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El abuelo y el mairenismo (2)

Manolillo, que sepas que te voy a corregir en todo lo que te equivoques, que eres muy joven para ser tan pedante.


– Abuelo, hoy voy a hablar yo más que tú, que tienes que controlar la medicación. Dices cosas sobre el maestro Mairena que me preocupa que vayas a su festival dentro de unos días y te encierren en alguna mazmorra de la Casa del Arte Flamenco o la Casa Palacio.

– Está bien, pero que sepas que te voy a corregir en todo lo que te equivoques, que eres muy joven para ser tan pedante.

– Abuelo, un día dijiste que Mairena fue quien más hizo por la soleares de Alcalá, y estoy de acuerdo. Pero que te llegaban más Juan Talega o Manolito el de María. Pero ninguno tuvo la dimensión de Antonio como cantaor, ¿no? Es decir, ninguno de los dos sobrinos de Joaquín el de la Paula tuvo la altura de don Antonio Cruz García.

– Lo dije y lo mantengo, Manolillo. Antonio Mairena hizo una gran labor por el cante de Alcalá y por Joaquín en particular, pero se murió sin cantar las soleares de esa tierra sin la enjundia y el sabor a pan caliente de Juan y Manolito. Y mucho menos se acercó siquiera a Enriquillo, el hijo de Joaquín. El mismo Mairena dijo que la pureza era “el sabor al paisaje”. Pues la pureza era Manolito y Juan, Enriquillo o el Chindo de Marchena. Mairena le injertó una fuerza a veces innecesaria a esas soleares, ¿me entiendes? Eso sí, les dio una importancia que ni Joaquín, que fue un cantaor de un nivel inferior.

 

«Antonio Mairena hizo una gran labor por el cante de Alcalá y por Joaquín en particular, pero se murió sin cantar las soleares de esa tierra sin la enjundia y el sabor a pan caliente de Juan Talega y Manolito el de María»

 

– ¿Qué sabes de la relación de Antonio con Joaquín?

– Según Hiniesta, la hija de Joaquín, no hubo mucha relación entre ambos. Me lo dijo una tarde en presencia del Maestro García Matos, el pianista, en la presentación de un libro de Mairena sobre la soleá de Alcalá. Lo trató algo, pero no hasta el punto de impregnarse de su cante, como él dio a entender. Antonio el Sevillano lo trató mucho más, y era de la edad de Antonio, de 1909. Y me dijo un día que nunca vio a Mairena con Joaquín, al menos mientras él lo trataba. Evidentemente, si Antonio dijo que lo trató personalmente, sería verdad. Por cierto, el Sevillano grabó la soleá de Joaquín el de la Paula antes que Antonio Mairena, en 1935:

 

Válgame Dios, serrana,
te voy a vendé yo en diez mil reales,
porque no alcanzaban mis fuerzas 
a pagá lo que tú vales.

 

La grabó en Odeón con el Niño Ricardo a la guitarra. Una joya, aunque dicen que ese no era el cante de Joaquín. Lo sería, cuando el Sevillano, que llegó a vivir con el cantaor gitano de Alcalá, la grabó poniendo en la galleta del disco que era de él. Pero como no era gitano no lo creyeron. Igual que cuando Caracol decía que el Planeta era su tatarabuelo, ¿entiendes?

– Siempre metes la puya al final, abuelo. Lo que sí es cierto es que hubo grandes cantaores, y cantaoras, que no hicieron bien el cante de Alcalá. Eso decía Mairena, abuelo, y lo que decía iba a misa.

– Sí, se refería a Torres y Tomás, por ejemplo. Lo que no hicieron estos dos genios fue calcar a Joaquín, porque tenían otras facultades. Digamos que interpretaron esa soleá con sus propias condiciones, que eran muy superiores a las del célebre comparsista alcalareño, que tenía una voz enfermiza. De hecho, Joaquín crea su soleá, un cante de calidad, porque estaba limitado de facultades. Por eso Juan y Manolito, sus sobrinos, eran muy buenos en ese estilo, porque eran también cantaores algo limitados.

– Hablas de su soleá y no de sus soleares, como si Joaquín solo hubiera creado una soleá.

– Según su hijo Enrique, creó solo una. Y si lo dijo el hijo, que cantaba, es que solo creó una. O es que solo vas a creer a Mairena… En Alcalá hubo otros cantaores que hicieron también soleares, como José Ordóñez, Juraco, la Roezna, que era la madre de Juan Barcelona, un hermano de Joaquín, Agustín Talega, padre de Juan Talega, y otros menos conocidos. Pero fue Joaquín el que logró concitar el interés sobre su soleá.

– ¿Juraco no era gachó, abuelo?

– Claro, por eso no entra entre los creadores de soleares de su pueblo. Fue el primer cantaor profesional de Alcalá y Silverio le tuvo siempre un respeto. Algo tendría que ver con el auge de las solares, ¿no? De hecho, Manolillo, una vieja letra me da la razón:

 

Ya vienen los panaeros
con el cante de Juraco
y los bollos alcalareños.

 

– Te la acabas de inventar, abuelo. Eres un fantástico.

– Se publicó en un periódico hace un siglo. Solo te crees a Mairena.

 

* Continuará

 

Ver aquí la primera entrega de El abuelo y el mairenismo

 

 


Arahal, Sevilla, 1958. Crítico de flamenco, periodista y escritor. 40 años de investigación flamenca en El Correo de Andalucía. Autor de biografías de la Niña de los Peines, Carbonerillo, Manuel Escacena, Tomás Pavón, Fernando el de Triana, Manuel Gerena, Canario de Álora...

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