueado que todos los guitarristas copiamos de él”.

 

Imagen superior: Juan Maya ‘Marote’. Foto: Estela Zatania

 


Jerezana de adopción. Cantaora, guitarrista, bailaora y escritora. Flamenca por los cuatro costados. Sus artículos han sido publicados en numerosas revistas especializadas y es conferenciante bilingüe en Europa, Estados Unidos y Canadá.

2 COMMENTS
  • Ramón Soler 21 septiembre, 2023

    Más que merecido recuerdo al gran Marote, cuyo toque gitano tenía sabor a clavo y canela. Gracias Estela.

  • Francisco en Paris 21 septiembre, 2023

    Gracias por este buen artículo

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