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Potaje de Utrera nº 65: distinto, pero sabroso

Crónica del Potaje Gitano de Utrera 2021, con las actuaciones de Rancapino Chico, Manuel de Angustias, María Terremoto, Pastora Galván y el homenaje a El Pele. Está servida la nueva normalidad de lo jondo.


Llegas para el Potaje Gitano de Utrera, y sientes el hormigueo psíquico. Cada año, pasas por aquel portón del Colegio Salesiano y entras en jondilandia. En tu mente te dan la bienvenida las caras, sin mascarilla, claro, de los grandes artistas de esta tierra santa…la reina Fernanda, su Bernarda, Perrate, Gaspar y tantos otros… Los cantaores de Utrera que te hieren con dulzura, que es el dolor más terrible.

Los sociólogos dirían que el Potaje es un “ritual”. La palabra suena a cantes ejecutados en piloto automático, sin emoción. ¿Habrá descripción menos acertada de lo que nos entregan los buenos cantaores, o cualquier artista de este flamenco que nos tiene enganchados?

El año pasado, aquel nefasto 2020 que ahora queremos olvidar, este venerable evento no pudo celebrarse, nos lo quitó el coco. El mismo que anoche se movía medio escondido entre sombras, ante la abundancia de arte despachado por los intérpretes reunidos con tan buen criterio por la Hermandad de los Gitanos de Utrera.

 

«Rancapino Chico se lanzó en busca de la oscuridad por soleá, cante insigne de esta ciudad, pero con personalidad propia. Por tientos, como manda el Dios del flamenco»

 

Porque ha sido un cartel eficaz y bien equilibrado. Para abrir, a las nueve y pocos minutos, todavía con luz de día, Alonso Rancapino, “Ranca chico”, con Manuel Jero a la guitarra, se lanzó en busca de la oscuridad por soleá, cante insigne de esta ciudad, pero con personalidad propia. Por tientos, como manda el Dios del flamenco, sin posterior agresión por tangos, acaracolao por siguiriyas, luego fandangos naturales por turnos con el Caracolillo de Cádiz, y una ráfaga de contemporaneidad por bulerías. Ochocientas personas, el aforo permitido, en pie.

 

Rancapino Chico. LXV Potaje Gitano de Utrera. Foto: Estela Zatania

 

No todos los grandes crean escuela. Hay cantaores maireneros, marcheneros o camaroneros, entre otros. Miembro vitalicio de este cohorte es Miguel Vargas Bambino, cuyos conceptos siguen vigentes 22 años después de su desaparición, y el cantante utrerano Manuel de Angustias es destacado miembro del club. Con el acompañamiento de Rubén Levaniegos, Manuel hizo gala de aquellas formas que en su día volvieron loco a medio país, terminando con Payaso y Corazón loco.

María Terremoto. Todo el mundo quiere ver y escuchar a la joven heredera del duende de los Terremoto. Cuando canta, casi ves a los dos Fernandos, padre y abuelo, susurrándole al oído, dando consejos y animando a la que rápidamente se está convirtiendo en figura del cante. Con Nono Jero a la guitarra, nos entregó Jerez a bocajarro con su soleá por bulería con perfume de bodega. La misma ráfaga de energía la acompañó por siguiriyas jerezanísimas, y unos tangos clásicos de Cádiz, extremeños, de Pastora o de Camarón. La gran ovación del público en pie, provocó un bis por fandangos.

 

«Un fin de fiesta por bulería con un grupo numeroso de jóvenes jerezanos puso final al LXV Potaje Gitano de Utrera, y está servida la nueva normalidad de lo jondo»

 

¡Y ese Pele, por favor! Posee un curioso metal de voz, que te cuesta entrar a la primera en su mundo surrealista. Hace gala del cante clásico pero vaya, luego sorprende con detalles originales que te atrapan, y al final te conviertes en incondicional. Fue el objeto del tradicional homenaje, no tenía por qué cometer genialidades anoche, pero ofreció algunos de los momentos más emocionantes de la noche.

 

María Terremoto. LXV Potaje Gitano de Utrera. Foto: Estela Zatania

 

En el apartado de baile, tuvimos a Pastora Galván, otra intrépida: los grandes artistas se arriesgan. Al ser presentada, su actuación empezó directamente en la puerta del camerino con el cante de David el Galli y Miguel Lavi, la guitarra de Paco Iglesias y palmas, una minifiesta ambulante camino del escenario. Pastora vende su concepto del baile en forma de caricatura trianera folklórica agitanada. Juan Amaya El Pelón ofreció un curioso baile, desigual pero honesto, y después, Pastora bailó por soleá, siguiendo la misma pauta de la presentación.

Un fin de fiesta por bulería con un grupo numeroso de jóvenes jerezanos puso final al LXV (son 65 ediciones) Potaje Gitano de Utrera, y está servida la nueva normalidad de lo jondo.

 

Manuel de Angustias. LXV Potaje Gitano de Utrera. Foto: Estela Zatania

 

Pastora Galván. LXV Potaje Gitano de Utrera. Foto: Estela Zatania

 


Jerezana de adopción. Cantaora, guitarrista, bailaora y escritora. Flamenca por los cuatro costados. Sus artículos han sido publicados en numerosas revistas especializadas y es conferenciante bilingüe en Europa, Estados Unidos y Canadá.

2 COMMENTS
  • Julio de los Reyes 28 junio, 2021

    Excelente reseña del Potaje…Da gusto leer artículos así, donde se nota el conocimiento y la
    sensibilidad de quien lo escribe.

    Muchas gracias.
    J. de los Reyes

  • Rafael Alfaro 28 junio, 2021

    Noche grande de cante. Maria terremoto fabulosa. Rancapino te pellizca con su metal y forma de hacer su cante. El cuadro de Jerez.. te llevaba al mismo Jerez ..con ese compas y ese ritmo unico. y como no podia ser menos.. El Pele.. ya no pudo cantar mejor y mas bonito. que dominio del compas y de musica .. Impresionante
    . El Pele.. fue apoteosico. pero una alegria inmensa fue poder vernos de nuevo en el potage gitano de Utrera. Un placer. Te aprecio mucho amiga Estela. Un beso

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