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MANUELA CARPIO

Siendo niña me impresionó la energía que brotaba de las fiestas que pude vivir en los patios de vecinos de mi barrio de La Plazuela. Entre macetas de geranio y gitanillas, entre el olor al jazmín y con el cielo como techo, participaba sin darme cuenta en el ritual más preciado por los gitanos de Jerez: la fiesta. Por mi sangre recorren genes de los Moneo, los Carpio… dos sagas de peso de San Miguel. Mientras todo aquel acontecimiento se celebraba, me dejaba llevar por el compás, el baile de los viejos del momento y tenía claro que yo también quería bailar así. “Quiero ser bailaora”, me propuse. A medida que iba creciendo en lo personal y, poco a poco, en lo profesional, entendí que todas aquellas personas de mi infancia me aportaron sensaciones tan potentes que marcaron mi baile para siempre. Ahora, que encaro la vida con otra mirada pero con la misma esencia, valoro a todos y cada uno de esos artistas y aficionados que desde su originalidad me siguen removiendo los sentimientos. Por ello quiero expresar en este espectáculo la diversidad de estilos y formas que emanan del baile auténtico de las distintas generaciones que siguen formando parte del panorama actual. Queremos subir al mismo escenario a nombres aplaudidos y reclamados en el mundo entero, cada uno con su manera pero con un denominador común como bandera: la verdad del alma. Maestros como Antonio Canales y La Farruca, dos colosos de la gitanería sevillana; mi amigo y compañero de siempre Joaquín Grilo, cuyos pies no tienen rival; Gema Moneo, a la que tuve cerquita de mí desde que ella apenas andaba, y Pepe Torres, un ser de luz negra en las tablas. Y la fiesta, la juerga, esa lluvia de compás, arte y espontaneidad que resulta imprevisible. Más si cabe cuando confluyen los códigos de seres tan particulares, con tantas historias a sus espaldas y con esa gracia que nace en las venas. Enrique Pantoja, Diego de la Margara, El Torbombo, y mi Israel de Juanillorro, que nos traerá a la memoria a su hermano, ese que nunca faltaba en nuestras fiestas y que se cantaba y se bailaba con una genialidad única. Por ti, mi Juanillorro, sigo derramando mis inquietudes en ‘La fuente de mi inspiración’ para mantener las ganas de seguir bailando.

    T03-CAP12
  • 15m
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