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Peñas: ¿el oxígeno del flamenco o anacronismo?

Las peñas flamencas son el eslabón entre el flamenco casero que siempre ha alimentado el arte jondo y los grandes escenarios internacionales. Permiten que los intérpretes emergentes tengan un sitio donde probar cosas nuevas o improvisaciones. Son el oxígeno del arte jondo y hay que apoyarlas siempre.


Recientemente, a raíz de un breve comentario en redes sociales al respecto de las peñas flamencas, recibí varios mensajes privados comentando su relevancia, o falta de la misma. Me ha sorprendido el fervor con el que cada lado defendía su opinión. Las personas en contra de las peñas denunciaban la “avanzada edad” de los socios, la actitud de superioridad de estos, su prepotencia y su intolerancia con respecto a las nuevas tendencias. En cambio, los defensores de estas instituciones insistían en su absoluta importancia, ni tan informal como una reunión de cante alrededor de la mesa de la cocina, ni tan formal como una sala de fiestas, un tablao o un teatro.  

 

En toda España, no sólo Andalucía, sino Extremadura, Murcia, Madrid, Cataluña, etc., hay más de quinientas peñas flamencas. ¿Qué es una peña flamenca? Es un lugar semiprivado con socios aficionados al flamenco. A diferencia de lo que creen algunas personas, suelen ser aptas para mujeres no acompañadas que no tienen que soportar insinuaciones ni invitaciones no deseadas que serían de esperar en un bar cualquiera. Es un espacio amigo para intercambiar impresiones en general con otros aficionados, casi siempre en un ambiente tolerante de todas las tendencias basadas en el flamenco clásico en el sentido más amplio de la palabra. Son lugares de reunión para compartir una diversidad de actividades, especialmente actuaciones o ratos informales de cante, baile y/o guitarra, además de charlas o conferencias, clases y exposiciones gráficas.

 

No todas las peñas son iguales. Todavía las hay en algunos pueblos donde suena más el clac-clac de las fichas de dominó que las palmas a compás, con algún partido en la tele que redondea la ausencia de un ambiente flamenco, y el póster taurino que no falte. También las hay que son poco más que restaurantes caseros con barra de tapas, raciones y copas donde el flamenco forma parte de la oferta.

 

Hace décadas, antes de que las leyes españolas garantizaran el derecho de reunión, había grupos de amigos aficionados que contrataban a artistas para recitales informales como en el mítico Los Llorones en Morón de la Frontera, cuyo nombre aludía al simpático hecho de que el buen cante que se escuchaba en las reuniones semiclandestinas provocaba las lágrimas de los presentes. La historia de la actual Peña La Platería de Granada incluye un comienzo similar por el año 1949.

 

Las peñas flamencas son el eslabón entre el flamenco casero que siempre ha alimentado el arte jondo y los grandes escenarios internacionales. Permiten que los intérpretes emergentes tengan un sitio donde probar cosas nuevas o improvisaciones, que estén en contacto directo con artistas maduros, guardianes de los posos de las vivencias, y puedan sentir la reacción de un público cercano y reducido. Son el oxígeno del arte jondo y hay que apoyarlas siempre.

 

Juan Alfonso Romero, presidente del Don Antonio Chacón Centro Cultural Flamenco y vicepresidente de la Federación de Peñas Flamencas de Jerez, destaca la importancia del papel institucional:

 

«Desde las Peñas como tejido asociativo cultural actuamos como garantes del flamenco desde la base, identificando y promoviendo a los nuevos valores y al flamenco en general como seña de identidad. Actualmente la Federación de Jerez está compuesta por doce entidades. Solo Jerez representa más del 25 por ciento de todas las peñas de la provincia de Cádiz».

 

 

«En toda España, no sólo Andalucía, sino Extremadura, Murcia, Madrid, Cataluña, etc., hay más de quinientas peñas flamencas. ¿Qué es una peña flamenca? Es un lugar semiprivado con socios aficionados al flamenco»

 

 

Juan de Juanes, Eduardo Rebollar y Guillermo Cano. Tertulia Flamenca El Gallo de Morón. Foto: Estela Zatania

 

 

Joaquín Fernández Soto ‘Zambo’, de una familia importante de artistas, presidente de la Peña Flamenca Tío José de Paula y también cantaor, aporta las siguientes palabras:

 

«La importancia de las peñas es que son el futuro, recuerdos de la infancia, de ver protegido el cante y nuestras costumbres. A través del tiempo las cosas nos han dado la razón. Las peñas han sido uno de los pilares importantes del flamenco. Con la Peña Tío José de Paula tuve la suerte de ser fundador. A la feria en aquella época llevamos al Chocolate, Terremoto, Agujetas, Tío Sordera o Tío Borrico a escucharlos cantar. Es lo que nos gustaba, esa es la misión de los peñistas, pa’ darle categoría al flamenco. Pa’ mí el sentido de las peñas es ese, había fuente por detrás muy buena, y tienen futuro».

 

De la Peña Flamenca Los Cernícalos, con más de medio siglo de antigüedad, nos habla Antonio Benítez Manosalbas, uno de los fundadores, y entrañable decano de los peñistas de Jerez:

 

«Las peñas flamencas tienen el deber de mantener el flamenco vivo, darlo a conocer y revalorizarlo. Desde nuestra peña a través del Concurso Internacional de Guitarra, de los discos grabados, los pregones y los festivales que hemos organizado entre otras muchas actividades han pasado figuras como Manuel Agujetas, Manuel Moneo, Paquera de Jerez, Paco de Lucía o Manolo Sanlúcar.

 

«Nos basamos en la grandeza y en la pureza del Flamenco, y es nuestro deber apoyar a la nueva cantera que tiene la herencia flamenca, y se va adaptando a los nuevos tiempos, ya que precisamente el flamenco es eso, tiempo en el tiempo, una forma de vida. Las peñas flamencas tienen el deber de promocionar, favorecer el acceso al mismo y transmitir al mundo».

 

José Manuel Rodríguez, presidente de la peña La Bulería, ofrece su visión:

 

«Las peñas flamencas son lugares de convivencia, reuniones de cabales cuya máxima expresión es fomentar nuestra cultura en sus tres vertientes, cante, toque y baile. Son de capital importancia porque de ahí salen las nuevas generaciones de artistas. Por las tablas de las peñas flamencas han pasado todos los artistas, desde los años 50, que empezaron a surgir por toda Andalucía.

 

“Hoy en día somos más de cuatrocientas peñas federadas en Andalucía, y merecen todo el apoyo institucional por la labor que hacen en pro de este arte, que ya es universal”.

 

Imagen superior: La Cañeta de Málaga en la Tertulia Flamenca El Gallo, Morón de la Frontera. Foto: Estela Zatania

 

 


Jerezana de adopción. Cantaora, guitarrista, bailaora y escritora. Flamenca por los cuatro costados. Sus artículos han sido publicados en numerosas revistas especializadas y es conferenciante bilingüe en Europa, Estados Unidos y Canadá.

2 COMMENTS
  • Pedro Cordoba 6 junio, 2023

    Uno tras otro han ido desapareciendo los espacios de sociabilidad donde se forjó el flamenco: fraguas, corralas, patios de vecindad, etc. Y desde que murió Miguel el de Candela tampoco quedan bares donde puedan refugiarse y convivir artistas y aficionados. También desaparecieron, por supuesto, cafés cantantes y colmaos. “Flamenco casero”, ¿dónde? [por cierto, ¿qué fue de Soledad la del Cepillo? Hace siglos que no oigo hablar de ella]. O sea que una de dos: o bien el flamenco se resume a tablaos, bienales, festivales, o sea puro espectáculo, y se transforma (como muchos lo desean) en world music para turistas y públicos mayoritarios; o bien siguen existiendo las peñas que son, hoy por hoy, el único lugar donde sigue viva la llama de una transmisión “natural” del flamenco (entiendo por “natural” una forma de transmisión que no se limite a la “profesionalización” en las academias, los conservatorios o la universidad).

  • Salvador Marina Coll 8 junio, 2023

    Las peñas son, no sólo un lugar fundamental de reunión y celebracion del flamenco y sus artistas, sino que cumplen un función de divulgación del flamenco imprescindible con sesiones de estudio, audiciones y oferta de clases de cante y toque, como es el caso de otra peña histórica , la Peña Juan Breva de Málaga capital. Por cierto viva doña Teresa, la Cañeta de Málaga, oro puro.

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