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2022, el año en el que el flamenco se rompió

Rocío Márquez y Bronquio, Perrate, La Tremendita, Dani Llamas y La Plazuela. Las propuestas musicales más disruptivas creadas alrededor del flamenco y que muestran una tendencia cada vez más clara en el objetivo de ensanchar los límites del género hasta sobrepasarlos o difuminarlos.


Este artículo pretende ser un pequeño resumen de lo que ha significado el año respecto a las nuevas propuestas musicales, más fieles o disruptivas, creadas alrededor del flamenco, y que muestran una tendencia cada vez más clara en el objetivo de ensanchar los límites del género hasta, en muchos casos, sobrepasarlos o difuminarlos. No es un debate sobre qué es o no flamenco, sino más bien un muestrario de la influencia que este está teniendo cada vez más en la música de nuestro país, en uno de los años más prolíficos que nos hemos encontrado en mucho tiempo.

 

Afirmaba Dave Markey en su documental que 1991 fue el año en el que el punk estalló. Aquí hemos cometido la osadía de adueñarnos de una frase tan icónica para tratar de mostrar el estado actual del flamenco en cuanto a la búsqueda de nuevos sonidos se refiere. Algo que, obviamente, no es nuevo, pero que en este 2022, a partir de los rescoldos de El Mal Querer de Rosalía, ha terminado resurgiendo y golpeando todos los estratos de la escena musical. Desde el interés de las multinacionales discográficas (ahí están los ejemplos de Rocío Márquez con Bronquio, La Plazuela o los nuevos caminos de Israel Fernández y Mercé) o las nuevas generaciones que exploran múltiples caminos, hasta incluso la línea discursiva de una Bienal de Flamenco que parece que se ha situado en un camino de no retorno hacia los nuevos sonidos heterodoxos de un género, tan amplio e inabarcable, que no parecía necesitarlos.

 

Y en todo ese nuevo escenario nos encontramos con dos caminos bien diferenciados. El que se hace desde el exterior hacia dentro y el contrario. Hay quienes habitaban mundos alejados del flamenco y que, cada vez, por inercia colectiva o posicionamiento personal, se van acercando a las raíces (Dani Llamas, Le Parody, Rodrigo Cuevas, Rozalén o Carmen Xía podrían ser buenos ejemplos) y quienes parten de lo puro para ir abriendo puertas (Israel Fernández o Mercé). Pero también hay un tercero, ese que llega desde nuevas generaciones de músicos que cohabitan con muchos sonidos e influencias, incluidas las más jondas, y ya nacen con la fusión en su ADN (La Plazuela, Moneo, RomeroMartín, María José Llergo…), algo que no es nuevo y que ya definió el sonido de los Amador en Pata Negra, de Tomás de Perrate (que comenzó siendo batería de una banda de rock) o de Rosario la Tremendita, pero que cada vez surge de forma más natural.

 

El hecho es que, en este 2022, el mundo se ha dado cuenta de que el flamenco, aparte de un género musical tan relevante que nada, ni la mezcolanza más desacertada, podrá jamás hacer tambalear sus bases y esencia, es un sonido universal que no conoce límites y que (y esta es la gran relevancia de la situación que estamos viviendo y que ha demostrado con su carrera la omnipresente Rosalía) puede colarse entre lo más masivo de la industria musical, no ya nacional, sino mundial. Y ahí están las colaboraciones de la catalana con artistas como James Blake u Oneothrix Point Never sin perder el deje aflamencado de su sonido para demostrarlo.

 

 

 

 

Y de aquellos lodos han llegado estos barros que hemos condensado aquí en una lista de canciones, todas de 2022, de diversos artistas que han experimentado con lo flamenco para sacarlo de su espacio de confort. Así nos encontramos, entre muchos, con Mentira es, un nuevo adelanto del que será el próximo disco en 2023 del imprescindible Tomasito, centrado en palma y guitarra, pero tan personal como su universo. O el homenaje a su Pozoblanco natal de la brillante María José Llergo, que sigue avanzando inflexible en una carrera que la va a situar en el pedestal que merece, a medio camino entre la canción y lo jondo. Pedestal que ha dejado libre Rosalía en su nuevo disco, donde el flamenco ya no está tan presente, a pesar de esas bulerías actualizadas y el alegato final que homenajea implícitamente a Lole y Manuel.

 

Pero también se han atrevido a fusionar figuras actuales como José Mercé, que ha contado con la colaboración (entre otros) de la reina nacional del hip hop Mala Rodríguez, que le mete rabia al sonido del cantaor. O Israel Fernández (que este año se ha colado en el disco del urbanita Dellafuente y en el sorprendente nuevo trabajo de un Omar Montes que abandona lo latino para refugiarse en lo autóctono), dictando así que, sin dejar de ser nunca un cantaor aferrado a lo puro, su futuro no se ata a nada concreto. Y Rocío Márquez, que no contenta con firmar el disco más revolucionario desde ¿nos atrevemos a mencionar Omega?, se ha colado en el proyecto electrónico de Le Parody. Ejemplos que certifican que el cambio es ya estructural y que se aceptará o no, pero está aquí para quedarse.

 

 

«En 2022 el mundo se ha dado cuenta de que el flamenco, aparte de un género musical tan relevante que nada, ni la mezcolanza más desacertada, podrá jamás hacer tambalear sus bases y esencia, es un sonido universal que no conoce límites y que puede colarse entre lo más masivo de la industria musical nacional y mundial»

 

 

Pero aquí somos mucho del disco como obra cohesionada, y este año no son pocos los que nos han sorprendido. Ahí está el enésimo ejemplo de la sólida carrera de Jorge Pardo, tan sólido como siempre, el inesperado El Oripandó de Mercé, con producción de Antonio Orozco y las colaboraciones de artistas diversos como Pablo López, Mala Rodríguez, Tomasito o Dorantes, que finalmente resulta más estándar que atrevido, e incluso el inesperado giro de Omar Montes en sus Quejíos de un maleante o, sobre todo, estos cinco que hemos decidido destacar para resumir 2022:

 

 

 

 

Tercer Cielo – Rocío Márquez y Bronquio (Universal)

No entra fácil este disco ni te engancha de primeras por lo flamenco ni por lo electrónico. Es un hibrido “extraño”, que quizás abra un camino más partiendo de dos troncos, como un injerto electrónico en la raíz del flamenco o, quizás, justo lo contrario. No es una propuesta clara ni evidente, puede que resulte en conjunto más bien oscura y compleja, resultado probable de una elaboración casi artesanal, como esas capas de texturas que salen de los “duendes” electrónicos y que caen como golpes de martillo sobre el yunque claro de la voz de Rocío.

 

Brillan inicialmente los temas más reconocibles y festivos, donde el compás manda como los verdiales, la rumba, el garrotín, las bulerías, los tangos o incluso esos aguilandos ¿flamencos? de más allá de Almería. Pero es con las escuchas donde este trabajo gana profundidad y posible repercusión futura al entrar en las canciones más complejas. Ahí es donde toma valor la experimentación de sonidos y matices, aunque si algún tema destaca en punto intermedio esa es la soleá con entrada vía sampler del gran Manolo Caracol desde el más allá, para amalgamar en este tema su voz, la de Rocío, los recitados y esas capas de sonidos y ritmos que podrían ser el ejemplo de crisol que quiere proponer este valiente disco que, probablemente, quedará como referencia en el camino evolutivo del flamenco ¿experimental?

 

 

 

 

Tres golpes – Perrate (El Volcán Música-Lovemonk)

La mejor manera de mostrar que el flamenco no es un arte estático, que se mueve y evoluciona, es retroceder hasta los orígenes y comprobar como este no surge de la nada, que tiene sus propias referencias e influencias y que, inevitablemente, necesita seguir creciendo. Tomás de Perrate (aquí solo Perrate) es consciente de ello y, por eso, en Tres golpes conviven las seguiriyas con la jácara, las bulerías con las seguidillas mitológicas, la toná con el romance y unos fandangos colombianos, que se dibujan como metáfora de los cantes de ida y vuelta actualizados al presente, con la soleá de la Serneta. Y lo hace con la naturalidad de quien no tiene una única raíz, que parte de lo más ortodoxo, pero también ha crecido entre muchas más influencias musicales.

 

Tres golpes es un disco para escuchar sin prejuicios, para encontrarse con el pasado, presente y futuro del flamenco y que se puede disfrutar desde lo didáctico y lo emocional. Ver como se te eriza la piel con la toná de Jacinto Almadén y se te van las piernas al ritmo de la chacona. Un disco con siglos de vida.

 

 

 

 

Tremenda. Principio y origen – Rosario La Tremendita (Autoeditado – Achilisound/gutifunk)

Tremenda es un disco nacido con un pie en cada año, porque lo que hemos disfrutado este 2022 es la versión con guitarra, mucho menos experimental, de aquel Tremenda con el que Rosario se lanzó hace doce meses por el precipicio, una vez más sin red, a un abismo en el que caer de pie, como la Alicia de Lewis Carrol. Porque quien hace las cosas desde la sinceridad más absoluta no puede sino pisar siempre en firme. Y esta segunda parte nos muestra que la esencia, lo que ella llama Origen, es tan sólida que tiene varias vidas. Las que cada uno le quiera dar.

 

Y, para mostrarlo, se ha hecho acompañar de guitarristas que sienten el flamenco desde lo más puro hacia lo híbrido, pero sin tratar en ningún caso de dar la vuelta a los palos interpretados, como se hizo en el primer capítulo de esta obra bicéfala. Y Así, en su conjunto, Tremenda muestra lo que es Rosario, una artista maravillosamente bastarda, que no tiene barreras a la hora de ofrecerse como artista y que, aquí, ha ofrecido su mejor obra hasta la fecha.

 

 

 

 

A fuego – Dani Llamas (Wild Punk Records)

Como reza la promo de este disco en la cabecera de su propia página de Facebook: “Doce palos flamencos convertidos en canciones”. Y de eso se trata ni más ni menos: Mariana, Seguiriya, Sevillanas, Petenera, Liviana y Serrana, Toná y Bulerías, Tientos-Tangos, Soleá, Bambera, Taranto, Rondeña y Polo, casi ná. Y, por si quedan dudas, Dani lo deja claro en la dedicatoria del disco: «Al recuerdo de José Menese Scott, Antonio Cruz García, Pastora Pavón Cruz, Antonio Núñez Montoya, Ana Blanco Soto, Manuel de los Santos Pastor y otras voces inmortales». Y no son palabras vanas, se mete en jondura versionando clásicos como Ya no siento los golpes con reminiscencias a La Piriñaca y Tío José de Paula o el Romance de Juan García y Qué bien me suena tu nombre de Moreno Galván y José Menese. El resto, letras propias para la base de palos flamencos reinterpretados a las formas del rock y el power pop americanos. ¿Mezclar a Los Posies con José Menese? ¿Quién dice que no se puede? Si este camino ya lo comenzaron a andar Lagartija Nick o Los Planetas, ahora llega Dani para añadir aun a esa fórmula más sustancia flamenca.

 

Paradójico el viaje musical de ida y vuelta de este jerezano nacido en el flamenquísimo barrio de Santiago, que comenzó su trayectoria inspirado por la música anglosajona, para triunfar justo cuando recupera e incorpora las esencias y sonidos de sus orígenes vitales. Como él mismo dice: “Lo más revolucionario es Agujetas o Tío Borrico”. Y como el flamenco, si el disco es bueno, aún gana más en directo. No se lo pierdan.

 

 

 

 

Jamila – La Plazuela (Universal)

En una entrevista junto a otros artistas jóvenes actuales, La Plazuela citaban el disco Luna nueva de Remedios Amaya como ejemplo de fusión sin prejuicios del flamenco con la electrónica, creando un híbrido con personalidad propia que no pretende ser ni una ni otra cosa. Jamila es justo eso, pero también la constatación de la evolución de un dúo que, a pesar de casi estar comenzando (su álbum de debut no se publicará hasta 2023), hace que sus canciones de 2019 e incluso 2020 parezcan ya de un proyecto ajeno.

 

Y es que este EP es sorprendentemente valiente al actualizar (más correcto esto que versionar) dos clásicos inmortalizados por Federico García Lorca (La Tarara y El Café de Chinitas), homenajeando así a su Granada natal, y acompañarlos con la historia de Perico el de La Tomasa, que también lo encontramos cantado junto a Ángeles Toledano por bulerías para acordarnos de esas raíces flamencas, que en las 3 canciones del disco, que se crecen con la aportación de Chico Blanco y se sitúan en realidad más cerca de la Industrial Copera que del Sacromonte. Para una generación que crecerá mezclando en los altavoces del coche Camarón con La Zowi y Dellafuente con Morente.

 

 

Texto: Manolo Domínguez y Fede Calderón

 

 


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1 COMMENT
  • Jose vargas peña 13 diciembre, 2022

    Noo…el mejor cantaor flamenco…es jose valencia…pero no vende su flamenco…porque no es comercial….ojalá el flamenco hubiera seguido donde nunca tubo que haber salido…de las familias gitanas

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