Dentro de unos meses, en febrero del año 2024, se cumplirá una década desde la ausencia de un hombre, mito de la guitarra flamenca, admirado por músicos de todo el mundo. Francisco Sánchez Gómez, nombre corriente para una persona extraordinaria, nuestro bien querido Paco de Lucía. Con tan sólo 66 años, y de manera sorpresiva, el rey de la guitarra e ídolo de guitarristas, el que reelaboró el género, desplegó sus alas, voló con la música a otra parte y el flamenco lloró. Lloraron los músicos del mundo y amantes de la cultura. Lloré yo, consolada en ese momento por el amigo José Manuel Gamboa cuando llegó la noticia en pleno Festival de Jerez. Había conocido a Paco en Nueva York, adolescentes los dos, en el estudio de Mario Escudero donde éste me daba clases. Paco, su protegido, se reunía con Mario que se encargaba de presentarlo a la comunidad flamenca neoyorquina de entonces, y ampliar sus horizontes de lo jondo, un contacto fructífero para ambos.

 

En el año 1992, cuando Paco viajaba en la cresta de la ola de su fama, el norteamericano Don (o Donn) Pohren (1929, USA – 2007, Madrid), guitarrista, escritor y empresario, escribió su biografía: Paco de Lucía y familia: El plan maestro. Años antes, en 1962, Pohren ya había publicado El Arte del Flamenco, un libro que explicó los fundamentos del flamenco, y fue traducido del inglés al español, francés y japonés, cultivando un intenso interés por la persona y toque de guitarra del moronense Diego del Gastor promocionado por Pohren.

 

Se da entonces la curiosidad de que, por un lado, el autor dibujó la imagen y personaje de Del Gastor, guitarrista ajeno a las moderneces, empapado del flamenco del pasado, y por otro lado, con este libro acerca de Paco, nos llevó en viaje directo al más rompedor de la misma época, al que diseñó la historia contemporánea del flamenco, así modificando el curso del género jondo. “Incluso cuando estas líneas llegan al lector”, predica Pohren, la evolución revolución estará en pleno proceso.  Poco pudo imaginar que esas palabras todavía tendrían vigencia en el 2023 cuando escribo estas frases.

 

El trasfondo que cuenta Pohren está empapado de la pobreza de la época, la miseria que impuso al padre de Paco su ritmo de vida, el sacrificio de tocar en fiestas privadas ganando una miseria antes de la Guerra Civil, o después, cuando Paco de Lucía vive su niñez. Entre una cosa y otra, la biografía de la familia Sánchez Pecino es una radiografía del desarrollo del flamenco de la segunda mitad del siglo XX. Pohren nos pone la actualidad en relieve al decir que “cuando Antonio Sánchez Pecino (el padre de Paco) empezó en el flamenco, Manuel Torre todavía iba en burro a las juergas”.

 

Pohren nos describe la vida y objetivos del padre de cinco hijos que luchaba para mantener la familia. El día a día fue fiestas con Antonio el Chaqueta, Chaleco (bailaor), Antonio el Flecha, Jarrito (cantaores), el Brillantina (festero) o Paco Laberinto (bailaor), entre otros, a razón de cinco pesetas para el guitarrista, el doble de lo que ganaban los jornaleros en el campo.

 

 

«Con tan sólo 66 años, y de manera sorpresiva, Paco de Lucía, el rey de la guitarra e ídolo de guitarristas, el que reelaboró el género, desplegó sus alas, voló con la música a otra parte y el flamenco lloró. Lloraron los músicos del mundo y amantes de la cultura. Lloré yo»

 

 

Hay vivencias en Sevilla con Ricardo, Melchor o Manolo de Huelva, entre otros, que dejarían su marca en el toque del padre transmitido a nuestro Paco, y la vida precaria de las fiestas de señoritos. Paco se convertía en enciclopedia del cante clásico, y llegaría a una fama que no hacía más que crecer.

La primera grabación fue con su hermano Pepe, Los chiquitos de Algeciras, en 1962, el mismo año del famoso concurso en Jerez en el que ambos hermanos, de 16 y 14 años, fueron premiados. Ramón, el hermano mayor, tenía una evolución digna pero más lenta, mientras que Paco y Pepe viajaban en la vía exprés a la fama.

 

Paco siempre echaba de menos una educación musical formal, pero tenía un concepto muy formado de lo que es el buen flamenco, o no lo es. La creación del sexteto de Paco marca una nueva época. Recuerdo que no pude comprender cómo algunos de sus músicos tenían nombres no españoles.

 

Pohren ofrece un análisis resumido de las grabaciones de Paco que nos ayuda a contemplar su evolución creativa, y el paso de Ricardo a Sabicas como foco de admiración. Una anécdota que me contó el cantaor jerezano Domingo Alvarado documenta el momento de esta transición. Contaba el cantaor que el joven Paco, después de conocer a Sabicas y verlo tocar de cerca, se queda impresionado con la limpieza del sonido del maestro, y no para de repetir maravillado que “no falla en ninguna nota… ¡ni una!”.

 

Una especie de bonus track, Entre dos aguas, del álbum Fuente y caudal (1973), llegaría a colocar a Paco de Lucía en un lugar privilegiado en la historia de la música. A pesar de la novedad, era purista a su manera. Decía Paco que “unas ligaduras demasiado sentimentales al pasado pueden sofocar el crecimiento”. También opinaba que a muchos jóvenes les faltaban conocimientos profundos de las raíces. Terminemos, pues, con su sabio consejo que sigue relevante para la nueva generación: “En el cante está el secreto”.

 

Amigos lectores, este pequeño artículo no tiene fines promocionales, ni creo que el libro en cuestión esté a la venta en librerías. Es posible que se encuentre en alguna web de coleccionistas, o recursos históricos como Internet Archive. Me limito a recomendároslo para un mejor entendimiento de este enorme músico español.

 

Imagen superior: Paco de Lucía y Donn Pohren, 1992. Contraportada del libro ‘Paco de Lucía y familia – el plan maestro’ – d. e. pohren