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Un brindis por el flamenco

La Cata Flamenca de Montilla, Córdoba, congregó a setecientos aficionados en torno al vino y al arte jondo. Actuaron Mayte Martín, Rancapino Chico, Laura Vital, Jorge Pardo…

Mayte Martín. 45ª Cata Flamenca de Montilla. Centro de Interpretación Envidarte, Montilla (Córdoba). 31 agosto 2019. Foto: Ayuntamiento de Montilla

De dónde vienes, chiquillo, que son las siete y media de la mañana. Vengo de Montilla. De la campiña cordobesa, digo. La ciudad del Gran Capitán, don Gonzalo Fernández de Córdoba. Como preámbulo de la Fiesta de la Vendimia, y en honor al bendito vino de la tierra, el famoso Montilla-Moriles, todos los años se celebra un prestigioso festival de arte jondo. La Cata Flamenca, que allí al catavinos le llaman cata, sabes. El festival comienza siempre con un brindis de todos los artistas. Por eso.

Este año estaba dedicada a la gran bailaora cordobesa Blanca del Rey, que durante años sembró de mantones por soleá las tablas del Corral de la Morería en Madrid. Sabes qué, hay un cuadro de ella bailando en el ayuntamiento de Núremberg. Lo pintó una montillana, María José Ruiz. Es el cartel del festival para este año, y menudo cartel.

Imposible dar aquí cuenta de lo que cantaron y no cantaron, de lo que se bailó o se dejó de bailar. Más de siete horas, madre, que esto de los festivales flamencos parece una competición de a-ver-quién-lo-tiene-más-largo. Que sí, que fue una noche con sus momentitos para la historia, pero que no hace falta llegar a maitines para ser buen cristiano. Seis cantaores y cantaoras. Una bailaora. Y en medio, Jorge Pardo con su saxo y su flauta travesera, que dime tú que pinta él en un festival de cante, por mucho que me guste a mí Jorge Pardo.

 

«No se puede cantar más dulce por alegrías de Cádiz. Las palmas sordas de Rubichi y Cantarote impregnan el aire de sal marina, mientras Antonio Higuero le saca finas lonchas de jamón ibérico a su guitarra»

 

No pudo comenzar más dulce la velada. La guitarra de Antonio Carrión mostró el camino a las bailaoras Patricia Baena y Raquel Ramírez, que templaron con sus abanicos el cálido aire de Montilla. Su paisano Antonio Mejías, que anunció un descanso de un par de años, eligió la guajira de Cayetano Muriel para entrar de la mano en la casa del cante. Mostró al mundo la grandeza de la soleá de Córdoba, ese cante que surca el Guadalquivir río arriba, desde el puente de Triana al de San Rafael. A Antonio le gusta anunciar los estilos que va a interpretar, ahora la minera, y luego la cartagenera grande. Le vino un poco grande la seguiriya, al rematar, sin fuelle para el macho, dos estupendas series de Manuel Molina y del Marrurro. Que don Juan Junquera no se lo tenga en cuenta.

Expectación. Es el turno de Alonso Núñez Rancapino Chico. Preciosas las soleares del Mellizo. Se metió al público en el bolsillo desde primera hora. Yo sé que he cantado aquí antes, pero tengo muy mala memoria, y no recuerdo cuándo. Lo sé porque tengo en casa una copa igual que la que me han dado esta noche. No se puede cantar más dulce por alegrías de Cádiz. Las palmas sordas de Rubichi y Cantarote impregnan el aire de sal marina, mientras Antonio Higuero le saca finas lonchas de jamón ibérico a su guitarra. No arriesgó mucho Alonso, que se reservó para el homenaje a Paco del Gastor en Torremolinos, donde debía actuar horas después. Es lo que tienen los dobletes.

La sanluqueña Laura Vital vino acompañada de Eduardo Rebollar, la mano derecha del mundo de la guitarra. Son pareja de hecho, artísticamente hablando, y se acoplan maravillosamente. Laura tiene una voz bonita, afinada y muy flamenca. Cantó por tangos de Pastora Pavón y de Triana con mucho gusto. Le levantó un monumento a la malagueña de la Trini y a los cantes de Juan Breva. Mas cuando mostró de verdad su maestría fue cuando, hilo y aguja en mano, nos bordó sobre su regazo un mantón de Manila llenito de cantiñas y de rosas.

A Mayte Martín me la dejo para el final. Y a Duquende, para otro día.

 

«Mayte Martín se transfiguró en la Niña de los Peines. Como te lo estoy diciendo. Subió a los cielos y le arrebató su voz de estaño fundido para regalarnos cuarenta minutos de gloria. Entre seguiriya y seguiriya hubo quien lloró seis veces»

 

Ahora un descansito de media hora, como si fuéramos bien de tiempo. Espacio para el baile. María Dolores Pérez González Lola Pérez se planta en mitad del escenario con toda su compañía. Vestida de hombre, completamente de rojo. Martinetes, tonás y seguiriyas. Bastón en mano, también rojo. De porte serio y elegante, realizó con su mantón un bonito homenaje a Clara del Rey. Muy aplaudida. Como lo fue la actuación de Jorge Pardo, artista madrileño de talla mundial. Hace lo que quiere con un saxofón y una flauta travesera. Hasta sonar flamenco por bulerías.

Alfredo Tejada, malagueño de nacimiento, y granadino de adopción, demostró estar en un momento formidable de su carrera. Realizó un recorrido por cantiñas, que trajo modeladas con barro de su propio torno. Él está orgulloso de sus facultades, y hace uso de ellas. Pero donde esconde el oro molido es en sus bajos. Las soleares apolás que se arrancó de su garganta fueron de lo mejor de la noche. Y remató su actuación con un par de fandangos de Antonio el Jaraqueño, que apenas se oyen hoy en día, y unos maravillosos valientes de Paco Toronjo.

Dime por qué me has dejado a Mayte Martín para el final. Porque el vino bueno se sirve a lo último, como en las bodas de Caná. Se sorprendió Mayte del silencio y del respeto de los setecientos respetables. Se traen de casa las tortillas y los filetes empanados, y no se oye ni una mosca durante el cante. Son cuarenta y cinco años de saber escuchar, madre, impresionante, todo lo que te diga es poco. Y creo que por eso Mayte quiso devolver esa gracia. Se transfiguró en la Niña de los Peines. Como te lo estoy diciendo. Subió a los cielos y le arrebató su voz de estaño fundido para regalarnos cuarenta minutos de gloria. Los tangos de ella, y los de Manuel Torre. Entre seguiriya y seguiriya hubo quien lloró seis veces. Y esa guajira de Juanito Valderrama y su mulata, la llevo tarareando desde que salí de Montilla. Yo ya ni me acuesto, fíjate lo que te digo.

Fotos: Ayuntamiento de Montilla

 

FICHA ARTÍSTICA

Espectáculo: 45 Cata Flamenca de Montilla 2019, dedicada a Blanca del Rey
Lugar y fecha: Centro de Interpretación Envidarte, Montilla, Córdoba. 31/8/2019

Al cante: Antonio Mejías, Rancapino Chico, Laura Vital, Mayte Martín, Alfredo Tejada y Duquende.
Al baile: Lola Pérez y su grupo. Patricia Baena y Raquel Ramírez
Al toque: Antonio Carrión, Antonio Higuero, Eduardo Rebollar, Alejandro Hurtado y José Fernández
Artista invitado: Jorge Pardo y su grupo
Palmas: Diego Montoya, José RubichiÁlvaro SarabiaEdu HidalgoMariano CortésGilberto de la Luz
Presentador: Antonio Varo

 

Laura Vital. 45ª Cata Flamenca de Montilla. Centro de Interpretación Envidarte, Montilla (Córdoba). 31 agosto 2019. Foto: Ayuntamiento de Montilla

Laura Vital. 45ª Cata Flamenca de Montilla. Centro de Interpretación Envidarte, Montilla (Córdoba). 31 agosto 2019. Foto: Ayuntamiento de Montilla

 

Rancapino Chico. 45ª Cata Flamenca de Montilla. Centro de Interpretación Envidarte, Montilla (Córdoba). 31 agosto 2019. Foto: Ayuntamiento de Montilla

Rancapino Chico. 45ª Cata Flamenca de Montilla. Centro de Interpretación Envidarte, Montilla (Córdoba). 31 agosto 2019. Foto: Ayuntamiento de Montilla

 


Filólogo madrileño. Media vida en Sevilla. Centinela de las palabras. Lo jondo le acelera peligrosamente el corazón.

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