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Juan Carlos Romero: el mejor regalo para el centenario del Gran Teatro Huelva

El guitarrista onubense presentó sus 'Arias impuras' junto a Pasión Vega y Eva Yerbabuena en el Gran Teatro de Huelva, que celebraba sus cien años de existencia. Un recital que nos acercó la grandeza que aporta nuestro arte flamenco al universo de la música. 


Que un recinto cultural cumpla un siglo de vida es digno de celebrar. El Gran Teatro de Huelva, Real Teatro en sus inicios, ha llegado a nuestros días con esa efeméride. Enclavado en pleno casco histórico, es referente absoluto del latido cultural de la ciudad. Por ello esta celebración tenía que conmemorarse por todo lo alto. Teníamos que entrar en el segundo siglo de su historia de una manera digna y de la mano de un artista que reuniera las cualidades del maestro de la guitarra Juan Carlos Romero Monís. Flamenco desde la raíz hasta las alas, y precisamente en esas alas para arraigar que todo artista debe tener nos ofrecía su espectáculo Arias Impuras, donde desde su mirada y sentir flamenco aborda las composiciones de Verdi, Händel, Bizet, Puccini, Bach, Schubert y Debussy.

 

Juan Carlos Romero pertenece a esa gama de flamencos inquietos. Intelectuales, diría yo. Se formó desde su Huelva natal, tomando clases de Miguel El Tomate, padre de Niño Miguel, y con la mirada puesta en ser profesional de la guitarra flamenca. Desde esa flamencura innata ha ido creciendo hasta convertirse en compositor de obras como las que nos presentó en Huelva y que forma parte de su último trabajo discográfico.

 

El maestro onubense, acompañado por la dirección de orquesta de Manuel Alejandro, la voz de Pasión Vega, el baile de Eva Yerbabuena y la percusión de Agustín Diassera, nos adentra en arias musicales del repertorio clásico desde una mirada andaluza. Desde una visión plenamente flamenca, desde su visión, porque difícilmente pueda haber otra con más verdad en su sentir.

 

 

¿A qué cante sonaba el Ave María en la guitarra de Juan Carlos y en la voz de Pasión? ¿Es verdad que La Donna É Mobile zapateada por Eva la Yerbabuena me transportó a la sal y la claridad de Cádiz y su cante por alegrías?»

 

 

Lejos de querer desgranar de la A a la Z el enorme espectáculo al que asistimos, digno de un centenario y de pisar los mejores escenarios universales de la música, me centraré en contarles que hay que tener una enorme sensibilidad para arrancar varios olés de un público que captaba el valor clásico de la música regados de códigos de luz y pasión que sólo pueden encontrarse en la cultura flamenca y andaluza. Me dejó sin palabras su interpretación de la Habanera de Bizet, de la ópera Carmen, así como Oh Mío Babbino Caro con la voz de Pasión Vega, quien como salida del cajón de la guitarra se convertía en esa Lauretta de la obra de Puccini.

 

Una a una se iba desgranando la obra de Juan Carlos Romero por las tablas del centenario teatro onubense. Una a una las emociones se hacían más palpables y uno a uno sabíamos que se podía alcanzar, aria a aria, mayor magnitud artística. Cuando menos lo esperábamos surgía un pellizco que te arañaba por dentro. ¿A qué cante sonaba el Ave María en la guitarra de Juan Carlos y en la voz de Pasión? ¿Es verdad que La Donna É Mobile zapateada por Eva la Yerbabuena me transportó a la sal y la claridad de Cádiz y su cante por Alegrías? ¿Y Agustín Diassera no fue en todo momento quien mantuvo la fragua a temperatura idónea para que de cada aria saliera una expresión más nuestra, más flamenca? Quizás todo esto que cuento son solo sensaciones. Mas son aquellas que percibí y aquellas que observas que el entorno también ha sido testigo de ellas. El broche de oro lo pusieron dos temas de su repertorio flamenco: Casa Bigotes (de su disco Azulejo) en honor a Manolo Sanlúcar, su eterno maestro, y la composición por fandangos que dedicara en su disco Romero a Paco Toronjo.

 

Desde esta tribuna agradezco a Juan Carlos Romero su infinito amor y constante estudio y aporte al flamenco en particular y a la música y la cultura en general. Disfrutar de estas composiciones que vienen a enriquecer y engrandecer la universalidad del arte es sencillamente impagable y nos hace mejores. Nos acerca la grandeza que aporta nuestro Arte Flamenco al Universo de la Música. 

 

Imagen superior: vídeo Juan Carlos Romero en el Gran Teatro de Huelva – Huelva TV

 


Huelva, 1974. Nací al Flamenco en una mesa de cabales de la Peña Flamenca de Huelva. Desde entonces, este Arte es mi oxígeno. Cuando me expreso, lo hago desde el corazón y mirando al paisanaje, como si cantara por Huelva.

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